Peña Nieto del PRI, candidato de Televisa y empresarios, plantea abrir totalmente Pemex

Pedro Echeverría V.

1. El aspirante presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto –para congraciarse con los empresarios- propuso usar a Pemex en una forma "más audaz" para que sirva como palanca de crecimiento económico y donde participen más las empresas privadas. "Hay una gran oportunidad para que en exploración, producción y refinación haya espacios para el sector privado. Esto no supone que el Estado pierda la propiedad de los hidrocarburos de nuestro país", dijo luego de haber participado en la Novena Cumbre de Negocios, que se celebra desde el pasado domingo en la central ciudad de Querétaro. Peña advirtió que sería perder el tiempo si el país espera a que Pemex, por sí sola, haga los cambios que se requieren para crecer. Reiteró: "La experiencia internacional ha dejado ver que la empresa que se abre al sector privado acelera los procesos de infraestructura y con ello detona el crecimiento del
país".

2. Peña Nieto, el joven candidato de Televisa y los empresarios, es un personaje que no tiene idea de la historia de México porque no la vivió, tampoco la ha estudiado para darse cuenta de lo que sucedió. Piensa que la idea de Lázaro Cárdenas de nacionalizar el petróleo, quitándolo de manos inglesas y yanquis, pudo estar bien en aquel tiempo (1938), pero hoy hay que ser pragmático, ser moderno, entender la problemática de la economía globalizada y es necesario que México se integre plenamente al poderoso capitalismo desarrollado. Pero, ¿Qué hizo México en 1994 después de firmar el Tratado de Libre Comercio si no abrir su economía a los EEUU y Canadá, así como a los más poderosos empresarios? ¿Y cuál ha sido el resultado de esa apertura del mercado? La enorme concentración de la riqueza entre un grupo de los grandes empresarios y la profundización de la pobreza y la miseria en el 70 por ciento de la
población.

3. La realidad es que los poderosos empresarios nacionales y foráneos, obedeciendo la ley del capitalismo, luchan para que se abran “libremente” todas las empresas, pero una vez controladas, se apresuran a cerrarlas como monopolio. Los yanquis así han actuado todos los días durante más de un siglo: Exactamente igual al Tratado de Libre Comercio (TLC) que impusieron en 1994: a) Reclaman libertad de comercio como pensamiento avanzado, b) introducen la competencia en condiciones ventajosas por su enorme producción y, c) luego de matar a las empresas pequeñas y medianas en cada país pobre, conforman gigantescos monopolios. En México no hay duda que en números macros el país ha aumentado radicalmente su comercio exterior pero quienes han aprovechado enriquecerse son los más grandes empresarios y quienes han tenido que cerrar sus negocios son decenas de miles de empresas micros, pequeñas y
medianas.

4. El presidente ilegítimo Felipe Calderón aprovechó la propuesta privatizadora del priísta Peña Nieto para criticar la “inconsistencia” de los políticos que frenan las reformas estructurales en sectores como el energético, pese a apoyarlas de palabra y llamó a superar “prejuicios o nacionalismos exacerbados. “Es vital que pensemos precisamente en ello, que seamos capaces de derrotar los miedos, los complejos, los prejuicios, los nacionalismos exacerbados, los mitos políticos, las faltas de coherencia y de consistencia que se dan en la política mexicana, para, de una vez, decidir lo que tiene que decidirse”. Calderón silencia a propósito, que no se trata de “prejuicios”, “mitos políticos” o “nacionalismos exacerbados”, sino de una realidad concreta: en la medida en que más se abre la economía la dependencia hacia los EEUU, la reconcentración de la riqueza en pocas aumenta, el desempleo se agudiza y la miseria crece
imparable.

5. Otro funesto personaje que aprovechó el viaje fue Luis Téllez, un señor plenamente al servicio de los EEUU y que hoy es presidente de la Bolsa Mexicana de Valores. Muy de inmediato se sumó en el Foro organizado por Alemán Velasco, a las voces que piden una apertura de Petróleos Mexicanos (Pemex) al sector privado. Calificó de como “anacrónica” y “ridícula” la restricción legal para que capitales particulares participen en la industria energética nacional. Aprovechó el discurso del expresidente brasileño Lula da Silva que vino a ofrecer una asociación de Pemex con la petrolero Petrobrás con el fin de “crear nichos de oportunidad para crecer más, aumentar sus exportaciones, buscar nuevos socios comerciales y construir nuevas alianzas”. Los empresarios aplaudieron a Lula por ser un gobernante que en Brasil reprimió a los sectores radicales de izquierda como los “sin tierra”, para beneficiar a los inversionistas de
capital.
6. ¿Por qué en lugar de entregar a Pemex totalmente a manos privadas y extranjeras no se limpia su administración, no se cortan las manos a los grupos gubernamentales y empresariales que lo han convertido en un “barril sin fondo” y las políticas que han desfondado y mal administrado a Pemex usando todas sus ganancias para el presupuesto nacional? La periodista Ana Lilia Pérez, a punto de aparecer su libro, ha denunciado que 20 mil barriles diarios, 200 pipas diarias de petróleo ordeñado y robado, se entregan a empresarios negociantes que por lo grande del robo se sabe quienes son pero no se castiga; señala Lilia que de cada 100 ordeñadores sólo se castigan –cuando más-a cuatro de ellos. Y esto lleva muchas décadas sin que los gobiernos hagan caso porque lo más seguro es que estén participando en los negocios. Este tipo de propuestas de apertura toda lleva indiscutiblemente a al negocio total y al robo definitivo.

7. En México no podemos estar de acuerdo con Lula, mucho menos con Calderón o Peña nieto que nos quieren “modernizar” con el de que el capitalismo se imponga de manera más brutal e inhumana a nuestro pueblo que, por propia naturaleza rechaza el terrible capitalismo. En México no se requiere la modernización, sino la distribución equitativa de la riqueza, el trabajo honesto y honrado y un mayor desarrollo de las relaciones humanas. Si se redujeran a la mitad los salarios de los altos funcionarios, si los empresarios multimillonarios pagaran impuestos, si los trabajadores recibieran los salarios que les corresponden de acuerdo a la producción, otra cosa sería México. ¿O piensan acaso que los campesinos, los obreros, los empleados, estarían peleando como los legisladores por tener coche del año regalado, por aumentar gigantescamente sus salarios, sus compensaciones y aguinaldos? El pueblo mexicano es honesto.

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