Carlos Ramírez / Indicador Político
Aunque la información en los medios se destacó por el lado del arresto de uno de los más cercanos mandos de Los Zetas, la captura de “El Rana” reveló una de las operaciones militares mejor diseñadas para combatir a los cárteles del crimen organizado mucho más allá de los enfrentamientos violentos.
La Cuarta región militar, al mando del general Noé Sandoval Alcázar, instrumentó la Operación Escorpión en base a las estrategias militares integrales, no sólo a nivel de combate. El operativo estratégico ha permitido al ejército no sólo ser escudo de defensa de la sociedad frente al embate violento de las bandas del crimen organizado, sino tomar la iniciativa basado en la investigación y no sólo en la lucha y desarticular cárteles.
La Operación Escorpión, que ha operado en tres fases desde el 28 de agosto, consiste en golpear estratégicamente a los cárteles de la droga en sus cuatro partes fundamentales de organización: mando, finanzas, operaciones y logísticas. Hasta hace poco, el ejército se concentraba en apoyar a las autoridades de seguridad, en patrullar y en responder a agresiones.
La Cuarta región militar diseñó la estrategia, que ya está implementando el ejército en otras zonas del país, para realmente afectar las estructuras de los cárteles y no solamente provocar algunas bajas circunstanciales. En dos meses y medio, la Operación Escorpión operó en función de tres principios también estratégicos: coordinación de mandos y tropas, concentración de fuerzas ofensivas y sobre todo unidad de objetivo.
El instrumento central de la Operación Escorpión es una de las tareas que los militares manejan como prioridad en tácticas de guerra: la inteligencia, es decir, el acopio, procesamiento y articulación de informaciones para de ahí pasar a decisiones operativas. En estos meses, el ejército ha acumulado suficiente información sobre el comportamiento del crimen organizado y con ello ha permitido a la estrategia general del Gobierno federal pasara al fase operativa pero ya con objetivos concretos y no nada más como respuesta circunstancial a conflictos momentáneos.
La captura de Carlos Oliva Castillo alias La Rana fue producto de la capacidad de manejar inteligencia. En mes y medio, la Operación Escorpión ha logrado, de acuerdo con información de la Defensa Nacional, liberar a 36 personas, detener a 724 delincuentes, asegurar más de 27 toneladas de marihuana, decomisar más de mil 600 armas y casi 200 mil cartuchos, quitarle al narco 165 granadas y 870 vehículos en los estados de Tamaulipas, Coahuila, San Luis Potosí y Nuevo León.
El saldo exitoso de la Operación Escorpión de la IV región militar, autorizado por el secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván, ha mostrado que la aplicación de tácticas y estrategias militares no se reducen solamente a la confrontación armada sino que tiene que ver con la capacidad de organización del ejército; una guerra no se gana en las trincheras o con misiles lanzados desde kilómetros de distancia, sino con operaciones de identificación precisa del enemigo. Y el arma secreta es el acopio y procesamiento de la información.
Aunque la información en los medios se destacó por el lado del arresto de uno de los más cercanos mandos de Los Zetas, la captura de “El Rana” reveló una de las operaciones militares mejor diseñadas para combatir a los cárteles del crimen organizado mucho más allá de los enfrentamientos violentos.
La Cuarta región militar, al mando del general Noé Sandoval Alcázar, instrumentó la Operación Escorpión en base a las estrategias militares integrales, no sólo a nivel de combate. El operativo estratégico ha permitido al ejército no sólo ser escudo de defensa de la sociedad frente al embate violento de las bandas del crimen organizado, sino tomar la iniciativa basado en la investigación y no sólo en la lucha y desarticular cárteles.
La Operación Escorpión, que ha operado en tres fases desde el 28 de agosto, consiste en golpear estratégicamente a los cárteles de la droga en sus cuatro partes fundamentales de organización: mando, finanzas, operaciones y logísticas. Hasta hace poco, el ejército se concentraba en apoyar a las autoridades de seguridad, en patrullar y en responder a agresiones.
La Cuarta región militar diseñó la estrategia, que ya está implementando el ejército en otras zonas del país, para realmente afectar las estructuras de los cárteles y no solamente provocar algunas bajas circunstanciales. En dos meses y medio, la Operación Escorpión operó en función de tres principios también estratégicos: coordinación de mandos y tropas, concentración de fuerzas ofensivas y sobre todo unidad de objetivo.
El instrumento central de la Operación Escorpión es una de las tareas que los militares manejan como prioridad en tácticas de guerra: la inteligencia, es decir, el acopio, procesamiento y articulación de informaciones para de ahí pasar a decisiones operativas. En estos meses, el ejército ha acumulado suficiente información sobre el comportamiento del crimen organizado y con ello ha permitido a la estrategia general del Gobierno federal pasara al fase operativa pero ya con objetivos concretos y no nada más como respuesta circunstancial a conflictos momentáneos.
La captura de Carlos Oliva Castillo alias La Rana fue producto de la capacidad de manejar inteligencia. En mes y medio, la Operación Escorpión ha logrado, de acuerdo con información de la Defensa Nacional, liberar a 36 personas, detener a 724 delincuentes, asegurar más de 27 toneladas de marihuana, decomisar más de mil 600 armas y casi 200 mil cartuchos, quitarle al narco 165 granadas y 870 vehículos en los estados de Tamaulipas, Coahuila, San Luis Potosí y Nuevo León.
El saldo exitoso de la Operación Escorpión de la IV región militar, autorizado por el secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván, ha mostrado que la aplicación de tácticas y estrategias militares no se reducen solamente a la confrontación armada sino que tiene que ver con la capacidad de organización del ejército; una guerra no se gana en las trincheras o con misiles lanzados desde kilómetros de distancia, sino con operaciones de identificación precisa del enemigo. Y el arma secreta es el acopio y procesamiento de la información.
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