Política espectacular

Felipe se divierte
Cuauhtemiña de Cordero
Fox se pone chapeado

Julio Hernández López / Astillero


A pesar de todo, el espectáculo debe continuar. Cierto es que hay un entorno de desgracias y el futuro pinta sin expectativas favorables, pero muchos de los actores políticos siguen esforzándose por presentar al respetable público sus mejores malabares y efectos especiales.

Allí está, por ejemplo, el siempre alegre Felipe, que saca juventud de lo pesado y, ya tan metido en la pista de lo turístico donde tanto le apasiona practicar, hace saber a los mexicanos las razones por las que filmó las escenas de deporte extremo incluidas en un reportaje de Casino Royale, perdón, de The Royal Tour: “... y bueno, no se lo digan a nadie –jugó el simpático rapelista, escalador y otras linduras más–, pero la verdad es que pensé que me iba a divertir muchísimo y efectivamente me divertí mucho. Siempre he sido un fanático de México, un enamorado de México”. Oh, el presupuesto de Los Pinos y las horas extras de los miembros del Estado Mayor Presidencial lloran de alegría al escuchar al vate michoacano declamar México, ¡buceo en ti! Otra lágrima de contento rueda cuando el político tan divertido habla de ballenas grises que hacen viajes migratorios para cumplir su ciclo reproductivo acá y por tanto sus crías son mexicanas, aunque no tengan papeles. Nomás falta que agregue a su larga lista de autodenominaciones la de El Presidente (así se hace llamar) de los migrantes (marítimos).

En otro extremo de la cancha, trata de hacer la cuauhtemiña el jorobado del PAN (mucho le han importunado, es decir, jorobado, los adversarios internos, Chago y Chepina, que no se han sometido a la que presuntamente habría sido la línea de la superioridad a favor de Neto). Desesperado o deshauciado, el tecnócrata de la sonrisa recién alineada recurre a la treta mediática que el ídolo americanista hizo famosa no tanto por la efectividad ofensiva final como por el mero efectismo circunstancial (en youtu.be/NdT25e5gAgg se puede ver un ejemplo de la artimaña popularizada por Cuauhtémoc Blanco). Cordero hizo esfuerzos dolorosamente fallidos por pasar de Nosotros los pirrurris a Ustedes los cuaus, e hilvanó frases presuntamente coloquiales para equiparar lo futbolístico con lo político, mientras el Divo de Tepito le ponía la pelota declarativa en el manchón de penalti para que el políticamente fofo ex secretario de Hacienda tratara de meter algo parecido a un gol.

Experto en jugar a la política con los pies, el medio del Centro Fox (jugador de la línea media, no vayan a pensar otra cosa, como diría el sonrosado Felipe) organiza ataques que en realidad son defensa, como dictan los manuales básicos del box. Golpeado en los bajos por Calderón el fajador (así se denomina al pugilista que tiene mucho aguante, es decir, en recibir golpes, no vayan a pensar otra líquida cosa), quien lo incluye en el paquete de anteriores administraciones que se hicieron pato ante el narcotráfico, el Grandote de San Cristóbal responde fugándose hacia delante y trata de convertir en bandera de lucha el palo con el que lo tunden, de tal manera que mejor habla de dialogar con los grandes jefes del negocio de las drogas, hacer un alto al fuego y pensar en una amnistía. Es decir, la Doctrina de Puente Grande convertida en política de seguridad nacional: más vale un Chapo bien fugado que una guerra mal llevada.

Sabido como es que el verdadero poder en México es electrónico, la cámara que aglutina los intereses de los empresarios de radio y televisión ha invitado a comparecer ante sus cámaras y micrófonos a los principales aspirantes a las candidaturas presidenciales, así que en siete tandas habrán de desahogarse las propuestas de cada uno de los siete buscadores de peligro. Por razones alfabéticas, la última sesión de tres pareciera cargada de simbolismo respecto a los procesos internos de los principales partidos políticos, pues el mismo día se presentarán ante el jurado del electrón López Obrador, Peña Nieto y Vázquez Mota.

En San Lázaro, en tanto, una sesión de encendido intercambio de hipocresías tácticas del PRI y del PAN respecto a sus estrategias frente al narcotráfico terminó de manera abrupta cuando el muy placeado Emilio Chuayffet se dio cuenta de que se había prendido una mecha peligrosa a partir de la acusación bajuna que un diputado panista, Leoncio Morán (ex alcalde de Colima y ex candidato a gobernador de esa entidad) había hecho contra una asistente de Gerardo Fernández Noroña, el diputado petista que a la vez acusaba al blanquiazul de haber eludido tramposamente acusaciones de homicidio relacionadas con un accidente vial.

Y en el Senado se dio a conocer oficialmente la determinación de entregar este año la medalla Belisario Domínguez a Cuauhtémoc Cárdenas, cuyo paso por la política no debe verse solamente en retrospectiva. El hijo del general Cárdenas encabezó el amplio movimiento que primero rompió con la tradicional disciplina priísta, luego retó al poder constituido, con una campaña masiva y esperanzadora que no fue superada más que con la imposición del triunfo salinista, y luego trazó la ruta de una oposición convertida en partido que es el actual del sol azteca. Pero, además, el ingeniero Cárdenas ha sido y es factor de contraste frente al estilo y contenido del principal personaje actual de ese perredismo o, más precisamente, de la izquierda partidista, Andrés Manuel López Obrador. Por otro lado, con una larga presencia en la política de su tierra natal, el homenajeado habrá de aportar ánimos muy necesarios a la alicaída campaña de Silvano Aureoles en Michoacán, donde la hermana del ocupante de Los Pinos solamente tiene como peligro al priísta Fausto Vallejo.

Astillas

El PAN decidió que la elección de su candidato presidencial sea mediante el método tradicional que se concentra en la clientela de miembros activos y adherentes. Con un padrón interno altamente impugnado y la sabida dedicación pinolera a controlar ese ámbito, las posibilidades de éxito de Creel son menores y la decisión final podría quedar, a criterio del dedo superior, entre el presunto delfín Cordero y la presunta independiente Vázquez Mota... ¡Hasta mañana!

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