Rubén Cortés
El IFE es la institución de más autoridad moral en nuestra democracia. No así, necesariamente, sus integrantes. Las comparaciones son odiosas, pero hay que hacerlas: ¡No es lo mismo que su Presidente sea un político de vuelo alto como José Woldenberg, que alguien como Leonardo Valdés Zurita!
El IFE no sólo tiene que ser impoluto, sino también parecerlo. Entonces es reprensible que en 2010 el árbitro de nuestra democracia gastase 162 mil 36 pesos en el mantenimiento de sitios donde crían o curan perros.
Según el portal electrónico del sistema Compranet, que difunde contratos y gastos de todas las dependencias de gobierno, el IFE pagó 127 mil 586 pesos a una unidad canina, que no aparece en su organigrama.
Le desembolsó esa cifra a Corporación de Profesionales en Zootecnia S.A de CV, bajo el contrato IFE 0045-2010. Además, erogó 34 mil 450 pesos, el 8 de marzo de 2010, por un servicio a la Clínica Veterinaria Dr. Guerrero.
¿Usa perros el IFE para organizar las elecciones federales relacionadas con la elección del Presidente de la República y los Diputados y Senadores que integran el Congreso de la Unión? ¿Usa otro tipo de animales?
Es algo que debe aclarar su titular, Valdés Zurita, el mismo que está solicitando a la Cámara de Diputados que el Presupuesto de 2012 destine al IFE 16 mil millones de pesos.
No es poco dinero. Sin embargo, lo más seguro es que el IFE lo necesite, pues uno de los puntos flacos de nuestra democracia es que resulta sumamente cara para que su organización sea escrupulosa y creíble.
Porque su estructura exige la instalación de 140 mil casillas a lo largo y ancho del país, imprimir millones de boletas de votación, formar a cientos de miles de funcionarios de casilla, recibir y contar puntualmente los votos y entregar las actas.
Sin embargo, el reporte a Compranet de esos 16 mil millones de pesos tendría que ser mucho más preciso que el registrado en 2010.
En el mes de febrero, el IFE informa, con la clave C660000000, sobre el pago de 17 mil 500 pesos por cada hoja de papel opalina, de un total de 50 mil que adquirió a la empresa Corporación Litográfica. El importe total reportado fue de 875 millones de pesos.
Demasiado dinero por una hoja de papel, si se tiene en cuenta que en papelerías como Lumen, por ejemplo, un paquete de cien hojas tamaño carta de papel, también tipo opalina, cuesta cien pesos, es decir, un peso por cada hoja.
Sí, el IFE es ejemplar, como institución y pilote básico de nuestra vida pública. El problema es que los partidos deberían de estar más conscientes a la hora de elegir a sus integrantes.
El IFE es la institución de más autoridad moral en nuestra democracia. No así, necesariamente, sus integrantes. Las comparaciones son odiosas, pero hay que hacerlas: ¡No es lo mismo que su Presidente sea un político de vuelo alto como José Woldenberg, que alguien como Leonardo Valdés Zurita!
El IFE no sólo tiene que ser impoluto, sino también parecerlo. Entonces es reprensible que en 2010 el árbitro de nuestra democracia gastase 162 mil 36 pesos en el mantenimiento de sitios donde crían o curan perros.
Según el portal electrónico del sistema Compranet, que difunde contratos y gastos de todas las dependencias de gobierno, el IFE pagó 127 mil 586 pesos a una unidad canina, que no aparece en su organigrama.
Le desembolsó esa cifra a Corporación de Profesionales en Zootecnia S.A de CV, bajo el contrato IFE 0045-2010. Además, erogó 34 mil 450 pesos, el 8 de marzo de 2010, por un servicio a la Clínica Veterinaria Dr. Guerrero.
¿Usa perros el IFE para organizar las elecciones federales relacionadas con la elección del Presidente de la República y los Diputados y Senadores que integran el Congreso de la Unión? ¿Usa otro tipo de animales?
Es algo que debe aclarar su titular, Valdés Zurita, el mismo que está solicitando a la Cámara de Diputados que el Presupuesto de 2012 destine al IFE 16 mil millones de pesos.
No es poco dinero. Sin embargo, lo más seguro es que el IFE lo necesite, pues uno de los puntos flacos de nuestra democracia es que resulta sumamente cara para que su organización sea escrupulosa y creíble.
Porque su estructura exige la instalación de 140 mil casillas a lo largo y ancho del país, imprimir millones de boletas de votación, formar a cientos de miles de funcionarios de casilla, recibir y contar puntualmente los votos y entregar las actas.
Sin embargo, el reporte a Compranet de esos 16 mil millones de pesos tendría que ser mucho más preciso que el registrado en 2010.
En el mes de febrero, el IFE informa, con la clave C660000000, sobre el pago de 17 mil 500 pesos por cada hoja de papel opalina, de un total de 50 mil que adquirió a la empresa Corporación Litográfica. El importe total reportado fue de 875 millones de pesos.
Demasiado dinero por una hoja de papel, si se tiene en cuenta que en papelerías como Lumen, por ejemplo, un paquete de cien hojas tamaño carta de papel, también tipo opalina, cuesta cien pesos, es decir, un peso por cada hoja.
Sí, el IFE es ejemplar, como institución y pilote básico de nuestra vida pública. El problema es que los partidos deberían de estar más conscientes a la hora de elegir a sus integrantes.
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