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Dado que la volatilidad en los precios de los alimentos continuará, lo que propiciará el aumento de la vulnerabilidad y la pobreza, es indispensable que el gobierno mejore la producción en el campo, señaló el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados. En el documento “Análisis Mensual de Productos Básicos. Octubre de 2011”, se destaca la necesidad de emprender políticas que garanticen a las familias de menores ingresos el acceso a la alimentación, a través de un aumento considerable de inversiones agrícolas, junto con un apoyo decidido a la investigación agropecuaria.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se refiere que el índice de precios de los alimentos promedió 225 puntos en septiembre, 13 puntos por debajo del máximo de este año ocurrido en febrero, por lo que se acumulan cuatro meses consecutivos de reducciones, apoyado en mejores prospectivas de producción, en cereales y azúcares.
Se añade que los precios de los alimentos todavía se encuentran por arriba del comportamiento de 2010, cuando el índice reportó 194 puntos durante septiembre, y son considerablemente mayores respecto a principios de la década pasada, cuando promediaba los 90 puntos. Entre 2000 y 2011, el precio de los alimentos aumentó aproximadamente 150 por ciento.
El Centro precisa que ante esta situación, es importante entender que el aumento de los precios internacionales de alimentos afecta la seguridad y accesibilidad alimentaria del país, y sobre todo de las personas de menores ingresos.
Lo anterior, toda vez que de acuerdo a la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares 2010 (ENIGH) del INEGI, 10 por ciento de los domicilios más pobres gasta aproximadamente 66 por ciento de sus ingresos en alimentos, bebidas y tabaco, mientras que 10 por ciento más rico lo hace sólo en 13 por ciento.
Indica que analizar las razones detrás de la volatilidad actual del mercado alimentario, no sólo ayudará a mejorar al acceso de alimentos, sino también para implementar medidas redistributivas que ayuden a paliar el aumento de la desigualdad que origina este fenómeno.
En el documento se destaca que de acuerdo al informe conjunto de la Organización y Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y la FAO sobre las Perspectivas de la Agricultura 2011‐2020, diversos eventos relacionados con el clima contribuyeron a una reducción importante en la producción, y afectaron los precios internacionales, en particular, la producción de trigo cayó casi 5 por ciento debido a sequías importantes en Rusia, Ucrania, y Kazajistán.
Se menciona que la producción de maíz se vio afectada por el cálido y húmedo verano de Estados Unidos; mientras que las inundaciones en Paquistán y otras regiones de Asia redujeron las cosechas de arroz. Además, las reservas internacionales de granos fueron muy reducidas, por lo que no fue posible amortiguar al incremento de los precios.
En los últimos años, se puntualiza, la demanda de alimentos ha aumentado considerablemente en países emergentes; en tanto que la depreciación del dólar americano contribuyó a su encarecimiento; las restricciones comerciales fortalecieron también la tendencia al alza.
Se puntualiza que a pesar de la reducción en los últimos meses, los precios de los alimentos continuarán elevados debido a un crecimiento moderado de la producción, junto con un nivel de demanda en aumento. Por ello, se espera un aumento en los precios del maíz (20 por ciento) y del arroz (15 por ciento), en comparación con la década anterior.
En cuanto a la oferta, los principales factores que contribuyen a su moderado aumento son precios elevados del petróleo y restricciones en el acceso del agua y tierra. Bajo este escenario, las reservas internacionales de granos no podrán ser repuestas, por lo que se espera que la volatilidad continúe.
Por el lado de la demanda, resalta el Centro de Estudios, el aumento en los ingresos por parte de países emergentes como China e India fortalecerá el consumo de alimentos, lo cual presionará al alza sus precios.
“Estos acontecimientos, junto con la implementación de medidas gubernamentales para aumentar la producción de biocombustibles, han hecho a los consumidores más vulnerables al aumento de precios y los han obligado a cambiar sus patrones de consumo”, se enfatiza.
