Marco A. Flota / Grillotina
Siempre se ha dicho que el 90 por ciento de los mexicanos son católicos, pero el 110 por ciento son guadalupanos. Y es cierto. Porque ya casi nadie en este país espera nada de los políticos, pero todos- ya sin el casi- hemos esperado algún milagro de la Morenita del Tepeyac.
Y el miércoles pasado hizo varios, con motivo de la inauguración de la Plaza Mariana de la Basílica, que aceptaron desalojar los ambulantes, lo que es milagro equiparable a la multiplicación de los panes.
Además, solo la Guadalupana podría lograr, como lo hizo, que el presidente Calderón y el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, se saludaran de mano, fuera de un pacto protocolario, y hasta con una gran sonrisa. Lo cual es un milagro similar al de la conversión del agua en vino (Lo cual hubiera dado mucho gusto a uno de los protagonistas, pero no vamos a decir cuál).
Y es que Calderón, seguramente devoto de su tocayo San Felipe de Jesús, y Ebrard, quien ya no cree mucho en San Isidro LaObrador, se habían resistido a tomarse la foto. Y se la tomaron, seguramente no con Polaroid, porque Marcelo ya no se revela al instante.
Tercer milagro: por primera vez fue pronunciado, en un acto encabezado por el presidente Calderón, el nombre de Andrés Manuel López Obrador. El cardenal Norberto agradeció a AMLO la donación del terreno para la Plaza. Y no diremos que ese fue un milagro semejante al de la multiplicación de los Pejes.digo, de los peces, para no herir susceptibilidades. Pero si comparable a la resurrección de Cuauhtémoc... digo de Lázaro... bueno, ustedes entienden.
Finalmente, don Carlos Slim recibió dispensa eclesiástica por su actitud reacia a la filantropía. “El Señor no te puso en medio de nosotros para que dieras limosna”, expresó el cardenal Norberto al magnate, cuyo santo patrono debe ser San Borns. Y añadió el alto prelado:
“El Señor te ha mandado para que nos hagas soñar y nos enseñes tu constancia en el trabajo y tu gran inteligencia para abrir nuevos caminos”.
Así que nadie se extrañe si otros mexicanos empiezan a comprar acciones del New York Times o a adquirir empresas telefónicas en todo el mundo, inspirados por el ejemplo del señor Slim. Pero no fue todo:
Citó monseñor Rivera el caso de la Madre Teresa de Calcuta que rescató a un hombre pisoteado, prácticamente destrozado por una multitud, y con sus cuidados le salvó la vida. “Así, nosotros estábamos sin esperanza, no sabíamos cómo poder continuar esta obra (...) Pero tu sensibilidad, tu gran corazón, nos ofreció la ayuda desinteresada para que esto fuera realidad”.
O sea que don Carlos ya está a la altura de la Santa de Calcuta. Aunque la Madre Teresa no realizó ninguna inversión en la India. Pero nadie se extrañaría si un día de éstos surge la noticia de que el señor Slim ha comprado el Taj Mahal, para convertirlo en otro Sanborns.
Pero el mayor prodigio de ese día, en el Tepeyac, fue el reconocimiento-¡y en presencia de Calderón!- a López Obrador. Lo cual debe haber incomodado también a Ebrard porque la Morenita, agradecida, podría ayudar al creador del Morena a ganarle la candidatura presidencial.
Y ya no decimos a ganar Los Pinos, porque ese milagro... quizá ni Ella.
¡RRIINNGG!
-Bueno, Secretaría de Gobernación...
-¿Está el secretario Blackberry?
-¡Es el secretario Blake... ¿por qué Blackberry?
-¿Ah no funciona lentamente?
EPIGRILLO
Si a Madrid se fue Obrador
Marcelo viaja a Kuwait.
¿Y el trabajo, mi señor?
“¡Que se espere!” (En inglés wait)
CALDERÓN: ¿Nos tomamos la foto?
EBRARD: ¡Claro!... ¿quién no se toma una foto en la Villa?
