Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal
Si el lugar común, parafraseando a George H. W. Bush, dice que en 2012 se realizará “la madre de todas las elecciones”, la de Michoacán este domingo podría calificarse como “la hija de la madre de todas las elecciones”, porque en esa tierra el presidente Felipe Calderón se juega su presente y posiblemente su futuro.
Se puede argumentar que el Presidente no deseaba colocarse en esta situación, pero la tozudez de su hermana Luisa María lo colocó en la posición de modificar sus estrategias electorales y abrir prematuramente la sucesión presidencial. Calderón le insistió a su hermana lo inconveniente de buscar la gubernatura, pero la ex senadora, que tiene una vida política propia, se empecinó, y con ello cambió la ruta hacia 2012.
En Michoacán el presidente Calderón se juega su prestigio como operador político, aunque formalmente no interviene. Esto se traduce en algo tan simple como definitorio: que logre imponer al PAN a Ernesto Cordero como su candidato presidencial, y que al hacerlo, el mensaje al elector y a quienes aportan dinero a las campañas, es que no importa quién sea el abanderado, estará detrás él para llevarlo a Los Pinos. Sus escenarios se pueden sintetizar en dos:
1.- Si pierde Luisa María Calderón el impacto será devastador para el Presidente, y podría alegarse que quizás no se recupere en 2012. Se vería como derrota anticipada de su estrategia en la sucesión y aumentaría la percepción del ocaso del calderonismo, frente a la aplanadora que envió a Michoacán: una campaña blindada por el Ejército y la Policía Federal, de la mano de la Secretaría de Hacienda que secó las arcas presupuestales del gobernador Leonel Godoy; del gabinete de desarrollo social que bombardeó con spots y acciones al pueblo michoacano; y por los delegados federales que trabajaron con líderes sociales para sumar votos independientes a su favor.
La derrota enviaría el mensaje que si Calderón en su tierra, con su hermana de candidata, con los apoyos del gobierno, y con los recursos de una Presidencia cuyo diseño continúa desde los tiempos del PRI dependiendo del talante -autoritario o democrático- del jefe del Ejecutivo, no es capaz de ganar en Michoacán, ¿cómo cree podría ganar en 2012?
El impacto, también se puede alegar, no solamente repercutiría en él, sino en su intención de imponer a Cordero como su sucesor, al abrir la posibilidad que los militantes del PAN, que no quieren tener una fórmula perdedora en la elección presidencial, se rebelen a su jefe político -la cultura del PAN, por cierto, es proclive a ese tipo de situaciones-, y decidan que quien los represente sea Josefina Vázquez Mota o incluso Santiago Creel.
2.- Si gana, todos esos negativos se tornarán positivos. Pero lo más importante que podría obtener de una victoria es la incondicionalidad en la elección interna en el PAN a favor de quien se percibe como su candidato, y fortalecería la recaudación de fondos para la campaña, al mostrar que Cordero, pese a ir por debajo de sus adversarios en las encuestas a población abierta, no es un candidato perdedor porque el Presidente está atrás de él, y si ganó Michoacán, donde su hermana remontó desde un lejano tercer lugar a la victoria, lo mismo puede hacer con su candidato.
Es decir, Felipe Calderón reeditaría su experiencia de 2006 en Cordero, y Michoacán demostraría que ese toque que le dio la voltereta en la última elección presidencial, no lo ha perdido.
Si el lugar común, parafraseando a George H. W. Bush, dice que en 2012 se realizará “la madre de todas las elecciones”, la de Michoacán este domingo podría calificarse como “la hija de la madre de todas las elecciones”, porque en esa tierra el presidente Felipe Calderón se juega su presente y posiblemente su futuro.
Se puede argumentar que el Presidente no deseaba colocarse en esta situación, pero la tozudez de su hermana Luisa María lo colocó en la posición de modificar sus estrategias electorales y abrir prematuramente la sucesión presidencial. Calderón le insistió a su hermana lo inconveniente de buscar la gubernatura, pero la ex senadora, que tiene una vida política propia, se empecinó, y con ello cambió la ruta hacia 2012.
En Michoacán el presidente Calderón se juega su prestigio como operador político, aunque formalmente no interviene. Esto se traduce en algo tan simple como definitorio: que logre imponer al PAN a Ernesto Cordero como su candidato presidencial, y que al hacerlo, el mensaje al elector y a quienes aportan dinero a las campañas, es que no importa quién sea el abanderado, estará detrás él para llevarlo a Los Pinos. Sus escenarios se pueden sintetizar en dos:
1.- Si pierde Luisa María Calderón el impacto será devastador para el Presidente, y podría alegarse que quizás no se recupere en 2012. Se vería como derrota anticipada de su estrategia en la sucesión y aumentaría la percepción del ocaso del calderonismo, frente a la aplanadora que envió a Michoacán: una campaña blindada por el Ejército y la Policía Federal, de la mano de la Secretaría de Hacienda que secó las arcas presupuestales del gobernador Leonel Godoy; del gabinete de desarrollo social que bombardeó con spots y acciones al pueblo michoacano; y por los delegados federales que trabajaron con líderes sociales para sumar votos independientes a su favor.
La derrota enviaría el mensaje que si Calderón en su tierra, con su hermana de candidata, con los apoyos del gobierno, y con los recursos de una Presidencia cuyo diseño continúa desde los tiempos del PRI dependiendo del talante -autoritario o democrático- del jefe del Ejecutivo, no es capaz de ganar en Michoacán, ¿cómo cree podría ganar en 2012?
El impacto, también se puede alegar, no solamente repercutiría en él, sino en su intención de imponer a Cordero como su sucesor, al abrir la posibilidad que los militantes del PAN, que no quieren tener una fórmula perdedora en la elección presidencial, se rebelen a su jefe político -la cultura del PAN, por cierto, es proclive a ese tipo de situaciones-, y decidan que quien los represente sea Josefina Vázquez Mota o incluso Santiago Creel.
2.- Si gana, todos esos negativos se tornarán positivos. Pero lo más importante que podría obtener de una victoria es la incondicionalidad en la elección interna en el PAN a favor de quien se percibe como su candidato, y fortalecería la recaudación de fondos para la campaña, al mostrar que Cordero, pese a ir por debajo de sus adversarios en las encuestas a población abierta, no es un candidato perdedor porque el Presidente está atrás de él, y si ganó Michoacán, donde su hermana remontó desde un lejano tercer lugar a la victoria, lo mismo puede hacer con su candidato.
Es decir, Felipe Calderón reeditaría su experiencia de 2006 en Cordero, y Michoacán demostraría que ese toque que le dio la voltereta en la última elección presidencial, no lo ha perdido.
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