Jorge Zepeda Patterson
Que Felipe Calderón ha apostado de manera visible por Ernesto Cordero para la candidatura presidencial no hay duda alguna. El misterio son los motivos que le llevan a inclinarse por un candidato tan ostensiblemente débil para la madre de todas las batallas. En este mismo espacio me he preguntado, en varias ocasiones, sobre las virtudes políticas que Calderón le ve a Cordero que el resto de los mexicanos no estamos en condiciones de apreciar. Luego de las diversas respuestas de amigos y lectores puedo sintetizar las razones de esa candidatura en tres muy distintas versiones: la ingenua, la estratega y la perversa.
La primera simplemente destaca la supuesta convicción de Calderón de que Cordero es su mejor hombre en el gabinete y la esperanza de que su delfín remonte, como él lo hizo en 2006, la enorme ventaja que le lleva el candidato de la oposición (en aquel entonces López Obrador, hoy Enrique Peña Nieto). Ése es el mantra al que se aferran los calderonistas estos días: Felipe tenía 5% de la intención de voto a mediados de 2005 y ganó un año más tarde, lo mismo puede hacer Cordero. Esta sería la explicación ingenua. Suponer que Cordero se va a convertir en un candidato atractivo en los próximos meses requiere una buena dosis de fantasía.
La segunda versión, la del estratega, está más acorde con el animal político que es el presidente. La describí hace unas semanas como el efecto Cuauhtémoc Blanco. El futbolista ya juega muy poco pero sigue siendo alineado para “jalar la marca”, y permitir a otros jugadores anotar el gol. Cordero recibiría el espaldarazo visible de Calderón para que “jale la marca” o los reflectores, pero el candidato real sería Josefina Vázquez Mota. Según esta hipótesis, el presidente quería evitar que sucediera lo de 2005 cuando Fox apoyó a Creel pero los panistas escogieron al candidato de las bases. Al proyectar a Cordero como su delfín, permite a Josefina presentarse como la candidata no oficial y evita así que Creel se apropie de esa bandera. Si ésa es la estrategia, habría que decir que está resultando exitosa porque Vázquez Mota ha subido como la espuma y todo indica que llegará como la gran favorita a la selección interna del PAN.
Pero hay una tercera versión, la perversa. Calderón habría escogido a Cordero para asegurar la derrota del PAN en un pacto con el PRI a cambio de quedar blindado legal y políticamente en el siguiente sexenio. Quien sostiene esta versión ofrece dos argumentos. Uno, que tales pactos ya existieron cuando el PAN negoció con Peña Nieto no entrar en alianza con el PRD en las elecciones del Estado de México a cambio de apoyos del Revolucionario Institucional en el Congreso. Era un pacto firmado y secreto, que sólo la infidencia de alguno de los firmantes propició que se hiciera público.
El segundo argumento tiene que ver con la fragilidad jurídica en la que termina Calderón por la guerra contra el narco. Ahora mismo existe más de una iniciativa para llevar a tribunales nacionales e internacionales al presidente, por la responsabilidad de su gobierno en los numerosos casos de civiles fallecidos en los enfrentamientos. Una vez que deje la silla presidencial es muy probable que arrecien los esfuerzos políticos y jurídicos contra el exmandatario. Si el gobierno entrante deja pasar tales iniciativas o, peor aún, las incentiva, Calderón podría enfrentar muy graves consecuencias. Por más doloroso que resulte entregar el poder al PRI, afirma esta tesis, cualquier cosa es mejor que terminar en la cárcel.
Encuentro varias objeciones a esta argumentación, pero la principal es que no hay manera de hacer cumplir un pacto con los priistas una vez que éstos asuman el poder. No hay notarios para este tipo de negociaciones. Segundo, si el presidente impone un candidato tan pobre y éste es barrido en la elección (como lo fue Bravo Mena en el Edomex), no tengo duda de que el PAN emprenderá una cacería de brujas contra el calderonismo a partir del 2013. Algo que le costaría mucho aceptar a alguien como Calderón, que ha hecho del PAN la vida misma. Pero aun si resulta descabellada, he comenzado a escuchar esta tercera versión en corrillos y cafés políticos en las últimas semanas. Improbable, pero no imposible.
Personalmente me inclino más por la segunda (que Josefina es el verdadero tapado). En todo caso lo sabremos en unos meses. Si al final es Cordero el elegido, sólo quedarán dos opciones: la ingenua o la perversa. ¿Usted que opina?
