La muerte del secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, en un accidente de helicóptero ha abierto el camino para el más reciente capítulo de una larga historia de teorías de la conspiración de narcotráfico en México, de las que InSight Crime’s, organización cuyo objetivo es aumentar el nivel de investigación, análisis e investigación sobre el crimen organizado en América Latina y el Caribe, realizó un Top 10 –en retrospectiva–, mismo que reproducimos con la autorización de los editores de la firma, con sede en la Fundación Ideas para la Paz en Colombia y en la American University en Washington, DC
Sinembargo
10. Humanos ahumados en barbacoa: Hay muchas historias acerca de las maneras en que las bandas mexicanas de las drogas disponen de sus víctimas. Algunas, como decapitaciones y disoluciones de ácido, se han corroborado. Pero otras son leyendas o, en el mejor de los casos, no existen testimonios que demuestren su realidad. Éstas van desde alimentar a tiburones, leones o cocodrilos con gente, para sacrificarles en rituales satánicos. Entre las historias más creativas (algunas de ellas reseñadas en el reciente libro de Ioan Grillo, El Narco) esta una de Ramón Arellano Félix, líder del Cártel de Tijuana, quien presuntamente arrojó a sus víctimas al fuego para, luego, utilizar esos cuerpos carbonizados, para cocinar filetes para él y sus secuaces.
9. La muerte de un Secretario (Parte II): Ramón Martín Huerta, asesor de seguridad del presidente Vicente Fox, murió en un accidente de helicóptero en 2005 (Parte I). El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, también murió en un accidente de aviación en 2008. Su muerte levantó sospechas por dos razones: 1) El secretario estaba de viaje con el asesor de Seguridad de la Presidencia de la República, José Luis Vasconcelos; 2) Su avión se estrelló en una céntrica zona de la Ciudad de México en 2008, a un kilómetro de la casa presidencial de Los Pinos. El 4 de noviembre de 2011, pocos días antes de su propio accidente aéreo (Parte III), otro secretario de Gobernación de Felipe Calderón, José Francisco Blake Mora, escribió en su cuenta de Twitter: “Hoy recordamos a Juan Camilo Mouriño tres años después de su muerte, un ser humano que trabajó para la construcción de un México mejor”.
8. La muerte de “El Señor de los Cielos”: Los narcos mayores nunca mueren realmente. Los casos más recientes son Ignacio Coronel, alias “Nacho”, del cártel de Sinaloa, y Nazario Moreno González, alias “El Chayo”, de La Familia Michoacana, ambos presuntamente asesinado por los militares mexicanos el año pasado, pero que, según informes, ambos viven ahora alejados de sus actividades criminales y con lujos. Sin embargo, en la tradición del narcotráfico, algunas muertes son más un misterio, como la de Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de los Cielos”, el todopoderoso jefe del cártel de Juárez. Para muchos, él está vivo, después de un arreglo hecho con el gobierno. Y si usted piensa que está muerto, entonces también tiene otro debate en sus manos. Él no murió en una clínica de la Ciudad de México al someterse a una cirugía plástica, dice una teoría, sino que fue asesinado por el gobierno que más tarde se fabricó la historia. Otros dicen que sus guardaespaldas lo asfixiaron con una almohada. Por supuesto, en el camino de esas versiones está la propia muerte de sus cirujanos plásticos, cuyos cuerpos fueron encontrados cortados en trozos y parcialmente recubiertos de cemento.
7. El complot para matar a Colosio: En 1994, después de recibir el visto bueno (o el “dedazo”, como se le llamaba) a la Presidencia de la República por el entonces partido gobernante, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio fue asesinado por tres impactos de bala a quemarropa en un acto político en un barrio pobre de Tijuana. El hombre que fue capturado en la escena del crimen, Mario Aburto Martínez, dijo que actuó solo. Hasta ahora muy pocos en México lo creen, pese a que Aburto fue condenado a 42 años de prisión por el delito.
6. Asesinato de un cardenal: En 1993, hombres armados, al parecer confundieron al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo con un rival de Joaquín “El Chapo” Guzmán; el sacerdote fue asesinado en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco. Tres investigaciones federales y una muy exhaustiva presentada en el libro “Asesinato de un Cardenal”, escrito por un ex Fiscal General en México, dice que fue realmente un error de los traficantes que buscaban venganza. Sin embargo, para muchos mexicanos sigue latente una pregunta: ¿cómo los hombres armados, a quemarropa, pudieron confundir al cardenal regordete, con gafas y ropa de clérigo, con el conocido “Chapo”? Eso no ha quedado claro. El motivo, dicen algunos teóricos, es que la Organización Arellano Félix, también conocida como el Cártel de Tijuana, fue sumamente criticada por el sacerdote y por ello se ordenó que “saliera” de la vista del público.
