Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate
Cuando todo indicaba que el PRD, el domingo pasado, se disponía a cumplir cabalmente con el mandato del Tribual Electoral del Poder Judicial de la Federación, consistente en llevar a cabo, mediante elección en todos los estados y en el Distrito Federal, la renovación de sus órganos internos de dirección, como lo es el consejo nacional y los consejos estatales, dentro del término perentorio que para ello les fijó esa autoridad electoral y cuyo vencimiento será el 15 de noviembre próximo. Pero resulta que en el mero momento todo se derrumbó y vino la hecatombe, ya que a unas cuantas horas previas del inicio de la jornada electoral en la que sólo participarían militantes de ese partido, quienes elegirían a dichos consejeros, la elección irremediablemente, con inusitados escándalos, reventó.
Sí, la elección fue un desastre a nivel nacional y por la gravedad de las irregularidades, particularmente la misma se tuvo que cancelar en cuatro estados de la república, Oaxaca, Chiapas, Zacatecas y Veracruz, así como en el Distrito Federal, en medio del caos y acusaciones mutuas, principalmente entre las corrientes más importantes, Izquierda Democrática Nacional y Nueva Izquierda, la primera liderada por Dolores Padierna, Secretaría General del PRD, y la segunda representada por el chuchista Jesús Zambrano, presidente de este partido.
Este proceso electoral, interno del PRD, provocó que se formaron dos bloques antagónicos, uno representado por la Izquierda Democrática Nacional, que impulsa la planilla de candidatos a consejeros número 10, afines a Andrés Manuel López Obrador, y el otro bloque alineado a Marcelo Ebrard, que encabeza la Nueva Izquierda y que promueve con desmesura la planilla número 22.
El epicentro de este exacerbado conflicto, indudablemente se tuvo en el Distrito Federal, por una fundamental razón, que consiste en que la planilla que llegue a obtener el mayor número de consejeros aquí en esta entidad, tendrá la prerrogativa para designar al comité directivo del PRD-DF. Cuestión muy importante, ya que este comité será el que establezca las reglas para las candidaturas a jefes delegacionales, diputados locales y federales, así como también influirá en la determinación del método para la candidatura de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
¿Pero qué fue lo que sucedió el domingo pasado como para que se descarrilara la elección de consejeros en el PRD? La respuesta es sencilla, ya que resulta que la planilla 22, que respalda a Marcelo Ebrard, sin recato y moderación alguna, venía cometiendo anomalías diversas, ello con el objeto de asegurar ganar la elección de consejeros. Caso escandaloso lo fue el suscitado el jueves pasado, cuando a altas horas de la noche, en la Colonia Doctores, se descubrieron dos tráileres repletos, hasta ya no poder, de despensas, se dice que eran alrededor de diez mil, y que las pretendían repartir entre militantes del PRD a cambio de que se comprometieran a votar por esa planilla 22.
Pero la gota que derramó el vaso ocurrió cuando integrantes de la planilla 22, entre ellos el Jefe delegacional de Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo y Jesús Valencia, así como demás funcionarios del Gobierno del Distrito Federal y atrás de ellos, sin dar la cara, los de Nueva Izquierda, que con lujo de violencia y actitudes prepotentes irrumpieron y se apoderaron del centro de operaciones, inmueble habilitado para concentrar todo el material electoral, incluidas las boletas de votación que se utilizarían ese domingo para la elección de consejeros en el Distrito Federal, hechos que impidieron la distribución de tales boletas electorales a los respectivos centros de captación de votos ubicados territorialmente por la Ciudad, lo que significó la cancelación de ese proceso comicial. Con ello desplazaron a los de la planilla 10, y éstos no tuvieron otra alternativa más que salir a la calle a protestar abiertamente en contra de Marcelo Ebrard, a quien con justificada razón culpaban de lo sucedido y lo acusaron de todo, además de responsabilizarlo del fracaso electoral capitalino.
Lo más bochornoso vino cuando múltiples despensas se las dejaron a las puertas del edificio donde él despacha y al calor de los ánimos caldeados, le exigieron que mejor se fuera del PRD.
Ah, pero luego surgió alguien piadoso que inmediatamente al ver su caída y su imagen deteriorada por tales hechos, le tendió los brazos, seguramente para rescatarlo, y pues no podría ser otros más que el panista Ernesto Cordero, quien lo invitó a sumarse a su movimiento proselitista, quizá con la intención futura de ofrecerle la coordinación de su campaña.
Es claro que en esa disputa política, en que el PRD se debate entre el jaloneo de corrientes internas, el que salió más raspado lo fue el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, a pesar de que estaba tan distante, ya que como se sabía, andaba en su placentero viaje por Kuwait, mientras que aquí, en estas tierras aztecas, se editaba un nuevo chuchinero, perdón, cochinero electoral. Veremos en que para todo esto.
Pálida tinta: Cuando le gritaron ¡corrupto! Él ni tardo ni perezoso, con voz golpeada, les contestó: ¡corrupta tú madre! ¿Demetrio Sodi pensará que puede tratar al tú por tú a los vecinos de la delegación Miguel Hidalgo, nada más por el hecho de que él es ahí la máxima autoridad? Una cosa sí es verdad, que cuando salga nuevamente a pedir los votos ciudadanos no se comportará como barbaján, al contrario, todo lo que le digan seguro se le va a resbalar y hasta amable habrá de responder con una espléndida sonrisa.