Dado que la volatilidad en los precios de los alimentos continuará, lo que propiciará el aumento de la vulnerabilidad y la pobreza, es indispensable que el gobierno mejore la producción en el campo, señaló el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados. En el documento “Análisis Mensual de Productos Básicos. Octubre de 2011”, se destaca la necesidad de emprender políticas que garanticen a las familias de menores ingresos el acceso a la alimentación, a través de un aumento considerable de inversiones agrícolas, junto con un apoyo decidido a la investigación agropecuaria.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se refiere que el índice de precios de los alimentos promedió 225 puntos en septiembre, 13 puntos por debajo del máximo de este año ocurrido en febrero, por lo que se acumulan cuatro meses consecutivos de reducciones, apoyado en mejores prospectivas de producción, en cereales y azúcares.
Se añade que los precios de los alimentos todavía se encuentran por arriba del comportamiento de 2010, cuando el índice reportó 194 puntos durante septiembre, y son considerablemente mayores respecto a principios de la década pasada, cuando promediaba los 90 puntos. Entre 2000 y 2011, el precio de los alimentos aumentó aproximadamente 150 por ciento.
El Centro precisa que ante esta situación, es importante entender que el aumento de los precios internacionales de alimentos afecta la seguridad y accesibilidad alimentaria del país, y sobre todo de las personas de menores ingresos.
Lo anterior, toda vez que de acuerdo a la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares 2010 (ENIGH) del INEGI, 10 por ciento de los domicilios más pobres gasta aproximadamente 66 por ciento de sus ingresos en alimentos, bebidas y tabaco, mientras que 10 por ciento más rico lo hace sólo en 13 por ciento.
Indica que analizar las razones detrás de la volatilidad actual del mercado alimentario, no sólo ayudará a mejorar al acceso de alimentos, sino también para implementar medidas redistributivas que ayuden a paliar el aumento de la desigualdad que origina este fenómeno.
En el documento se destaca que de acuerdo al informe conjunto de la Organización y Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y la FAO sobre las Perspectivas de la Agricultura 2011‐2020, diversos eventos relacionados con el clima contribuyeron a una reducción importante en la producción, y afectaron los precios internacionales, en particular, la producción de trigo cayó casi 5 por ciento debido a sequías importantes en Rusia, Ucrania, y Kazajistán.
Se menciona que la producción de maíz se vio afectada por el cálido y húmedo verano de Estados Unidos; mientras que las inundaciones en Paquistán y otras regiones de Asia redujeron las cosechas de arroz. Además, las reservas internacionales de granos fueron muy reducidas, por lo que no fue posible amortiguar al incremento de los precios.
En los últimos años, se puntualiza, la demanda de alimentos ha aumentado considerablemente en países emergentes; en tanto que la depreciación del dólar americano contribuyó a su encarecimiento; las restricciones comerciales fortalecieron también la tendencia al alza.
Se puntualiza que a pesar de la reducción en los últimos meses, los precios de los alimentos continuarán elevados debido a un crecimiento moderado de la producción, junto con un nivel de demanda en aumento. Por ello, se espera un aumento en los precios del maíz (20 por ciento) y del arroz (15 por ciento), en comparación con la década anterior.
En cuanto a la oferta, los principales factores que contribuyen a su moderado aumento son precios elevados del petróleo y restricciones en el acceso del agua y tierra. Bajo este escenario, las reservas internacionales de granos no podrán ser repuestas, por lo que se espera que la volatilidad continúe.
Por el lado de la demanda, resalta el Centro de Estudios, el aumento en los ingresos por parte de países emergentes como China e India fortalecerá el consumo de alimentos, lo cual presionará al alza sus precios.
“Estos acontecimientos, junto con la implementación de medidas gubernamentales para aumentar la producción de biocombustibles, han hecho a los consumidores más vulnerables al aumento de precios y los han obligado a cambiar sus patrones de consumo”, se enfatiza.
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