5. Top Cop=inicio de una banda de secuestradores: Desde Río de Janeiro a Ciudad Juárez, la policía ha formado el núcleo de muchos grupos delictivos, por lo que no fue una sorpresa que el nombre de colaboradores del principal policía de México, Genaro García Luna, se mezclara en un secuestro. La banda, conocida como “La Flor”, presuntamente era integrada por policías y el ex policías, y tenían objetivos de alto riesgo, con víctimas de alto perfil, así como controles en el país con jefes de tráfico de drogas o de los corredores de ese tráfico, incluido el aeropuerto de la Ciudad de México. Pero los funcionarios ni siquiera reconocen que ese grupo existe. Teóricos de la conspiración dicen que es, precisamente, porque García Luna, quien actualmente es el secretario de Seguridad Pública, ocupa la parte superior de esa organización.
4. La división de las plazas: Después de la detención de Miguel Ángel Félix Gallardo, en 1989, el Cártel de Guadalajara, primero en México en denominarse “cártel”, se terminó. El caos seguiría a menos que alguien con la estatura Félix Gallardo entrara y estuviera dispuesto a una tregua. Por lo esto, supuestamente, se organizó una reunión en Acapulco (¿o era Guadalajara?) en la que participaron los narcos de más alto nivel en México –los hermanos Arellano Félix, Joaquín Guzmán, Juan José Esparragoza Moreno, etcétera– para dividir las plazas. Según esta teoría, si cada niño tenía un juguete, todos serían felices. Pero sabemos lo que pasa con los juguetes y los niños cuando los padres se dan la espalda.
3. Disposición del PRI: Muchos intentan explicar la violencia actual en México, citando la ruptura del control desde arriba hacia abajo, ejercida durante el reinado de 70 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Según esta teoría, ese instituto político se organizó con los jefes del narcotráfico para mantener baja la violencia y altas las ganancias a costa de los “pinches gringos” que consumen drogas. Y si bien hay un montón de evidencias que apunta a altos niveles de colusión (el del hermano de ex presidente Carlos Salinas de Gortari, Raúl , es el ejemplo más destacado), la realidad de la creación de una política general para mantener a raya las peleas entre grupos del narco parece poco realista. Sin embargo, la teoría es tan fuerte que algunos apoyan el regreso del PRI al poder en las elecciones presidenciales del próximo año, pues consideran que ellos pueden revivir esta ficticia “Pax-Narco-Mexicana”.
2. PAN. Partido a favor del cártel de Sinaloa: Desde que Joaquín Guzmán escapó de prisión en 2001, la teoría de la conspiración que prevalece en México es que el Partido Acción Nacional (PAN) está a favor de Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa. La conspiración se inicia con la propia huida: Guzmán, como se ha informado con frecuencia en los medios de comunicación y en libros sobre este hombre, ¿escapó en un cesto de ropa o simplemente salió por la puerta principal con el permiso del gobierno? En estos días, la atención se ha desplazado más al número de arrestos. El gobierno del PAN, que ha ocupado la Presidencia desde 2000, encarcela a mucho menos miembros del cártel de Sinaloa. Este análisis ha llegado a grandes alturas e incluso llevó al presidente Calderón a negarlo, lo que tuvo un efecto perverso al reforzar esa teoría de conspiración.
1. La DEA es el cártel de las drogas más grande del mundo: La Drug Enforcement Administration (DEA) nunca ha sido popular en la región, por lo que no es sorprendente que sea el centro de numerosas teorías de conspiración respecto a su propia participación en el tráfico de drogas. Esta animadversión de México se remonta a la década de 1980 y principios de 1990, cuando agentes de la DEA organizaron el secuestro y la entrega extraordinaria de Humberto Alvarez Machain, como parte de sus esfuerzos para procesar a los implicados en 1985 del secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena. (Alvarez fue absuelto más tarde.) Actualmente se han fomentado nuevas teorías de la conspiración en torno a Jesús Vicente Zambada, quien se enfrenta a juicio en Chicago por tráfico de drogas. Vicente es el hijo de Ismael Zambada, el jefe del poderoso cártel de Sinaloa, y dijo al tribunal que el gobierno de Estados Unidos permite que el cártel de Sinaloa opera sin problemas el tráfico de drogas en EU a cambio de información sobre otras grandes organizaciones del narco en México. Las teorías a veces van más allá de la participación de la DEA e incluyen la idea de que la economía estadounidense (incluyendo a los contratistas privados de seguridad) depende del tráfico de drogas.
