Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder
La crisis dejó de estar en el umbral hace muchos meses, por más declaraciones oficiales y esfuerzos comerciales por disfrazarla, la sociedad hoy ya la padece. Ni siquiera en los peores momentos de las crisis cíclicas durante el priismo el desempleo fue tan profundo, el hambre tan amplia y la inseguridad con tanta violencia. El “panato” supera, con creces, el medallero del malestar en el ánimo electoral de los mexicanos.
Poco importa que en el “operativo buen fin” se haya adelantado el aguinaldo a los burócratas y hoy se inicie un jolgorio adquisitivo de cuatro días con la intención de reactivar el mercado, moverlo un poco hacia arriba. Tal como se presentó la promoción, todo indica que fue a iniciativa de productores y comerciantes, en la idea de ver si el gobierno aprende cuál es la tarea que le corresponde -facilitar la creación de empleos y fortalecer el poder adquisitivo del salario-, más allá de la obsesión de criminalizar a esos malos mexicanos que ponen al país a un tris de caer en manos de la delincuencia organizada, de los barones de los cárteles.
El hecho de que durante cuatro días una parte de la sociedad sienta que tiene dinero, pueda gastarlo y además endeudarse, no va a solucionar la profunda crisis económica y de credibilidad que afecta al gobierno del cambio. Las cifras están a la vista de quien quiera tomarlas en consideración, con el propósito de saber qué se puede esperar durante 2012 y en el futuro inmediato.
Durante las tres últimas décadas el Producto Interno Bruto sólo creció 0.6 por ciento anual, pero si se hacen cortes sexenales puede constatarse que, a pesar de las crisis y devaluaciones, la economía de ese tan odiado priismo creció más que durante el “panato”. No son datos del Inegi ni de la oposición a Calderón, las cifras han sido dadas a conocer por la CEPAL, no puede decirse que ese organismo sea parcial.
En cuanto al hambre, la FAO ha dado a conocer la crisis en que se encuentra inmerso el campo mexicano, la falta de producción y la necesidad de importar cada vez más alimentos, tanto por los descalabros propiciados por fenómenos naturales como por la pésima gestión del sector agrario, sin considerar que como no hay sustitutos artificiales del petróleo, el etanol consume ya mucho del maíz que en el mundo puede ser necesario para alimentar a los desfavorecidos.
Así pues, salgan a gastar cuanto tengan, endéudense, que a fin de cuentas parece que el PRI regresa a recomponer los entuertos económicos causados por la mala gestión panista; aprovechen este buen fin de despedida de una pésima administración del actual gobierno, que de eso se trata también, de vivir cuatro días sin preocuparse la cantidad que deberán empezar a pagar a partir del quinto.
Debiera darles vergüenza, pero como decía mi abuela: no tienen, ni la conocen.
La crisis dejó de estar en el umbral hace muchos meses, por más declaraciones oficiales y esfuerzos comerciales por disfrazarla, la sociedad hoy ya la padece. Ni siquiera en los peores momentos de las crisis cíclicas durante el priismo el desempleo fue tan profundo, el hambre tan amplia y la inseguridad con tanta violencia. El “panato” supera, con creces, el medallero del malestar en el ánimo electoral de los mexicanos.
Poco importa que en el “operativo buen fin” se haya adelantado el aguinaldo a los burócratas y hoy se inicie un jolgorio adquisitivo de cuatro días con la intención de reactivar el mercado, moverlo un poco hacia arriba. Tal como se presentó la promoción, todo indica que fue a iniciativa de productores y comerciantes, en la idea de ver si el gobierno aprende cuál es la tarea que le corresponde -facilitar la creación de empleos y fortalecer el poder adquisitivo del salario-, más allá de la obsesión de criminalizar a esos malos mexicanos que ponen al país a un tris de caer en manos de la delincuencia organizada, de los barones de los cárteles.
El hecho de que durante cuatro días una parte de la sociedad sienta que tiene dinero, pueda gastarlo y además endeudarse, no va a solucionar la profunda crisis económica y de credibilidad que afecta al gobierno del cambio. Las cifras están a la vista de quien quiera tomarlas en consideración, con el propósito de saber qué se puede esperar durante 2012 y en el futuro inmediato.
Durante las tres últimas décadas el Producto Interno Bruto sólo creció 0.6 por ciento anual, pero si se hacen cortes sexenales puede constatarse que, a pesar de las crisis y devaluaciones, la economía de ese tan odiado priismo creció más que durante el “panato”. No son datos del Inegi ni de la oposición a Calderón, las cifras han sido dadas a conocer por la CEPAL, no puede decirse que ese organismo sea parcial.
En cuanto al hambre, la FAO ha dado a conocer la crisis en que se encuentra inmerso el campo mexicano, la falta de producción y la necesidad de importar cada vez más alimentos, tanto por los descalabros propiciados por fenómenos naturales como por la pésima gestión del sector agrario, sin considerar que como no hay sustitutos artificiales del petróleo, el etanol consume ya mucho del maíz que en el mundo puede ser necesario para alimentar a los desfavorecidos.
Así pues, salgan a gastar cuanto tengan, endéudense, que a fin de cuentas parece que el PRI regresa a recomponer los entuertos económicos causados por la mala gestión panista; aprovechen este buen fin de despedida de una pésima administración del actual gobierno, que de eso se trata también, de vivir cuatro días sin preocuparse la cantidad que deberán empezar a pagar a partir del quinto.
Debiera darles vergüenza, pero como decía mi abuela: no tienen, ni la conocen.
Comentarios
Buena columna, saludos .