José Cárdenas
México ya cambió, nosotros los políticos, aún no.
Manlio Fabio Beltrones
Es un formato que permitiría al Presidente de la República tener mayoría en el Congreso. Un ejercicio de poder compartido. La suma de fuerzas políticas para terminar con la parálisis legislativa.
Es la única manera de acotar el presidencialismo absoluto que deriva en dictadura disfrazada.
Es un cambio radical.
Dicho en corto: es la mejor manera de compartir los beneficios del poder y también sus culpas. Lástima que el poder no se comparta. En fin…
Tal vez por eso, 46 académicos, intelectuales y políticos, vinculados a los tres partidos grandotes, urgen a concretar una reforma constitucional que permita un mejor gobierno para 2012, ante la eventualidad de que ningún partido logre mayoría en el Congreso.
¿Es darle cuerpo a la democracia?
El desplegado “robaplanas” titulado “Por una democracia constitucional” incluye las firmas de los principales impulsores de la reforma política.
Importan los nombres, pero más las ideas.
Más plural, imposible.
“En una democracia, la política nos hace diferentes, pero no enemigos”, reza la esquela, como una oración.
El compromiso convoca a superar contradicciones. Habla del ejercicio del poder en la pluralidad. De un orden de libertades para los gobernados y de responsabilidades para los gobernantes.
La convocatoria provoca. Basta de sospechosas alianzas sólo para ganar elecciones.
La propuesta de un gobierno de coalición es una manera de rescatar a México del fango político que lo atasca.
Pero también revela el credo político de Manlio Fabio Beltrones y lo confronta con el de Enrique Peña Nieto.
¡Qué cláusula de gobernabilidad ni qué ocho cuartos!
Proponer gobiernos de coalición suena bien, pero podría resultar una reforma ociosa. Lo que urge a la ciudadanía son instituciones fuertes; que el Congreso deje de ser una olla de grillos; que los partidos sean auténticos representantes del pueblo y no maquinarias electorales o agencias de colocaciones.
Para el secretario de Gobernación, antes de proponer gobiernos de coalición, debe legislarse una segunda vuelta en la elección presidencial. Alega: “No hay tiempo para otra cosa”. Federico Reyes Heroles dice lo contrario: “Tiempo sobra, lo que falta es voluntad”.
En busca de la coalición podría haber una colisión.
MONJE LOCO: Andrés Manuel no fue de mendigo con la cúpula empresarial de Nuevo León. Acudió en busca de comprensión. No quiere esos votos, pero tampoco esos vetos. Ya se sabe, ya se supo…
México ya cambió, nosotros los políticos, aún no.
Manlio Fabio Beltrones
Es un formato que permitiría al Presidente de la República tener mayoría en el Congreso. Un ejercicio de poder compartido. La suma de fuerzas políticas para terminar con la parálisis legislativa.
Es la única manera de acotar el presidencialismo absoluto que deriva en dictadura disfrazada.
Es un cambio radical.
Dicho en corto: es la mejor manera de compartir los beneficios del poder y también sus culpas. Lástima que el poder no se comparta. En fin…
Tal vez por eso, 46 académicos, intelectuales y políticos, vinculados a los tres partidos grandotes, urgen a concretar una reforma constitucional que permita un mejor gobierno para 2012, ante la eventualidad de que ningún partido logre mayoría en el Congreso.
¿Es darle cuerpo a la democracia?
El desplegado “robaplanas” titulado “Por una democracia constitucional” incluye las firmas de los principales impulsores de la reforma política.
Importan los nombres, pero más las ideas.
Más plural, imposible.
“En una democracia, la política nos hace diferentes, pero no enemigos”, reza la esquela, como una oración.
El compromiso convoca a superar contradicciones. Habla del ejercicio del poder en la pluralidad. De un orden de libertades para los gobernados y de responsabilidades para los gobernantes.
La convocatoria provoca. Basta de sospechosas alianzas sólo para ganar elecciones.
La propuesta de un gobierno de coalición es una manera de rescatar a México del fango político que lo atasca.
Pero también revela el credo político de Manlio Fabio Beltrones y lo confronta con el de Enrique Peña Nieto.
¡Qué cláusula de gobernabilidad ni qué ocho cuartos!
Proponer gobiernos de coalición suena bien, pero podría resultar una reforma ociosa. Lo que urge a la ciudadanía son instituciones fuertes; que el Congreso deje de ser una olla de grillos; que los partidos sean auténticos representantes del pueblo y no maquinarias electorales o agencias de colocaciones.
Para el secretario de Gobernación, antes de proponer gobiernos de coalición, debe legislarse una segunda vuelta en la elección presidencial. Alega: “No hay tiempo para otra cosa”. Federico Reyes Heroles dice lo contrario: “Tiempo sobra, lo que falta es voluntad”.
En busca de la coalición podría haber una colisión.
MONJE LOCO: Andrés Manuel no fue de mendigo con la cúpula empresarial de Nuevo León. Acudió en busca de comprensión. No quiere esos votos, pero tampoco esos vetos. Ya se sabe, ya se supo…
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