Sinembargo
10. Humanos ahumados en barbacoa: Hay muchas historias acerca de las maneras en que las bandas mexicanas de las drogas disponen de sus víctimas. Algunas, como decapitaciones y disoluciones de ácido, se han corroborado. Pero otras son leyendas o, en el mejor de los casos, no existen testimonios que demuestren su realidad. Éstas van desde alimentar a tiburones, leones o cocodrilos con gente, para sacrificarles en rituales satánicos. Entre las historias más creativas (algunas de ellas reseñadas en el reciente libro de Ioan Grillo, El Narco) esta una de Ramón Arellano Félix, líder del Cártel de Tijuana, quien presuntamente arrojó a sus víctimas al fuego para, luego, utilizar esos cuerpos carbonizados, para cocinar filetes para él y sus secuaces.
9. La muerte de un Secretario (Parte II): Ramón Martín Huerta, asesor de seguridad del presidente Vicente Fox, murió en un accidente de helicóptero en 2005 (Parte I). El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, también murió en un accidente de aviación en 2008. Su muerte levantó sospechas por dos razones: 1) El secretario estaba de viaje con el asesor de Seguridad de la Presidencia de la República, José Luis Vasconcelos; 2) Su avión se estrelló en una céntrica zona de la Ciudad de México en 2008, a un kilómetro de la casa presidencial de Los Pinos. El 4 de noviembre de 2011, pocos días antes de su propio accidente aéreo (Parte III), otro secretario de Gobernación de Felipe Calderón, José Francisco Blake Mora, escribió en su cuenta de Twitter: “Hoy recordamos a Juan Camilo Mouriño tres años después de su muerte, un ser humano que trabajó para la construcción de un México mejor”.
8. La muerte de “El Señor de los Cielos”: Los narcos mayores nunca mueren realmente. Los casos más recientes son Ignacio Coronel, alias “Nacho”, del cártel de Sinaloa, y Nazario Moreno González, alias “El Chayo”, de La Familia Michoacana, ambos presuntamente asesinado por los militares mexicanos el año pasado, pero que, según informes, ambos viven ahora alejados de sus actividades criminales y con lujos. Sin embargo, en la tradición del narcotráfico, algunas muertes son más un misterio, como la de Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de los Cielos”, el todopoderoso jefe del cártel de Juárez. Para muchos, él está vivo, después de un arreglo hecho con el gobierno. Y si usted piensa que está muerto, entonces también tiene otro debate en sus manos. Él no murió en una clínica de la Ciudad de México al someterse a una cirugía plástica, dice una teoría, sino que fue asesinado por el gobierno que más tarde se fabricó la historia. Otros dicen que sus guardaespaldas lo asfixiaron con una almohada. Por supuesto, en el camino de esas versiones está la propia muerte de sus cirujanos plásticos, cuyos cuerpos fueron encontrados cortados en trozos y parcialmente recubiertos de cemento.
7. El complot para matar a Colosio: En 1994, después de recibir el visto bueno (o el “dedazo”, como se le llamaba) a la Presidencia de la República por el entonces partido gobernante, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio fue asesinado por tres impactos de bala a quemarropa en un acto político en un barrio pobre de Tijuana. El hombre que fue capturado en la escena del crimen, Mario Aburto Martínez, dijo que actuó solo. Hasta ahora muy pocos en México lo creen, pese a que Aburto fue condenado a 42 años de prisión por el delito.
6. Asesinato de un cardenal: En 1993, hombres armados, al parecer confundieron al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo con un rival de Joaquín “El Chapo” Guzmán; el sacerdote fue asesinado en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco. Tres investigaciones federales y una muy exhaustiva presentada en el libro “Asesinato de un Cardenal”, escrito por un ex Fiscal General en México, dice que fue realmente un error de los traficantes que buscaban venganza. Sin embargo, para muchos mexicanos sigue latente una pregunta: ¿cómo los hombres armados, a quemarropa, pudieron confundir al cardenal regordete, con gafas y ropa de clérigo, con el conocido “Chapo”? Eso no ha quedado claro. El motivo, dicen algunos teóricos, es que la Organización Arellano Félix, también conocida como el Cártel de Tijuana, fue sumamente criticada por el sacerdote y por ello se ordenó que “saliera” de la vista del público.