Que Felipe Calderón ha apostado de manera visible por Ernesto Cordero para la candidatura presidencial no hay duda alguna. El misterio son los motivos que le llevan a inclinarse por un candidato tan ostensiblemente débil para la madre de todas las batallas. En este mismo espacio me he preguntado, en varias ocasiones, sobre las virtudes políticas que Calderón le ve a Cordero que el resto de los mexicanos no estamos en condiciones de apreciar. Luego de las diversas respuestas de amigos y lectores puedo sintetizar las razones de esa candidatura en tres muy distintas versiones: la ingenua, la estratega y la perversa.
La primera simplemente destaca la supuesta convicción de Calderón de que Cordero es su mejor hombre en el gabinete y la esperanza de que su delfín remonte, como él lo hizo en 2006, la enorme ventaja que le lleva el candidato de la oposición (en aquel entonces López Obrador, hoy Enrique Peña Nieto). Ése es el mantra al que se aferran los calderonistas estos días: Felipe tenía 5% de la intención de voto a mediados de 2005 y ganó un año más tarde, lo mismo puede hacer Cordero. Esta sería la explicación ingenua. Suponer que Cordero se va a convertir en un candidato atractivo en los próximos meses requiere una buena dosis de fantasía.
La segunda versión, la del estratega, está más acorde con el animal político que es el presidente. La describí hace unas semanas como el efecto Cuauhtémoc Blanco. El futbolista ya juega muy poco pero sigue siendo alineado para “jalar la marca”, y permitir a otros jugadores anotar el gol. Cordero recibiría el espaldarazo visible de Calderón para que “jale la marca” o los reflectores, pero el candidato real sería Josefina Vázquez Mota. Según esta hipótesis, el presidente quería evitar que sucediera lo de 2005 cuando Fox apoyó a Creel pero los panistas escogieron al candidato de las bases. Al proyectar a Cordero como su delfín, permite a Josefina presentarse como la candidata no oficial y evita así que Creel se apropie de esa bandera. Si ésa es la estrategia, habría que decir que está resultando exitosa porque Vázquez Mota ha subido como la espuma y todo indica que llegará como la gran favorita a la selección interna del PAN.
Pero hay una tercera versión, la perversa. Calderón habría escogido a Cordero para asegurar la derrota del PAN en un pacto con el PRI a cambio de quedar blindado legal y políticamente en el siguiente sexenio. Quien sostiene esta versión ofrece dos argumentos. Uno, que tales pactos ya existieron cuando el PAN negoció con Peña Nieto no entrar en alianza con el PRD en las elecciones del Estado de México a cambio de apoyos del Revolucionario Institucional en el Congreso. Era un pacto firmado y secreto, que sólo la infidencia de alguno de los firmantes propició que se hiciera público.
El segundo argumento tiene que ver con la fragilidad jurídica en la que termina Calderón por la guerra contra el narco. Ahora mismo existe más de una iniciativa para llevar a tribunales nacionales e internacionales al presidente, por la responsabilidad de su gobierno en los numerosos casos de civiles fallecidos en los enfrentamientos. Una vez que deje la silla presidencial es muy probable que arrecien los esfuerzos políticos y jurídicos contra el exmandatario. Si el gobierno entrante deja pasar tales iniciativas o, peor aún, las incentiva, Calderón podría enfrentar muy graves consecuencias. Por más doloroso que resulte entregar el poder al PRI, afirma esta tesis, cualquier cosa es mejor que terminar en la cárcel.
Encuentro varias objeciones a esta argumentación, pero la principal es que no hay manera de hacer cumplir un pacto con los priistas una vez que éstos asuman el poder. No hay notarios para este tipo de negociaciones. Segundo, si el presidente impone un candidato tan pobre y éste es barrido en la elección (como lo fue Bravo Mena en el Edomex), no tengo duda de que el PAN emprenderá una cacería de brujas contra el calderonismo a partir del 2013. Algo que le costaría mucho aceptar a alguien como Calderón, que ha hecho del PAN la vida misma. Pero aun si resulta descabellada, he comenzado a escuchar esta tercera versión en corrillos y cafés políticos en las últimas semanas. Improbable, pero no imposible.
Personalmente me inclino más por la segunda (que Josefina es el verdadero tapado). En todo caso lo sabremos en unos meses. Si al final es Cordero el elegido, sólo quedarán dos opciones: la ingenua o la perversa. ¿Usted que opina?
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