Salvador García Soto
En torno a Enrique Peña Nieto se mueve un equipo de políticos de nuevo y viejo cuño que conforman el círculo más cercano a las decisiones y estrategias del precandidato mexiquense. Pero ese grupo influyente no es necesariamente compacto y está dividido en dos bloques que hacia adentro se identifican como “los rudos” y “los técnicos”.
Se les conoce así por la dureza o la flexibilidad de sus posiciones, sobre todo cuando se trata de tomar decisiones o de influir en la actuación de Peña. A “los rudos”, por ejemplo, se les ubica con los posicionamientos más radicales y cerrados cuando se trata de negociar o ceder ante adversarios. Es el grupo, por ejemplo, donde se ubican políticos como Emilio Chuayffet y Jesús Murilllo Karam, los dos líderes de los “rudos” peñistas, que han impulsado posiciones de rechazo a temas como candidaturas independientes, la reelección legislativa u otros de la reforma política.
A los “rudos”, en los que también se ubica a Ernesto Nemer, Ricardo Aguilar o Miguel Osorio Chong, se les atribuye la idea de que Peña no tiene porque negociar nada con otros grupos o aspirantes priístas como Manlio Fabio Beltrones. Son los que le aconsejan al mexiquense “arrasar” con su popularidad y no pactar ni negociar con quien tiene una fuerza menor a la suya en el PRI.
En contraparte a la rudeza de ese grupo, están los “técnicos” del equipo de Peña Nieto. Con Luis Videgaray a la cabeza, en ese bloque se ubica los políticos más conciliadores que rodean a Peña, los que se oponen a la idea de “aplastar” a contrincantes internos y más bien le plantean la necesidad de un manejo político cuidadoso y la búsqueda de acuerdos que evite fracturas o rompimientos en el priismo.
En ese grupo se ubican también el ex gobernador coahuilense Enrique Martínez, Roberto Alcantara, Erwin Lino y Jorge Corona, todos de línea política más conciliadora.
A cuál de los bloques de su equipo les hace caso Enrique Peña Nieto, definirá cómo se resuelven las cosas en la disputa interna del priismo; si Peña atiende la actitud conciliadora de los “técnicos” podría sacar una candidatura fuerte, en unidad y sin rompimientos internos; si escucha a la dureza de los “rudos” podría terminar con un PRI dividido y debilitado.
NOTAS INDISCRETAS… Al señor Federico Berrueto, político frustrado dedicado a encuestador y analista, le ha dado por analizar la política buscando señales ocultas y mensajes cifrados en lo que otros escriben. En su lógica de político de vieja guardia, cree que todo lo que se publica en columnas o artículos tiene “mensajes” con dedicatoria, y le ha dado por decir que lo que este columnista escribe siempre tiene que ver con lo que piensa, hace o dice el senador Manlio Fabio Beltrones. En su última colaboración en un diario me llama “acreditado periodista”, cosa que le agradezco, pero también me dice “afín al senador Beltrones”. Señor Berrueto, no sé en su manera de escribir, pero en la mía, no me guío por afinidades o desapegos. Como periodista de profesión que soy, a diferencia de usted, no practico esa clase de periodismo y mi trayectoria y mi trabajo diario lo acreditan. Si usted lo hace es muy su decisión; yo no tengo con el senador Beltrones ninguna afinidad, lo que tengo con él, como con muchos otros políticos de todos los partidos, es una relación profesional y de trabajo basada en el respeto, la información y la crítica. Lo que sí sé —y usted comprueba frecuentemente en sus artículos— es que usted sí tiene un agravio personal y político con el senador Beltrones, cosa que respeto; pero sí le pido, como ya se lo pedí una vez, que si tiene usted algo que decirle al político sonorense se lo diga de frente y directo, con su pluma y sus palabras, y no me utilice a mí para pretender golpearlo, ni tampoco, use mis columnas para quedar bien con los políticos con los que usted o su empresa de encuestas tienen contratos. A mí, señor Berrueto, nadie me dice qué escribir, ni a favor de quién o contra quién; eso me lo dicta mi conciencia y mi ejercicio periodístico, que siempre intento guiar pensando en los lectores y en los temas de interés y de actualidad política y periodística. Tal vez a usted su jefe político, qué sé que lo tiene, sí le diga qué debe escribir o no, y tiene usted la libertad de acatarlo. Pero sería mucho más honesto que lo que usted decida escribir en los espacios que le dan en la prensa lo haga a título personal y no utilizando lo que yo escribo para mandar mensajes, hacer favores o cobrar fracturas. Hágalo con su propia pluma si le da para eso… Dados en la mesa. Serpiente.
