Salvador García Soto
De los tres partidos que definirán sus candidaturas presidenciales, el proceso de selección más ríspido y tenso es el del PAN. Mientras en el PRI, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones se dan abrazos y proclaman una unidad no exenta de golpes entre sus equipos, y en el PRD de Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador apuestan a acuerdos de que ponen a prueba la racionalidad política y la sobrevivencia de las izquierdas, en el PAN los precandidatos se enfrentan por primera vez en su historia a una disputa abierta y enconada por el poder.
El contexto en el que ocurre la contienda entre Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero Arroyo, con Santiago Creel como tercero en discordia, es una ruptura en el grupo más cercano del presidente Felipe Calderón, dividido entre los dos precandidatos. Los calderonistas dirimen en este enfrentamiento viejas rencillas y diferencias que datan de la campaña presidencial de 2006 y que se recrudecieron a lo largo del sexenio.
Junto a Cordero se agrupan los calderonistas que desde la campaña del hoy presidente se enfrentaron a Josefina Vázquez Mota y la alejaron del ánimo de Felipe Calderón: Maximiliano Cortazar, César Nava, Jordy Herrera, Alejandra Sota, Ulises Ramírez, Salvador Vega Casillas, Abraham Cherem, Héctor Muñoz, Moisés Alcalde. El desprecio y rechazo de ese grupo por Vázquez Mota llega a tal grado que a varios de ellos jamás apoyarían una candidatura panista representada por ella.
Pero ese no es el único pleito que se dirime en esta contienda. El 14 de julio de 2010, tras una tensa y larga disputa intestina que incluyó gritos y manotazos entre personajes del staff presidencial, el grupo gobernante se cimbró con la salida de Patricia Flores de la oficina de la Presidencia. El enfrentamiento entre Flores, entonces la más influyente en el ánimo de Calderón, y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, era inocultable y terminó con la decisión del presidente por sacarla de su círculo cercano junto con Maximiliano Cortázar y Fernando Gómez Mont.
Comenzaba ahí la disputa por la candidatura presidencial panista y la fractura del calderonismo se ahondó cuando esos dos grupos volvieron a enfrentarse por la dirigencia nacional del PAN. Flores con Roberto Gil chocó contra Cordero y su apoyo a Gustavo Madero. El encontronazo fue de tal nivel que una parte de calderonistas, los hoy corderistas, se rebelaron y le cerraron el paso a Gil, aún cuando tenía el apoyo de Calderón, sólo para frenar las ambiciones de la ex jefa de la Oficina Presidencial.
Asistimos ahora a la tercer confrontación abierta entre estos dos grupos. Hoy el encono entre los dos equipos es algo nunca visto en los estilos internos y civilizados de los panistas y amenaza con terminar en ruptura. La incógnita es si sabrán procesar en Acción Nacional una disputa que sale de sus usos y estilos en la lucha interna
Si ya el escenario se ve complicado para un candidato o candidata del PAN que saliera de un proceso unido y sin divisiones, una ruptura sería la sentencia para el fin de la corta era panista en la Presidencia.
De los tres partidos que definirán sus candidaturas presidenciales, el proceso de selección más ríspido y tenso es el del PAN. Mientras en el PRI, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones se dan abrazos y proclaman una unidad no exenta de golpes entre sus equipos, y en el PRD de Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador apuestan a acuerdos de que ponen a prueba la racionalidad política y la sobrevivencia de las izquierdas, en el PAN los precandidatos se enfrentan por primera vez en su historia a una disputa abierta y enconada por el poder.
El contexto en el que ocurre la contienda entre Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero Arroyo, con Santiago Creel como tercero en discordia, es una ruptura en el grupo más cercano del presidente Felipe Calderón, dividido entre los dos precandidatos. Los calderonistas dirimen en este enfrentamiento viejas rencillas y diferencias que datan de la campaña presidencial de 2006 y que se recrudecieron a lo largo del sexenio.
Junto a Cordero se agrupan los calderonistas que desde la campaña del hoy presidente se enfrentaron a Josefina Vázquez Mota y la alejaron del ánimo de Felipe Calderón: Maximiliano Cortazar, César Nava, Jordy Herrera, Alejandra Sota, Ulises Ramírez, Salvador Vega Casillas, Abraham Cherem, Héctor Muñoz, Moisés Alcalde. El desprecio y rechazo de ese grupo por Vázquez Mota llega a tal grado que a varios de ellos jamás apoyarían una candidatura panista representada por ella.
Pero ese no es el único pleito que se dirime en esta contienda. El 14 de julio de 2010, tras una tensa y larga disputa intestina que incluyó gritos y manotazos entre personajes del staff presidencial, el grupo gobernante se cimbró con la salida de Patricia Flores de la oficina de la Presidencia. El enfrentamiento entre Flores, entonces la más influyente en el ánimo de Calderón, y el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, era inocultable y terminó con la decisión del presidente por sacarla de su círculo cercano junto con Maximiliano Cortázar y Fernando Gómez Mont.
Comenzaba ahí la disputa por la candidatura presidencial panista y la fractura del calderonismo se ahondó cuando esos dos grupos volvieron a enfrentarse por la dirigencia nacional del PAN. Flores con Roberto Gil chocó contra Cordero y su apoyo a Gustavo Madero. El encontronazo fue de tal nivel que una parte de calderonistas, los hoy corderistas, se rebelaron y le cerraron el paso a Gil, aún cuando tenía el apoyo de Calderón, sólo para frenar las ambiciones de la ex jefa de la Oficina Presidencial.
Asistimos ahora a la tercer confrontación abierta entre estos dos grupos. Hoy el encono entre los dos equipos es algo nunca visto en los estilos internos y civilizados de los panistas y amenaza con terminar en ruptura. La incógnita es si sabrán procesar en Acción Nacional una disputa que sale de sus usos y estilos en la lucha interna
Si ya el escenario se ve complicado para un candidato o candidata del PAN que saliera de un proceso unido y sin divisiones, una ruptura sería la sentencia para el fin de la corta era panista en la Presidencia.
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