¿Cuál de los dos AMLO?

Campos Elíseos / Katia D'Artigues

Habemus secretario


Lo cierto es que Andrés Manuel López Obrador a nadie deja sin opinión. Odiado o amado, es —nunca dejó de serlo— un fenómeno político. Pero hay muchas preguntas por contestar: ¿Cuál de todos los López Obrador es el real? ¿El rebelde y peleonero que dice espurio y manda a volar encuestas e instituciones y jura que una mafia que se quiere apropiar del país lo robó? ¿El que no escucha a nadie, toma sólo sus decisiones y exige que se haga lo que él quiere sin chistar como han dicho hasta sus cercanos?

¿O es el “amoroso” que dice que se necesita ser bueno para ser feliz (y que quiere imponer un código moral de valores espirituales), que “perdona” a Televisa y dice que “no tiene la verdad absoluta”, el que está abierto a un proyecto plural, el que asegura que retiraría al Ejército en seis meses y crearía en el mismo tiempo 4 millones de empleos?
¿Y si son los dos?

Nadie es blanco o negro, totalmente “bueno” —lo que sea que eso signifique, que la neta yo no sé— o “malo”, término que también me provoca suspicacias. Todos estamos hechos de matices, hasta de contradicciones... Pero también es cierto que hay pocas personas más reacias a hablar de sí mismas como AMLO. ¿Cuándo ha visto usted una larga entrevista de semblanza, a profundidad, con él? Son contadas. Yo llevo sólo 10 años pidiéndosela e insistiré.

Lo que sin duda es AMLO es un animal político con instintos desarrolladísimos. Pensar que AMLO no haya medido esto es impensable. Se apretó el botón de encantador —charming mode— y está en plena conquista del electorado que a la mera hora en el 2006 le tuvo miedo por su soberbia y porque creyó que ya había ganado.

Lo decía el otro día, en corto, un integrante del PRD que presenció esas reuniones de los lunes cuando aún eran de todos. Le pedían que moderara su discurso y él dijo que no, que eso se hacía en el cuarto para las 12 de la elección.

Es una estrategia, claro. Mal haría si no la tuviera. Quedó clarísimo en la entrevista con Carmen Aristegui, cuando dijo que, según una encuesta, que era del Gabinete de Comunicación Estratégica, en México tenemos como primera figura representativa a la Virgen de Guadalupe, con un 46.3% (la mismísima Morena, que coincidió con el nombre de su movimiento, quizá una señal espiritual) y luego, a Benito Juárez, con casi 45%. El tercero es... Cantinflas, por cierto.

Yo me quedo, supongo que muchos más también, con la duda de quién es realmente AMLO. Habrá gente que no le creerá y lo verá como lobo disfrazado de Caperucita, y grupos ultras cercanos a él que se rehusarán a callar como los amorosos... Pero de Sabines.

Ahora, también vale la pena pensar cómo sería La República Amorosa, si ganara las elecciones. Aquí algunas ideas:

En lugar de Los Pinos, la residencia oficial se llamaría La Corazonada.

Gobernación se cambia a la Plaza Mariana (la cual inició su construcción en los tiempos en que AMLO era jefe de gobierno —¿por algo lo haría?— y que recientemente inauguraron Marcelo Ebrard y Felipe Calderón).

En lugar del Zócalo, tendríamos la Plaza Roja, pero de la pasión.

¿De Himno Nacional? El Himno a la Alegría.

El peso pasaría a ser “corazón”. Un refresco costaría dos corazones y medio, por ejemplo.

El Banco de México, pasa a ser Banco-Corazón de México.

La papelería oficial membretada deberá contener un águila devorando un corazón.

Nacerá la Bolsa Mexicana de Valores Morales.

En lugar de días de luto nacional, serán días con el corazón partido.

Y así.

Tras seis días de verdadera pesadilla (entre accidentes mortales, la derrota de la elección de su hermana en Michoacán), Felipe Calderón nombró a su quinto secretario de Gobernación: Alejandro Poiré Romero. Y sí, otro egresado del ITAM...

Desde septiembre pasado fue director del Cisen, cargo en el que estuvo 70 días.

Anteriormente fue vocero presidencial en temas de seguridad pública/secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional. Le tocó enfrentar la masacre de 72 migrantes
centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas. ¿Recuerda que ante el aumento en las críticas en contra de las Fuerzas Armadas hizo su serie de 10 mitos en torno a esto? En Gobernación ya fue comisionado para el desarrollo político y coordinador de asesores de Fernando Gómez Mont. Rumbo al 2012, le podría servir su experiencia como director ejecutivo de Prerrogativas y Partidos Políticos del IFE, en el 2003.

Será interesante ver cómo retoma el diálogo con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, toda vez que conoce las entrañas del tema.

Hoy, ante el mocho IFE, los partidos políticos deberán registrar sus coaliciones rumbo al 2012. ¿Qué arreglos han hecho? ¿Quién va con quién? ¿Que hay un Juanito reloaded? Esto y más se lo cuento en la versión online de esta columna, además del compromiso que en Nueva York hizo Enrique Peña Nieto.

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