Itinerario Político / Ricardo Alemán
Al tiempo que –a los ojos de todos– se agudiza la crisis de confianza, credibilidad y legalidad que vive el Instituto Federal Electoral, se confirma que la cacareada “ciudadanización” del árbitro electoral, en realidad siempre fue una simulación, si no es que una farsa. ¿Por qué?
Porque a la vuelta de los años, se confirma que no pocos consejeros del llamado “IFE ciudadano”, eran más que simuladores de ciudadanos sin partido que, luego de dejar el cargo en el Instituto Electoral, revelaron su verdadera militancia y filiación partidista. Más aún, el IFE hoy parece el campeón de las nuevas instituciones en producir aspirantes presidenciales.
Y si tienen dudas, vale recordar que el IFE produjo dos precandidatos presidenciales a la contienda de 2012. ¿Ya los identificaron? En efecto, se trata de los precandidatos presidenciales Alonso Lujambio y Santiago Creel. El primero ya fue destronado y, el segundo, se mantiene en la pelea de los pretensos del PAN. Vale recordar que los señores Creel y Lujambio juraron y perjuraron que no tenían militancia partidista. Años después, se confirmó su profunda militancia azul.
Pero no son todos. También pertenecieron al llamado IFE de consejeros ciudadanos, el hoy locuaz diputado del PT, Jaime Cárdenas. ¿Se imaginan en manos de qué clase de consejeros ciudadanos estaba el IFE, si vemos el desempeño político del locuaz y descocado diputado de filiación lopezobradorista, Jaime Cárdenas?
Tampoco es todo. De igual manera, perteneció a ese IFE ciudadano el señor Juan Molinar Horcasitas, un panista por todos los costados, quien se ha desempeñado como legislador, cuadro directivo de su partido, director del IMSS y hasta secretario de Estado. Otros consejeros han sido candidatos a gobiernos estatales, diputados y senadores, además de que otros en realidad sólo utilizaron el cargo de consejero electoral, como trampolín a otras posiciones.
Lo cierto es que la llamada “ciudadanización del IFE”, en realidad es una mala broma, una burla para los ciudadanos y potenciales electores. ¿Por qué? Porque nos guste o no, es casi imposible la existencia de un ciudadano sin militancia partidista. Y en sentido contrario, sería ingenuo suponer que los partidos políticos iban a dejar, en manos de ciudadanos sin partido, un asunto tal delicado como el arbitraje electoral.
En realidad, el gran logro de la aplaudida Reforma Electoral de 1996-1997 fue –en el caso del árbitro electoral–,la nada despreciable garantía de permanencia de que dotó la Constitución a los consejeros del IFE. En otras palabras, que al darles la garantía de que no serían removidos de sus cargos, los consejeros tenían una mayor independencia, respecto del partido que los había impulsado a esa posición.
Pero resulta –como todos saben– que en la contrarreforma de 2007, los senadores del PRI, PAN y PRD destruyeron esa garantía y se apropiaron el IFE. Hoy la crisis de confianza, credibilidad y constitucionalidad que vive el árbitro electoral, es producto de ese golpe que le asestaron los políticos con la contrarreforma de 2007.
Sin embargo, el mayor agravio al proceso electoral se localiza en la grave violación constitucional a la que los partidos políticos han llevado al IFE. Vale recordar que el Artículo 41 Constitucional establece que la organización de las elecciones federales estará a cargo del IFE… y que “en el ejercicio de esa función estatal, la certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad, serán principios rectores”.
Por eso la pregunta. ¿Cómo se puede garantizar certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad en un IFE que no tiene siquiera sus nueve integrantes; que se ha convertido en botín o rapiña de los partidos; que en lugar de consejeros electorales apartidistas, tiene delegados de partido? En realidad los partidos han llevado al IFE a violar los principios de certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad.
Y claro, nos podrán decir misa, pero lo cierto es que nadie puede dar garantías. ¿Y como podemos creer –con todas esas violaciones constitucionales– en la legalidad de las elecciones de 2012?.Al tiempo.
EN EL CAMINO
Siguen los muertos, ejecuciones y el exterminio en Veracruz, a pesar de que las autoridades federales detuvieron a los presuntos jefes de un cártel y a los “matanarcos”. Mientras tanto, Veracruz se suma a los estados en manos del PRI, que pueden ser utilizados como ejemplo de lo que no puede estar de vuelta. Qué tal una campaña como: “No votes por gobiernos como el de Veracruz”.
