Rubén Cortés
El Ejército, Marina, SSP, PGR y las policías de Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, DF, Chihuahua y Chiapas usan desde 2008 una “varita mágica” que indica dónde hay y quién tiene drogas: solo que de mágica no tiene nada la varita, sino que ha resultado un desastre.
Se trata del Detector Molecular GT 200, del cual existen en el país 161 aparatos, comprados por el gobierno y las administraciones estatales a un costo de 30 mil dólares cada uno, a la empresa inglesa Global Tecnical LTD, que es investigada por fraude en su país.
Pero en realidad es una especie de ouija del diablo, cuya antena se convirtió en pesadilla para más de mil personas y en la desgracia de una: Roberto Isaías Ligonio, estudiante de la Universidad Tecnológica de Campeche, muerto a tiros por infantes de la Marina en Tabasco.
El Detector Molecular GT 200 indicó que Ligonio transportaba enervantes en su camioneta. Los marinos le dieron el alto, pero el joven no obedeció la orden y fue acribillado. Sin embargo, los infantes revisaron el vehículo y no encontraron nada de drogas. Era el 30 de noviembre de 2008.
La muerte de Ligonio provocó que la CNDH llamara a la Secretaría de Marina a no usar más el aparato, según la recomendación 61/2010, porque los marinos vulneraron la integridad y seguridad personal, la legalidad y seguridad jurídica de la víctima.
Además, la utilización de la varita ha provocado mil 250 cateos ilegales desde 2008, documentadas en 32 recomendaciones por violaciones a derechos humanos, pese a que está demostrado científicamente que el famoso “DT 200” no sirve para lo que se usa en México.
Tan es así que en Estados Unidos se vende a 18 dólares en los supermercados de Estados Unidos como equipo detector de pelotas de golf. Y científicos reconocidos, como el francés Jaques Benveniste y el inglés James Randi demostraron que no detecta drogas ni armas.
Ah, pero aquí hemos gastado 345 millones de pesos en la compra de mil 161 de esas varitas mágicas, que según la empresa que las fabrica (y está demandada por fraude) detecta droga, armas y explosivos a cinco kilómetros de distancia.
Sin embargo, el 5 de febrero de 2010, el propio gobierno británico instruyó a sus embajadores para que informaran a los países donde están establecidos (incluido México) que el “GT 200” es un equipo con fallas, que no detecta explosivos y pone en riesgo la vida de quien lo opere.
Así que el Ejército, Marina, SSP, PGR y las policías de Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, DF, Chihuahua y Chiapas saben que pagan 30 mil dólares por aparatos detectores de pelotas de golf y no de drogas ni armas.
Se dejan tomar el pelo, pues.
El Ejército, Marina, SSP, PGR y las policías de Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, DF, Chihuahua y Chiapas usan desde 2008 una “varita mágica” que indica dónde hay y quién tiene drogas: solo que de mágica no tiene nada la varita, sino que ha resultado un desastre.
Se trata del Detector Molecular GT 200, del cual existen en el país 161 aparatos, comprados por el gobierno y las administraciones estatales a un costo de 30 mil dólares cada uno, a la empresa inglesa Global Tecnical LTD, que es investigada por fraude en su país.
Pero en realidad es una especie de ouija del diablo, cuya antena se convirtió en pesadilla para más de mil personas y en la desgracia de una: Roberto Isaías Ligonio, estudiante de la Universidad Tecnológica de Campeche, muerto a tiros por infantes de la Marina en Tabasco.
El Detector Molecular GT 200 indicó que Ligonio transportaba enervantes en su camioneta. Los marinos le dieron el alto, pero el joven no obedeció la orden y fue acribillado. Sin embargo, los infantes revisaron el vehículo y no encontraron nada de drogas. Era el 30 de noviembre de 2008.
La muerte de Ligonio provocó que la CNDH llamara a la Secretaría de Marina a no usar más el aparato, según la recomendación 61/2010, porque los marinos vulneraron la integridad y seguridad personal, la legalidad y seguridad jurídica de la víctima.
Además, la utilización de la varita ha provocado mil 250 cateos ilegales desde 2008, documentadas en 32 recomendaciones por violaciones a derechos humanos, pese a que está demostrado científicamente que el famoso “DT 200” no sirve para lo que se usa en México.
Tan es así que en Estados Unidos se vende a 18 dólares en los supermercados de Estados Unidos como equipo detector de pelotas de golf. Y científicos reconocidos, como el francés Jaques Benveniste y el inglés James Randi demostraron que no detecta drogas ni armas.
Ah, pero aquí hemos gastado 345 millones de pesos en la compra de mil 161 de esas varitas mágicas, que según la empresa que las fabrica (y está demandada por fraude) detecta droga, armas y explosivos a cinco kilómetros de distancia.
Sin embargo, el 5 de febrero de 2010, el propio gobierno británico instruyó a sus embajadores para que informaran a los países donde están establecidos (incluido México) que el “GT 200” es un equipo con fallas, que no detecta explosivos y pone en riesgo la vida de quien lo opere.
Así que el Ejército, Marina, SSP, PGR y las policías de Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, DF, Chihuahua y Chiapas saben que pagan 30 mil dólares por aparatos detectores de pelotas de golf y no de drogas ni armas.
Se dejan tomar el pelo, pues.
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