Carlos Ramírez / Indicador Político
Luego de haber fracasado en abril con el argumento de “escuadrones de la muerte” para relacionar muertos en la estrategia de seguridad, ahora el escritor Héctor Aguilar Camín viene con el invento de “índice de letalidad” como crítica a los saldos de la violencia.
Sin embargo, su columna del martes 2 en Milenio, basada en un texto publicado en Nexos, carece de base científica, relaciona manzanas con kilos de cemento, ignora la cientificidad de la estadística y quiere inventar unas matemáticas propias. De hecho, en los dos textos no existe nada que tenga que ver con estadística relacional o correlación o regresión. Se trata del uso del modelo de matemáticas para idiotas o “mathematics for dummies”.
El índice de letalidad se realizó en Brasil para analizar el saldo de fallecidos en las incursiones policiacas. En México, bajo la supervisión de Aguilar Camín, tres abogados lo trasladaron automáticamente y lo aplicaron en México: Comparar el número de delincuentes muertos con el de heridos; si los primeros rebasan a los segundos se establece el índice de letalidad que implicaría un uso no medido de la fuerza.
En las matemáticas y estadísticas aplicadas a la ciencia política hay fórmulas específicas para establecer relaciones de causalidad; lo peor que puede pasar es sumar y restar sin fórmulas; al final de cuentas, la causalidad es una ciencia. El punto central radica en las ponderaciones de hechos específicos no tomados en cuenta: Los enfrentamientos entre miembros de fuerzas armadas con bandas criminales son diferentes al de las fuerzas policiacas; los primeros repelen agresiones, tienen equipamiento de seguridad más sofisticado y su accionar debe que ser letal; la policía no enfrenta delincuentes, los busca y los arresta. Ello involucra algunas cifras engañosas: Las fuerzas armadas tienen menos bajas que los delincuentes por razones de capacitación para las batallas; los primeros usan técnicas, los segundos disparan a lo loco. Por tanto, la conclusión como índice de letalidad es engañosa y no científica.
El índice de letalidad de la revista Nexos está sesgado en el análisis mexicano y carece de fundamentación matemática. A pesar de tratar de vincular un hecho con otro --teoría de la causalidad--, no tiene nada de estadística relacional: Correlación o regresión, la correlación exige carácter científico y no implica causalidad (cum hoc, ergo propter hoc, con esto, luego a causa de esto). Tratar de relacionar A con B exige conocimiento científico.
El trabajo promovido por Agilar Camín se sustenta en un modelo brasileño; sin embargo, Ignacio Cano, el sociólogo que lo desarrolló en Brasil, considera variables que aquí no tomaron en cuenta. El trabajo es más global que el sólo indicador de la letalidad y abarca efectividad policial: Diferenciar entre crimen y desorden, estudiar actividad policial, incluir la tasa de esclarecimiento de investigaciones criminales, corrupción policial y otras.
La conclusión de Aguilar Camín es falaz. No es la primera vez. Indicador Político registró en abril pasado la pifia del escritor al llegar a conclusiones con argumentos sin verificación: “El director de Nexos da por cierta la frase del general Bibiano Villa de que como director de seguridad pública de Torreón “se echó a 200 malandros”. Sin confirmar el dato, Aguilar Camín se proyectó: “Ponle que hay 10 generales Bibianos Villa o retirados en otras 10 ciudades; mira, son dos mil (malandros muertos) en un año”. Ahí se vio parco el autor de ensayos sobre la Revolución Mexicana: En su arrebato especulativo, ¿por qué no mencionó a 100 generales, de a 200 cada uno, serían 20 mil muertos? O 500 generales para llegar a la conclusión de 100 mil muertos”. La misma falta de rigor intelectual se dio en el asunto del índice de letalidad.
El estudio de Nexos mezcló acciones policiacas con las de las fuerzas armadas; pero las primeras actúan de manera policiaca y las segundas repelen ataques de bandas criminales. Ahí se encuentra parte de la falacia: El análisis se basa en reportes de prensa que carecen de valor científico; la oficina de Comunicación Social de la Secretaría de la Defensa Nacional echó abajo el modelito de Nexos al informar que de diciembre de 2006 a noviembre de 2011 el ejército tuvo mil 840 agresiones de grupos criminales, con 122 militares muertos y 689 heridos y dos mil 137 delincuentes muertos y 331, heridos, con dos mil 78 detenidos. Con estas cifras, el índice de letalidad de Nexos pierde eficacia científica.
El otro error metodológico es comparar acciones de las fuerzas armadas con las de la policía, cuando los métodos son diferentes; las primeras van a combate y las segundas tienen que mantener el orden; de ahí que el índice de letalidad tenga otro sesgo porque compara por igual policías que fuerzas armadas. Y a ello se agrega la disponibilidad sin precedente del Ejército ante las quejas de violaciones de derechos humanos; en los mismos días del texto de Aguilar Camín y Nexos, la justicia militar condenó a más de 40 años de cárcel a militares que mataron a civiles en una acción de seguridad, con lo que se demostró que el Ejército no usa el fuero militar como impunidad; casi el 90% de las quejas contra militares concluyeron sin responsabilidad para los soldados.
El intento de Nexos y Aguilar Camín no fue científico. En su libro: Las formas de medición del fenómeno político, el especialista Francisco Sánchez Espinoza señala que el uso de la estadística debe ser preciso porque se comete el error de “no considerar el análisis de la varianza y tampoco se establecen variables de control”. Por tanto, el uso de la causalidad entre dos hechos suele equivocarse.
El problema también es la falta de ética intelectual de no reconocer errores, esconder los argumentos de aclaraciones --como Aguilar Camín-- y no aceptar equivocaciones. El análisis matemático de la realidad política requiere el rigor de las cifras y no lo gelatinoso del derecho.