Siempre se ha dicho que el 90 por ciento de los mexicanos son católicos, pero el 110 por ciento son guadalupanos. Y es cierto. Porque ya casi nadie en este país espera nada de los políticos, pero todos- ya sin el casi- hemos esperado algún milagro de la Morenita del Tepeyac.
Y el miércoles pasado hizo varios, con motivo de la inauguración de la Plaza Mariana de la Basílica, que aceptaron desalojar los ambulantes, lo que es milagro equiparable a la multiplicación de los panes.
Además, solo la Guadalupana podría lograr, como lo hizo, que el presidente Calderón y el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, se saludaran de mano, fuera de un pacto protocolario, y hasta con una gran sonrisa. Lo cual es un milagro similar al de la conversión del agua en vino (Lo cual hubiera dado mucho gusto a uno de los protagonistas, pero no vamos a decir cuál).
Y es que Calderón, seguramente devoto de su tocayo San Felipe de Jesús, y Ebrard, quien ya no cree mucho en San Isidro LaObrador, se habían resistido a tomarse la foto. Y se la tomaron, seguramente no con Polaroid, porque Marcelo ya no se revela al instante.
Tercer milagro: por primera vez fue pronunciado, en un acto encabezado por el presidente Calderón, el nombre de Andrés Manuel López Obrador. El cardenal Norberto agradeció a AMLO la donación del terreno para la Plaza. Y no diremos que ese fue un milagro semejante al de la multiplicación de los Pejes.digo, de los peces, para no herir susceptibilidades. Pero si comparable a la resurrección de Cuauhtémoc... digo de Lázaro... bueno, ustedes entienden.
Finalmente, don Carlos Slim recibió dispensa eclesiástica por su actitud reacia a la filantropía. “El Señor no te puso en medio de nosotros para que dieras limosna”, expresó el cardenal Norberto al magnate, cuyo santo patrono debe ser San Borns. Y añadió el alto prelado:
“El Señor te ha mandado para que nos hagas soñar y nos enseñes tu constancia en el trabajo y tu gran inteligencia para abrir nuevos caminos”.
Así que nadie se extrañe si otros mexicanos empiezan a comprar acciones del New York Times o a adquirir empresas telefónicas en todo el mundo, inspirados por el ejemplo del señor Slim. Pero no fue todo:
Citó monseñor Rivera el caso de la Madre Teresa de Calcuta que rescató a un hombre pisoteado, prácticamente destrozado por una multitud, y con sus cuidados le salvó la vida. “Así, nosotros estábamos sin esperanza, no sabíamos cómo poder continuar esta obra (...) Pero tu sensibilidad, tu gran corazón, nos ofreció la ayuda desinteresada para que esto fuera realidad”.
O sea que don Carlos ya está a la altura de la Santa de Calcuta. Aunque la Madre Teresa no realizó ninguna inversión en la India. Pero nadie se extrañaría si un día de éstos surge la noticia de que el señor Slim ha comprado el Taj Mahal, para convertirlo en otro Sanborns.
Pero el mayor prodigio de ese día, en el Tepeyac, fue el reconocimiento-¡y en presencia de Calderón!- a López Obrador. Lo cual debe haber incomodado también a Ebrard porque la Morenita, agradecida, podría ayudar al creador del Morena a ganarle la candidatura presidencial.
Y ya no decimos a ganar Los Pinos, porque ese milagro... quizá ni Ella.
¡RRIINNGG!
-Bueno, Secretaría de Gobernación...
-¿Está el secretario Blackberry?
-¡Es el secretario Blake... ¿por qué Blackberry?
-¿Ah no funciona lentamente?
EPIGRILLO
Si a Madrid se fue Obrador
Marcelo viaja a Kuwait.
¿Y el trabajo, mi señor?
“¡Que se espere!” (En inglés wait)
CALDERÓN: ¿Nos tomamos la foto?
EBRARD: ¡Claro!... ¿quién no se toma una foto en la Villa?
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