En torno a Enrique Peña Nieto se mueve un equipo de políticos de nuevo y viejo cuño que conforman el círculo más cercano a las decisiones y estrategias del precandidato mexiquense. Pero ese grupo influyente no es necesariamente compacto y está dividido en dos bloques que hacia adentro se identifican como “los rudos” y “los técnicos”.
Se les conoce así por la dureza o la flexibilidad de sus posiciones, sobre todo cuando se trata de tomar decisiones o de influir en la actuación de Peña. A “los rudos”, por ejemplo, se les ubica con los posicionamientos más radicales y cerrados cuando se trata de negociar o ceder ante adversarios. Es el grupo, por ejemplo, donde se ubican políticos como Emilio Chuayffet y Jesús Murilllo Karam, los dos líderes de los “rudos” peñistas, que han impulsado posiciones de rechazo a temas como candidaturas independientes, la reelección legislativa u otros de la reforma política.
A los “rudos”, en los que también se ubica a Ernesto Nemer, Ricardo Aguilar o Miguel Osorio Chong, se les atribuye la idea de que Peña no tiene porque negociar nada con otros grupos o aspirantes priístas como Manlio Fabio Beltrones. Son los que le aconsejan al mexiquense “arrasar” con su popularidad y no pactar ni negociar con quien tiene una fuerza menor a la suya en el PRI.
En contraparte a la rudeza de ese grupo, están los “técnicos” del equipo de Peña Nieto. Con Luis Videgaray a la cabeza, en ese bloque se ubica los políticos más conciliadores que rodean a Peña, los que se oponen a la idea de “aplastar” a contrincantes internos y más bien le plantean la necesidad de un manejo político cuidadoso y la búsqueda de acuerdos que evite fracturas o rompimientos en el priismo.
En ese grupo se ubican también el ex gobernador coahuilense Enrique Martínez, Roberto Alcantara, Erwin Lino y Jorge Corona, todos de línea política más conciliadora.
A cuál de los bloques de su equipo les hace caso Enrique Peña Nieto, definirá cómo se resuelven las cosas en la disputa interna del priismo; si Peña atiende la actitud conciliadora de los “técnicos” podría sacar una candidatura fuerte, en unidad y sin rompimientos internos; si escucha a la dureza de los “rudos” podría terminar con un PRI dividido y debilitado.
NOTAS INDISCRETAS… Al señor Federico Berrueto, político frustrado dedicado a encuestador y analista, le ha dado por analizar la política buscando señales ocultas y mensajes cifrados en lo que otros escriben. En su lógica de político de vieja guardia, cree que todo lo que se publica en columnas o artículos tiene “mensajes” con dedicatoria, y le ha dado por decir que lo que este columnista escribe siempre tiene que ver con lo que piensa, hace o dice el senador Manlio Fabio Beltrones. En su última colaboración en un diario me llama “acreditado periodista”, cosa que le agradezco, pero también me dice “afín al senador Beltrones”. Señor Berrueto, no sé en su manera de escribir, pero en la mía, no me guío por afinidades o desapegos. Como periodista de profesión que soy, a diferencia de usted, no practico esa clase de periodismo y mi trayectoria y mi trabajo diario lo acreditan. Si usted lo hace es muy su decisión; yo no tengo con el senador Beltrones ninguna afinidad, lo que tengo con él, como con muchos otros políticos de todos los partidos, es una relación profesional y de trabajo basada en el respeto, la información y la crítica. Lo que sí sé —y usted comprueba frecuentemente en sus artículos— es que usted sí tiene un agravio personal y político con el senador Beltrones, cosa que respeto; pero sí le pido, como ya se lo pedí una vez, que si tiene usted algo que decirle al político sonorense se lo diga de frente y directo, con su pluma y sus palabras, y no me utilice a mí para pretender golpearlo, ni tampoco, use mis columnas para quedar bien con los políticos con los que usted o su empresa de encuestas tienen contratos. A mí, señor Berrueto, nadie me dice qué escribir, ni a favor de quién o contra quién; eso me lo dicta mi conciencia y mi ejercicio periodístico, que siempre intento guiar pensando en los lectores y en los temas de interés y de actualidad política y periodística. Tal vez a usted su jefe político, qué sé que lo tiene, sí le diga qué debe escribir o no, y tiene usted la libertad de acatarlo. Pero sería mucho más honesto que lo que usted decida escribir en los espacios que le dan en la prensa lo haga a título personal y no utilizando lo que yo escribo para mandar mensajes, hacer favores o cobrar fracturas. Hágalo con su propia pluma si le da para eso… Dados en la mesa. Serpiente.
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