Escándalo poblano

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Recuerdo la parsimonia con la que padres y abuelos siempre dijeron: “No pasa nada, todo seguirá igual”; no sé si creerles, o de plano inclinarme por dar una opción a las consecuencias de los acontecimientos por sobre la voluntad de los hombres, la necesidad de terquear, corromper y amedrentar con el propósito de que la impunidad triunfe sobre todo, por encima de todos.

Resulta que se robaron las cajas de los documentos -resguardados por el Órgano de Fiscalización Superior del Congreso de Puebla- que amparan y justifican la cuenta pública ejercida por Mario Marín durante su gobierno, lo que obliga a abrir los ojos, estar atentos a lo que Rafael Moreno Valle seguramente dirá, pues tiene o tuvo la intención de revisar las cuentas de su antecesor, cuya claridad y transparencia pudiera dejar al descubierto profundos hoyos negros en la manera en que se administró el presupuesto ejercido por el gobierno estatal.

La nota informativa da cuenta de que fueron detenidas 19 personas, lo que habla de lo importante que debió considerarse el operativo para desaparecer documentos oficiales, el número de cómplices que pudiesen estar implicados, y el enorme peso físico de todo el papel que debieron mover para, como con los paquetes electorales de 1988, entregar al fuego purificador las pruebas de los pecados administrativos de Mario Marín, con el propósito de que su destino sea diferente, ajeno al de su antiguo amigo Jean Succar Kuri, abandonado por sus propios demonios del edén, para cederlo a la administración de justicia que, en la práctica y dentro de los reclusorios, es ferozmente despiadada.

Los abusos cometidos por el ex gobernador poblano no pueden dejarse pasar en la impunidad, lo que abre la puerta a los priistas para demostrar a la sociedad y demostrarse ellos mismos que, efectivamente, fundan una nueva estirpe en la que la torpeza se sanciona, la ostentación y la burla a los gobernados así como el incumplimiento del mandato constitucional no pueden pasarse por alto, en demérito de las aspiraciones que como partido tienen, ante la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador -cuya imagen seduce ya a muchos de sus más feroces opositores- les coma el mandado y llegue él a Los Pinos, lo que no deja de ser una hipótesis tentadora para Felipe Calderón Hinojosa, si consideramos que su némesis es el PRI.

La nota informativa del robo de los documentos de la cuenta pública del sexenio de Mario Marín, el número de detenidos y la torpeza con la que se condujeron, son señales que muestran el tamaño de la corrupción de ese gobierno. ¿Qué les urgía ocultar? Es posible que los demonios del edén hayan decidido proteger al ex gobernador precioso.

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