Cordero, alerta roja

Raymundo Riva Palacio

Se le está acabando el tiempo a Ernesto Cordero para convencer a propios y extraños que es el mejor candidato que tiene el PAN para enfrentar a Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, y se le agota el oxígeno que le han inyectado en Los Pinos para que camine solo.

Con los dos candidatos de oposición perfilados, Cordero no sólo necesita garantizar a los militantes del PAN, sino al elector independiente, que es un nombre más sólido que Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel en la boleta presidencial.

El debate que sostuvieron los aspirantes del PAN a la candidatura presidencial este lunes en internet a través de UnoTV, mostró a un Cordero que no es Cordero. Se le vio rígido, cuando en la realidad es bastante suelto; escogió un torpe lenguaje coloquial, cuando tiene la capacidad didáctica para explicar en forma sencilla las cosas complejas; y empleó metáforas desafortunadas que evocó cuando dijo que una familia vivía bien con seis mil pesos.

Al ser el debate en una plataforma donde es posible medir los impactos, se puede alegar que Cordero fue aplastado por Vázquez Mota, que tuvo el 50% de las menciones positivas en las redes sociales, mientras que su rival fue el bufón de la jornada.

Cordero debe haberse percatado de lo mal que le fue, pues desde el lunes por la noche y el martes, recorrió medios electrónicos para buscar un control de daños. Eso ha tenido que hacer cada vez que entra se contrasta con Vázquez Mota.

Su problema de imagen pública se está extendiendo. Él mismo ha reconocido en privado que no se siente a gusto que lo lleven sus asesores a ser un bravucón de barrio, y como tiene que cambiar la dinámica interna, prepara anunciar un nuevo equipo en diciembre.

La imagen del aspirante era la de la lógica del militante panista, que quiere un candidato que se le plante a Peña Nieto, y que mantenga los principios éticos y legales del presidente Felipe Calderón en la lucha contra los criminales. Lo que ya no está claro es si sólo con presentarse como el heredero de la continuidad le será suficiente para ganar la candidatura.

La percepción pública de que es un perdedor comienza a vislumbrarse hacia el interior del PAN, donde empieza a debilitarse el apoyo, hasta hoy mayoritario, de los militantes. Vázquez Mota, que se deslindó de Calderón –con la frase de que no gobernará con “un club de amigos”- pero sin llegar a la ruptura, ya fijó su posición sobre el combate a la delincuencia, en la línea del Presidente, y asegura que ha intensificado su trabajo interno en el PAN.

Vázquez Mota sabe que para ser Presidente primero tiene que ser candidata, y eso depende de convencer a los panistas -que elegirán candidato en votación nacional-, que es la mejor opción azul. Cordero llevaba tanta ventaja en el PAN, según sus estrategas, que cada semana se reúne un equipo cercano a él –incluidos funcionarios del gobierno- para preparar el plan de gobierno.

Está cometiendo un error fundamental, sabedor que tiene el apoyo de Los Pinos, al diseñar una campaña presidencial, no por la consolidación del militante panista.

El delfín debe recordar con alerta la experiencia de Creel, otro delfín, hace seis años, que al ser el candidato de la continuidad, dejó en la Presidencia el trabajo en el PAN, mientras él se dedicó a hacer una campaña presidencial. Cordero ha caído en la misma trampa de Creel, porque se sabe el abanderado del proyecto transexenal. Pero antes, como Vázquez Mota, necesita la candidatura, y luego –que no es el caso de su rival-, convencer a todos que no es un candidato perdedor, como hoy en día se le ve de manera creciente.

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