5. Top Cop=inicio de una banda de secuestradores: Desde Río de Janeiro a Ciudad Juárez, la policía ha formado el núcleo de muchos grupos delictivos, por lo que no fue una sorpresa que el nombre de colaboradores del principal policía de México, Genaro García Luna, se mezclara en un secuestro. La banda, conocida como “La Flor”, presuntamente era integrada por policías y el ex policías, y tenían objetivos de alto riesgo, con víctimas de alto perfil, así como controles en el país con jefes de tráfico de drogas o de los corredores de ese tráfico, incluido el aeropuerto de la Ciudad de México. Pero los funcionarios ni siquiera reconocen que ese grupo existe. Teóricos de la conspiración dicen que es, precisamente, porque García Luna, quien actualmente es el secretario de Seguridad Pública, ocupa la parte superior de esa organización.
4. La división de las plazas: Después de la detención de Miguel Ángel Félix Gallardo, en 1989, el Cártel de Guadalajara, primero en México en denominarse “cártel”, se terminó. El caos seguiría a menos que alguien con la estatura Félix Gallardo entrara y estuviera dispuesto a una tregua. Por lo esto, supuestamente, se organizó una reunión en Acapulco (¿o era Guadalajara?) en la que participaron los narcos de más alto nivel en México –los hermanos Arellano Félix, Joaquín Guzmán, Juan José Esparragoza Moreno, etcétera– para dividir las plazas. Según esta teoría, si cada niño tenía un juguete, todos serían felices. Pero sabemos lo que pasa con los juguetes y los niños cuando los padres se dan la espalda.
3. Disposición del PRI: Muchos intentan explicar la violencia actual en México, citando la ruptura del control desde arriba hacia abajo, ejercida durante el reinado de 70 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Según esta teoría, ese instituto político se organizó con los jefes del narcotráfico para mantener baja la violencia y altas las ganancias a costa de los “pinches gringos” que consumen drogas. Y si bien hay un montón de evidencias que apunta a altos niveles de colusión (el del hermano de ex presidente Carlos Salinas de Gortari, Raúl , es el ejemplo más destacado), la realidad de la creación de una política general para mantener a raya las peleas entre grupos del narco parece poco realista. Sin embargo, la teoría es tan fuerte que algunos apoyan el regreso del PRI al poder en las elecciones presidenciales del próximo año, pues consideran que ellos pueden revivir esta ficticia “Pax-Narco-Mexicana”.
2. PAN. Partido a favor del cártel de Sinaloa: Desde que Joaquín Guzmán escapó de prisión en 2001, la teoría de la conspiración que prevalece en México es que el Partido Acción Nacional (PAN) está a favor de Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa. La conspiración se inicia con la propia huida: Guzmán, como se ha informado con frecuencia en los medios de comunicación y en libros sobre este hombre, ¿escapó en un cesto de ropa o simplemente salió por la puerta principal con el permiso del gobierno? En estos días, la atención se ha desplazado más al número de arrestos. El gobierno del PAN, que ha ocupado la Presidencia desde 2000, encarcela a mucho menos miembros del cártel de Sinaloa. Este análisis ha llegado a grandes alturas e incluso llevó al presidente Calderón a negarlo, lo que tuvo un efecto perverso al reforzar esa teoría de conspiración.
1. La DEA es el cártel de las drogas más grande del mundo: La Drug Enforcement Administration (DEA) nunca ha sido popular en la región, por lo que no es sorprendente que sea el centro de numerosas teorías de conspiración respecto a su propia participación en el tráfico de drogas. Esta animadversión de México se remonta a la década de 1980 y principios de 1990, cuando agentes de la DEA organizaron el secuestro y la entrega extraordinaria de Humberto Alvarez Machain, como parte de sus esfuerzos para procesar a los implicados en 1985 del secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena. (Alvarez fue absuelto más tarde.) Actualmente se han fomentado nuevas teorías de la conspiración en torno a Jesús Vicente Zambada, quien se enfrenta a juicio en Chicago por tráfico de drogas. Vicente es el hijo de Ismael Zambada, el jefe del poderoso cártel de Sinaloa, y dijo al tribunal que el gobierno de Estados Unidos permite que el cártel de Sinaloa opera sin problemas el tráfico de drogas en EU a cambio de información sobre otras grandes organizaciones del narco en México. Las teorías a veces van más allá de la participación de la DEA e incluyen la idea de que la economía estadounidense (incluyendo a los contratistas privados de seguridad) depende del tráfico de drogas.
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