Cita con Calderón

Francisco Rodríguez / Índice Político

Enrique Peña Nieto busca una cita con Felipe Calderón. Un cafecito. A lo mejor un desayuno. Una comida, tal vez. Es curioso, pero –cual marcan las encuestas que colocan a uno en ascenso y al otro en virtual caída libre– a quien verdaderamente le hace falta encontrarse con el precandidato único priísta no es a éste sino al ocupante de Los Pinos… sólo que hasta ahora el michoacano no muestra ninguna disposición.

Peña Nieto ha lanzado señales de humo y ha utilizado a sus peones más próximos para telegrafiar su premura.

El lunes más reciente, por ejemplo, movió a Emilio Chuayffet una casilla hacia atrás y lo hizo volcarse en elogios a “la guerra” de Felipe Calderón dizque en contra de (casi toda) la delincuencia organizada. No sólo eso, este otro mexiquense también enalteció la figura de quien ahora ha sido demandado ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad:

“El Presidente de la República –son palabras de Chuayffet– ha combatido el delito y ha tratado de poner en orden a la República con los instrumentos que le concede la Constitución”, dijo quien todavía funge como presidente de la Cámara de Diputados a un grupo de reporteros que lo interrogaban sobre la denuncia de 23 mil mexicanos ante la Corte de La Haya.

Y luego descalificó dicha denuncia al señalar que “no tiene sustento, porque no incurre en actos de guerra y el Ejército está en las calles porque gobernadores y alcaldes lo han pedido al Presidente Calderón”.

Dejemos a un lado las mentiras y medias verdades pronunciadas por este otro mexiquense para, mejor, preguntarnos el porqué de este viraje de opinión de los priístas cercanos a Peña.

La respuesta, le adelanto, es para bienquistarse con el ocupante de Los Pinos quien, por si fuera poco, en los últimos días trae la mecha más corta que nunca: ha perdido el control del PAN –Josefina ya se le rebeló–, volvieron a perder Michoacán los Calderón, los recuentos de los últimos cinco años le son adversos hasta en los medios que él considera amistosos… Está “como agua pa´ chocolate, pues.

Peña mismo ha entrado a la feria de la declaracionitis a favor de Calderón.

Mire usted:

El ex gobernador mexiquense comentó que a un jefe de Estado no se le puede llevar de forma simple a un juicio por la responsabilidad que ha asumido frente al crimen.

Y precisó que tanto el gobierno federal, como el presidente Calderón enfrentan una obligación que es irrenunciable del Estado mexicano y que no se puede eludir, ni pretender inhibir o coartar con denuncias que le impidan o delimiten su responsabilidad en este asunto.

También que es más deplorable emprender un juicio que eventualmente tendría que atender en lo personal, cuando ha asumido una responsabilidad de Jefe de Estado.

Además, dijo reconocer la tarea que se tiene para emprender una lucha contra el crimen y la inseguridad y por lo mismo, refrendó “no estoy de acuerdo, descalifico y por supuesto no respaldo este tipo de denuncias que me parece carecen de sustento”.

Pero ni eso le baja los humos a Calderón.

Y a Peña le urge hablar con él. Acordar.

Pero también le urge desactivar el estallido de los famosos “expedientes negros” que, súbitamente, pudieran “bajarlo” de la contienda presidencial, tal y cual le sucedió a Arturo Montiel hace seis años.

Y para eso necesita la cita con el michoacano.

Para darle garantías de una salida sexenal que sea cómoda y, al mismo tiempo, para intentar que no le exploten tales expedientes justo arriba del copete.

¿Quién le consigue, pronto, esa cita a Peña Nieto?

Le urge. Tiene que darse antes del 17 de diciembre…

Usted ya sabe por qué…

Índice Flamígero: Y a propósito de “expedientes negros”, la rebelde Josefina Vázquez Mota podría estar a un tris de ser la precandidata del PAN a la que “bajen” de la contienda interna blanquiazul –como ella ha venido demandando–, de darse a la publicidad una serie de fraudes patrimoniales que afectan a buena parte del magisterio mexicano y que habrían hecho “crack” al inicio de la actual crisis financiera, allá por 2008, en el mismísimo Wall Street. Por más que el michoacano la moteje cual “Pina” y, en público, la abrace y hasta le bese las mejillas, nada más no la tolera ni tantito. Eso y, además, ha minimizado al de suyo mínimo “delfín”. Así que…

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