En el DF se les batió el engrudo
El fallo de la Corte
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
Será en estos días cuando el PRI reciba, si no es que ya lo tiene, de manera oficial, el resolutivo del tribunal electoral federal que le ordena que efectúe sus elecciones internas en el Distrito Federal, tal como están pactadas en las normas que los mismos militantes se han dado, y que todo acto que se hubiera realizado hasta ahora, en virtud de que no se renovaron los órganos de gobierno de ese partido, sea anulado. El PRI tendrá presidente y quedará dividido.
Esto quiere decir, entre otras cosas, que la pugna por la presidencia del PRI en la ciudad aún es un volado, y que Jesús Murillo Karam, ex gobernador de Hidalgo, que fue nombrado delegado especial para el PRI del Distrito Federal, se quedará sin chamba, es decir, tendrá que dejar el lugar que, como ya habíamos adelantado en este espacio, no existe en los estatutos de ese partido, aunque ha sido un instrumento de uso recurrente del priísmo.
Esta batalla, que no guerra, ha sido ganada, si es verdad lo que nos comentan, por Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, cuyos seguidores interpusieron la demanda en contra del PRI, y calará profundo en los planes que desde las oficinas de Enrique Peña Nieto se tienen para la capital.
Para darnos una idea de lo que significa, podríamos explicar que hasta ahora el Consejo Político del PRI-DF está bajo el control de Cuauhtémoc Gutiérrez, enemigo número uno no sólo de Beatriz Paredes, a quien Peña Nieto pretende como candidata a la jefatura de Gobierno de la ciudad, sino del propio ex gobernador del estado de México, con quien tuvo un acuerdo que, hasta donde Gutiérrez señala, no respetó el mexiquense.
En ese tenor, no sería nada del otro mundo que el Consejo Político, que se encarga de delinear las formas de selección del candidato a la jefatura de Gobierno, lanzara la idea, como ya se hizo en el PRI nacional, de hacer una elección abierta para escoger al representante de ese partido en las elecciones del año próximo.
Para los cercanos a Beatriz Paredes, esa condición, exponerse a una consulta abierta a la ciudadanía, parece inaceptable. Hasta la fecha se tenía cierto que el PRI del DF tendría lo que se conoce como candidato de unidad, y esa unidad estaría en torno a la señora Paredes, lo que sepultaría a Gutiérrez de la Torre y su grupo.
No obstante, el golpe va directo a las aspiraciones no sólo de la política tlaxcalteca, sino del aspirante a la Presidencia de la República, que una y otra vez ha topado con pared en el Distrito Federal. Esto porque, según se aclara, esta vez no habrá arreglo entre las partes, la división en el PRI es definitiva y pierde Peña Nieto.
Y lo peor es que, de no ser Beatriz Paredes quien represente al PRI, no hay en el horizonte de ese partido un candidato con la fuerza suficiente para enfrentar, con buenos resultados, al PRD, por lo que ya hay un grupo de priístas que se esfuerza por lograr que la legisladora acepte las condiciones que le imponga el Consejo Político.
Por otra parte, quienes deben sentirse felices por ese motivo son los aspirantes del PRD al gobierno de la ciudad de México, que ya sentían la fuerza de la priísta en la próxima elección. Total, si de verdad los del PRI se creen la historia del jalón Peña Nieto, no deberían estar tan preocupados; cualquiera podría ser el candidato, aunque a final de cuentas, es preciso decirlo, ahora ya no están tan seguros.
De pasadita
Así que la salvación de México está en un gobierno chilaquil, donde triunfen los negocios y la gente siga a la espera de una línea de gobierno acorde con sus necesidades. ¿Por qué será que ninguno de los que llaman a la salvación está preocupado por lo que la gente diga, y sí por destrabar cosas tan peligrosas como la ley de seguridad, la privatización de Pemex o el despojo de los derechos de los trabajadores desde una ley de explotación total? ¿Cuál será la diferencia entre que uno gobierne o gobierne el chilaquil, si todos van por el mismo camino? ¡Válgame la recontra...!