Luego de haber fracasado en abril con el argumento de “escuadrones de la muerte” para relacionar muertos en la estrategia de seguridad, ahora el escritor Héctor Aguilar Camín viene con el invento de “índice de letalidad” como crítica a los saldos de la violencia.
Sin embargo, su columna del martes 2 en Milenio, basada en un texto publicado en Nexos, carece de base científica, relaciona manzanas con kilos de cemento, ignora la cientificidad de la estadística y quiere inventar unas matemáticas propias. De hecho, en los dos textos no existe nada que tenga que ver con estadística relacional o correlación o regresión. Se trata del uso del modelo de matemáticas para idiotas o “mathematics for dummies”.
El índice de letalidad se realizó en Brasil para analizar el saldo de fallecidos en las incursiones policiacas. En México, bajo la supervisión de Aguilar Camín, tres abogados lo trasladaron automáticamente y lo aplicaron en México: Comparar el número de delincuentes muertos con el de heridos; si los primeros rebasan a los segundos se establece el índice de letalidad que implicaría un uso no medido de la fuerza.
En las matemáticas y estadísticas aplicadas a la ciencia política hay fórmulas específicas para establecer relaciones de causalidad; lo peor que puede pasar es sumar y restar sin fórmulas; al final de cuentas, la causalidad es una ciencia. El punto central radica en las ponderaciones de hechos específicos no tomados en cuenta: Los enfrentamientos entre miembros de fuerzas armadas con bandas criminales son diferentes al de las fuerzas policiacas; los primeros repelen agresiones, tienen equipamiento de seguridad más sofisticado y su accionar debe que ser letal; la policía no enfrenta delincuentes, los busca y los arresta. Ello involucra algunas cifras engañosas: Las fuerzas armadas tienen menos bajas que los delincuentes por razones de capacitación para las batallas; los primeros usan técnicas, los segundos disparan a lo loco. Por tanto, la conclusión como índice de letalidad es engañosa y no científica.
El índice de letalidad de la revista Nexos está sesgado en el análisis mexicano y carece de fundamentación matemática. A pesar de tratar de vincular un hecho con otro --teoría de la causalidad--, no tiene nada de estadística relacional: Correlación o regresión, la correlación exige carácter científico y no implica causalidad (cum hoc, ergo propter hoc, con esto, luego a causa de esto). Tratar de relacionar A con B exige conocimiento científico.
El trabajo promovido por Agilar Camín se sustenta en un modelo brasileño; sin embargo, Ignacio Cano, el sociólogo que lo desarrolló en Brasil, considera variables que aquí no tomaron en cuenta. El trabajo es más global que el sólo indicador de la letalidad y abarca efectividad policial: Diferenciar entre crimen y desorden, estudiar actividad policial, incluir la tasa de esclarecimiento de investigaciones criminales, corrupción policial y otras.
La conclusión de Aguilar Camín es falaz. No es la primera vez. Indicador Político registró en abril pasado la pifia del escritor al llegar a conclusiones con argumentos sin verificación: “El director de Nexos da por cierta la frase del general Bibiano Villa de que como director de seguridad pública de Torreón “se echó a 200 malandros”. Sin confirmar el dato, Aguilar Camín se proyectó: “Ponle que hay 10 generales Bibianos Villa o retirados en otras 10 ciudades; mira, son dos mil (malandros muertos) en un año”. Ahí se vio parco el autor de ensayos sobre la Revolución Mexicana: En su arrebato especulativo, ¿por qué no mencionó a 100 generales, de a 200 cada uno, serían 20 mil muertos? O 500 generales para llegar a la conclusión de 100 mil muertos”. La misma falta de rigor intelectual se dio en el asunto del índice de letalidad.
El estudio de Nexos mezcló acciones policiacas con las de las fuerzas armadas; pero las primeras actúan de manera policiaca y las segundas repelen ataques de bandas criminales. Ahí se encuentra parte de la falacia: El análisis se basa en reportes de prensa que carecen de valor científico; la oficina de Comunicación Social de la Secretaría de la Defensa Nacional echó abajo el modelito de Nexos al informar que de diciembre de 2006 a noviembre de 2011 el ejército tuvo mil 840 agresiones de grupos criminales, con 122 militares muertos y 689 heridos y dos mil 137 delincuentes muertos y 331, heridos, con dos mil 78 detenidos. Con estas cifras, el índice de letalidad de Nexos pierde eficacia científica.
El otro error metodológico es comparar acciones de las fuerzas armadas con las de la policía, cuando los métodos son diferentes; las primeras van a combate y las segundas tienen que mantener el orden; de ahí que el índice de letalidad tenga otro sesgo porque compara por igual policías que fuerzas armadas. Y a ello se agrega la disponibilidad sin precedente del Ejército ante las quejas de violaciones de derechos humanos; en los mismos días del texto de Aguilar Camín y Nexos, la justicia militar condenó a más de 40 años de cárcel a militares que mataron a civiles en una acción de seguridad, con lo que se demostró que el Ejército no usa el fuero militar como impunidad; casi el 90% de las quejas contra militares concluyeron sin responsabilidad para los soldados.
El intento de Nexos y Aguilar Camín no fue científico. En su libro: Las formas de medición del fenómeno político, el especialista Francisco Sánchez Espinoza señala que el uso de la estadística debe ser preciso porque se comete el error de “no considerar el análisis de la varianza y tampoco se establecen variables de control”. Por tanto, el uso de la causalidad entre dos hechos suele equivocarse.
El problema también es la falta de ética intelectual de no reconocer errores, esconder los argumentos de aclaraciones --como Aguilar Camín-- y no aceptar equivocaciones. El análisis matemático de la realidad política requiere el rigor de las cifras y no lo gelatinoso del derecho.
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