Cuando todo indicaba que el PRD, el domingo pasado, se disponía a cumplir cabalmente con el mandato del Tribual Electoral del Poder Judicial de la Federación, consistente en llevar a cabo, mediante elección en todos los estados y en el Distrito Federal, la renovación de sus órganos internos de dirección, como lo es el consejo nacional y los consejos estatales, dentro del término perentorio que para ello les fijó esa autoridad electoral y cuyo vencimiento será el 15 de noviembre próximo. Pero resulta que en el mero momento todo se derrumbó y vino la hecatombe, ya que a unas cuantas horas previas del inicio de la jornada electoral en la que sólo participarían militantes de ese partido, quienes elegirían a dichos consejeros, la elección irremediablemente, con inusitados escándalos, reventó.
Sí, la elección fue un desastre a nivel nacional y por la gravedad de las irregularidades, particularmente la misma se tuvo que cancelar en cuatro estados de la república, Oaxaca, Chiapas, Zacatecas y Veracruz, así como en el Distrito Federal, en medio del caos y acusaciones mutuas, principalmente entre las corrientes más importantes, Izquierda Democrática Nacional y Nueva Izquierda, la primera liderada por Dolores Padierna, Secretaría General del PRD, y la segunda representada por el chuchista Jesús Zambrano, presidente de este partido.
Este proceso electoral, interno del PRD, provocó que se formaron dos bloques antagónicos, uno representado por la Izquierda Democrática Nacional, que impulsa la planilla de candidatos a consejeros número 10, afines a Andrés Manuel López Obrador, y el otro bloque alineado a Marcelo Ebrard, que encabeza la Nueva Izquierda y que promueve con desmesura la planilla número 22.
El epicentro de este exacerbado conflicto, indudablemente se tuvo en el Distrito Federal, por una fundamental razón, que consiste en que la planilla que llegue a obtener el mayor número de consejeros aquí en esta entidad, tendrá la prerrogativa para designar al comité directivo del PRD-DF. Cuestión muy importante, ya que este comité será el que establezca las reglas para las candidaturas a jefes delegacionales, diputados locales y federales, así como también influirá en la determinación del método para la candidatura de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
¿Pero qué fue lo que sucedió el domingo pasado como para que se descarrilara la elección de consejeros en el PRD? La respuesta es sencilla, ya que resulta que la planilla 22, que respalda a Marcelo Ebrard, sin recato y moderación alguna, venía cometiendo anomalías diversas, ello con el objeto de asegurar ganar la elección de consejeros. Caso escandaloso lo fue el suscitado el jueves pasado, cuando a altas horas de la noche, en la Colonia Doctores, se descubrieron dos tráileres repletos, hasta ya no poder, de despensas, se dice que eran alrededor de diez mil, y que las pretendían repartir entre militantes del PRD a cambio de que se comprometieran a votar por esa planilla 22.
Pero la gota que derramó el vaso ocurrió cuando integrantes de la planilla 22, entre ellos el Jefe delegacional de Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo y Jesús Valencia, así como demás funcionarios del Gobierno del Distrito Federal y atrás de ellos, sin dar la cara, los de Nueva Izquierda, que con lujo de violencia y actitudes prepotentes irrumpieron y se apoderaron del centro de operaciones, inmueble habilitado para concentrar todo el material electoral, incluidas las boletas de votación que se utilizarían ese domingo para la elección de consejeros en el Distrito Federal, hechos que impidieron la distribución de tales boletas electorales a los respectivos centros de captación de votos ubicados territorialmente por la Ciudad, lo que significó la cancelación de ese proceso comicial. Con ello desplazaron a los de la planilla 10, y éstos no tuvieron otra alternativa más que salir a la calle a protestar abiertamente en contra de Marcelo Ebrard, a quien con justificada razón culpaban de lo sucedido y lo acusaron de todo, además de responsabilizarlo del fracaso electoral capitalino.
Lo más bochornoso vino cuando múltiples despensas se las dejaron a las puertas del edificio donde él despacha y al calor de los ánimos caldeados, le exigieron que mejor se fuera del PRD.
Ah, pero luego surgió alguien piadoso que inmediatamente al ver su caída y su imagen deteriorada por tales hechos, le tendió los brazos, seguramente para rescatarlo, y pues no podría ser otros más que el panista Ernesto Cordero, quien lo invitó a sumarse a su movimiento proselitista, quizá con la intención futura de ofrecerle la coordinación de su campaña.
Es claro que en esa disputa política, en que el PRD se debate entre el jaloneo de corrientes internas, el que salió más raspado lo fue el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, a pesar de que estaba tan distante, ya que como se sabía, andaba en su placentero viaje por Kuwait, mientras que aquí, en estas tierras aztecas, se editaba un nuevo chuchinero, perdón, cochinero electoral. Veremos en que para todo esto.
Pálida tinta: Cuando le gritaron ¡corrupto! Él ni tardo ni perezoso, con voz golpeada, les contestó: ¡corrupta tú madre! ¿Demetrio Sodi pensará que puede tratar al tú por tú a los vecinos de la delegación Miguel Hidalgo, nada más por el hecho de que él es ahí la máxima autoridad? Una cosa sí es verdad, que cuando salga nuevamente a pedir los votos ciudadanos no se comportará como barbaján, al contrario, todo lo que le digan seguro se le va a resbalar y hasta amable habrá de responder con una espléndida sonrisa.
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