El fallo de la Corte
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
Será en estos días cuando el PRI reciba, si no es que ya lo tiene, de manera oficial, el resolutivo del tribunal electoral federal que le ordena que efectúe sus elecciones internas en el Distrito Federal, tal como están pactadas en las normas que los mismos militantes se han dado, y que todo acto que se hubiera realizado hasta ahora, en virtud de que no se renovaron los órganos de gobierno de ese partido, sea anulado. El PRI tendrá presidente y quedará dividido.
Esto quiere decir, entre otras cosas, que la pugna por la presidencia del PRI en la ciudad aún es un volado, y que Jesús Murillo Karam, ex gobernador de Hidalgo, que fue nombrado delegado especial para el PRI del Distrito Federal, se quedará sin chamba, es decir, tendrá que dejar el lugar que, como ya habíamos adelantado en este espacio, no existe en los estatutos de ese partido, aunque ha sido un instrumento de uso recurrente del priísmo.
Esta batalla, que no guerra, ha sido ganada, si es verdad lo que nos comentan, por Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, cuyos seguidores interpusieron la demanda en contra del PRI, y calará profundo en los planes que desde las oficinas de Enrique Peña Nieto se tienen para la capital.
Para darnos una idea de lo que significa, podríamos explicar que hasta ahora el Consejo Político del PRI-DF está bajo el control de Cuauhtémoc Gutiérrez, enemigo número uno no sólo de Beatriz Paredes, a quien Peña Nieto pretende como candidata a la jefatura de Gobierno de la ciudad, sino del propio ex gobernador del estado de México, con quien tuvo un acuerdo que, hasta donde Gutiérrez señala, no respetó el mexiquense.
En ese tenor, no sería nada del otro mundo que el Consejo Político, que se encarga de delinear las formas de selección del candidato a la jefatura de Gobierno, lanzara la idea, como ya se hizo en el PRI nacional, de hacer una elección abierta para escoger al representante de ese partido en las elecciones del año próximo.
Para los cercanos a Beatriz Paredes, esa condición, exponerse a una consulta abierta a la ciudadanía, parece inaceptable. Hasta la fecha se tenía cierto que el PRI del DF tendría lo que se conoce como candidato de unidad, y esa unidad estaría en torno a la señora Paredes, lo que sepultaría a Gutiérrez de la Torre y su grupo.
No obstante, el golpe va directo a las aspiraciones no sólo de la política tlaxcalteca, sino del aspirante a la Presidencia de la República, que una y otra vez ha topado con pared en el Distrito Federal. Esto porque, según se aclara, esta vez no habrá arreglo entre las partes, la división en el PRI es definitiva y pierde Peña Nieto.
Y lo peor es que, de no ser Beatriz Paredes quien represente al PRI, no hay en el horizonte de ese partido un candidato con la fuerza suficiente para enfrentar, con buenos resultados, al PRD, por lo que ya hay un grupo de priístas que se esfuerza por lograr que la legisladora acepte las condiciones que le imponga el Consejo Político.
Por otra parte, quienes deben sentirse felices por ese motivo son los aspirantes del PRD al gobierno de la ciudad de México, que ya sentían la fuerza de la priísta en la próxima elección. Total, si de verdad los del PRI se creen la historia del jalón Peña Nieto, no deberían estar tan preocupados; cualquiera podría ser el candidato, aunque a final de cuentas, es preciso decirlo, ahora ya no están tan seguros.
De pasadita
Así que la salvación de México está en un gobierno chilaquil, donde triunfen los negocios y la gente siga a la espera de una línea de gobierno acorde con sus necesidades. ¿Por qué será que ninguno de los que llaman a la salvación está preocupado por lo que la gente diga, y sí por destrabar cosas tan peligrosas como la ley de seguridad, la privatización de Pemex o el despojo de los derechos de los trabajadores desde una ley de explotación total? ¿Cuál será la diferencia entre que uno gobierne o gobierne el chilaquil, si todos van por el mismo camino? ¡Válgame la recontra...!
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