Al tiempo que –a los ojos de todos– se agudiza la crisis de confianza, credibilidad y legalidad que vive el Instituto Federal Electoral, se confirma que la cacareada “ciudadanización” del árbitro electoral, en realidad siempre fue una simulación, si no es que una farsa. ¿Por qué?
Porque a la vuelta de los años, se confirma que no pocos consejeros del llamado “IFE ciudadano”, eran más que simuladores de ciudadanos sin partido que, luego de dejar el cargo en el Instituto Electoral, revelaron su verdadera militancia y filiación partidista. Más aún, el IFE hoy parece el campeón de las nuevas instituciones en producir aspirantes presidenciales.
Y si tienen dudas, vale recordar que el IFE produjo dos precandidatos presidenciales a la contienda de 2012. ¿Ya los identificaron? En efecto, se trata de los precandidatos presidenciales Alonso Lujambio y Santiago Creel. El primero ya fue destronado y, el segundo, se mantiene en la pelea de los pretensos del PAN. Vale recordar que los señores Creel y Lujambio juraron y perjuraron que no tenían militancia partidista. Años después, se confirmó su profunda militancia azul.
Pero no son todos. También pertenecieron al llamado IFE de consejeros ciudadanos, el hoy locuaz diputado del PT, Jaime Cárdenas. ¿Se imaginan en manos de qué clase de consejeros ciudadanos estaba el IFE, si vemos el desempeño político del locuaz y descocado diputado de filiación lopezobradorista, Jaime Cárdenas?
Tampoco es todo. De igual manera, perteneció a ese IFE ciudadano el señor Juan Molinar Horcasitas, un panista por todos los costados, quien se ha desempeñado como legislador, cuadro directivo de su partido, director del IMSS y hasta secretario de Estado. Otros consejeros han sido candidatos a gobiernos estatales, diputados y senadores, además de que otros en realidad sólo utilizaron el cargo de consejero electoral, como trampolín a otras posiciones.
Lo cierto es que la llamada “ciudadanización del IFE”, en realidad es una mala broma, una burla para los ciudadanos y potenciales electores. ¿Por qué? Porque nos guste o no, es casi imposible la existencia de un ciudadano sin militancia partidista. Y en sentido contrario, sería ingenuo suponer que los partidos políticos iban a dejar, en manos de ciudadanos sin partido, un asunto tal delicado como el arbitraje electoral.
En realidad, el gran logro de la aplaudida Reforma Electoral de 1996-1997 fue –en el caso del árbitro electoral–,la nada despreciable garantía de permanencia de que dotó la Constitución a los consejeros del IFE. En otras palabras, que al darles la garantía de que no serían removidos de sus cargos, los consejeros tenían una mayor independencia, respecto del partido que los había impulsado a esa posición.
Pero resulta –como todos saben– que en la contrarreforma de 2007, los senadores del PRI, PAN y PRD destruyeron esa garantía y se apropiaron el IFE. Hoy la crisis de confianza, credibilidad y constitucionalidad que vive el árbitro electoral, es producto de ese golpe que le asestaron los políticos con la contrarreforma de 2007.
Sin embargo, el mayor agravio al proceso electoral se localiza en la grave violación constitucional a la que los partidos políticos han llevado al IFE. Vale recordar que el Artículo 41 Constitucional establece que la organización de las elecciones federales estará a cargo del IFE… y que “en el ejercicio de esa función estatal, la certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad, serán principios rectores”.
Por eso la pregunta. ¿Cómo se puede garantizar certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad en un IFE que no tiene siquiera sus nueve integrantes; que se ha convertido en botín o rapiña de los partidos; que en lugar de consejeros electorales apartidistas, tiene delegados de partido? En realidad los partidos han llevado al IFE a violar los principios de certeza, legalidad, independencia, parcialidad y objetividad.
Y claro, nos podrán decir misa, pero lo cierto es que nadie puede dar garantías. ¿Y como podemos creer –con todas esas violaciones constitucionales– en la legalidad de las elecciones de 2012?.Al tiempo.
EN EL CAMINO
Siguen los muertos, ejecuciones y el exterminio en Veracruz, a pesar de que las autoridades federales detuvieron a los presuntos jefes de un cártel y a los “matanarcos”. Mientras tanto, Veracruz se suma a los estados en manos del PRI, que pueden ser utilizados como ejemplo de lo que no puede estar de vuelta. Qué tal una campaña como: “No votes por gobiernos como el de Veracruz”.
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