Jorge Zepeda Patterson
En la búsqueda de una solución al misterio político que me ha quitado el sueño en las últimas semanas (¿qué le ve Calderón a Ernesto Cordero que los demás no vemos?), me encontré con una respuesta novedosa e ingeniosa que aquí les comparto.
No, Calderón no cree que Cordero vaya a ganar las elecciones, me dijo un profundo conocedor del panismo y del propio Presidente. Tampoco es una candidatura que busque fracasar deliberadamente para que el PAN termine apoyando a Marcelo Ebrard, única manera de vencer al PRI.
El verdadero candidato de Felipe Calderón es Josefina Vázquez Mota, me aseguró este experto y protagonista importante en el PAN. Ernesto Cordero entró a la alineación por las mismas razones que hoy en día lo hace Cuauhtémoc Blanco: no juega, pero jala la marca.
Según esta tesis, después de lo que pasó en 2005 cuando el candidato del presidente Fox, Santiago Creel, fue derrotado por los panistas, Calderón asumió que elegir en 2011 un precandidato equivaldría a otorgar un beso del diablo. De allí la necesidad de un personaje que "jalara la marca", para dejar crecer a otro panista sin el estigma del apoyo presidencial.
Ernesto Cordero cumpliría a la perfección este papel. Es un peso pesado por la cercanía al presidente y por las posiciones ocupadas en el gabinete (suficiente para atraer la atención de todos los reflectores) pero sin el carisma capaz de poner en riesgo el triunfo del elegido. En otras palabras, no tiene con qué meter un gol, pero su nombre jala la marca de los defensores para que otro tenga el terreno libre para anotar.
Si de veras ése hubiera sido el propósito de la candidatura de Cordero (crear las condiciones para hacer crecer la de Josefina), la estrategia ha salido perfecta. La figura de Vázquez Mota ha subido como la espuma y llegará a las elecciones internas del PAN como la gran favorita, y con el mérito aparente de no ser producto de una imposición presidencial (lo cual es importante para los panistas).
Desde luego, surgen varias objeciones a esta tesis. Primero, hay claras evidencias de que Los Pinos presionaron a Josefina para que aceptara la candidatura al gobierno del Estado de México en las elecciones de este año, lo cual negaría que ella fuese la elegida secreta para la candidatura presidencial. Por lo menos no lo habría sido hace nueve meses.
Segundo, la cargada a favor de Cordero en la administración pública federal es enorme. En otras palabras, no sólo Cuauhtémoc Blanco se ha creído que saltó a la cancha para meter goles, sino también buena parte de los jugadores. Eso no va a ayudar mucho al futbolista que recibió la consigna del entrenador de anotar subrepticiamente. Algunos de los muchos que apoyan a Cordero lo hacen con tal enjundia que se les ha pasado la mano en sus críticas a Josefina, lo cual podría ser contraproducente.
Y tercero, los panistas no suelen tener (no solían tener) la disciplina ciega y fiel que les lleve a trasladar su apoyo de un candidato a otro simplemente por un chasquido de dedos del patrón en turno. Muchos de los cuadros que hoy están detrás de Cordero podrían no ver con buenos ojos la señal de cambio luego de varios meses de militar a favor del exsecretario de Hacienda y en contra de sus rivales, la diputada Vázquez Mota y el senador Creel.
Con todo, hay ángulos interesantes en esta tesis. Es más verosímil esta estrategia presidencial laberíntica, más cercana al animal político que es Felipe Calderón, que el argumento bobalicón de su creencia suicida e ingenua en el carisma de Cordero para ganar la elección presidencial contra Peña Nieto.
El apoyo no aparente de Calderón a Vázquez Mota tendría el propósito de quitarle a Santiago Creel la bandera que él, Calderón, enarboló hace seis años: ser el candidato de la base panista en contra de la imposición presidencial. Creel no puede hacerse de esa bandera porque justamente esa es la que utiliza Josefina. Para evitar el arribo de Santiago Creel, verdadera pluma de vomitar del Presidente, Los Pinos habría lanzado dos candidatos, uno abierto y otro velado. Con eso buscaría asegurarse que dos de los tres candidatos le sean afines, de tal forma que en una "segunda vuelta" Cordero renuncie a favor de Josefina y ésta se lleve la candidatura panista.
¿Tesis descabellada la que hace de Cordero un Cuauhtémoc Blanco? Quizá. Pero si alguien tiene una mejor respuesta a la pregunta ¿qué le ve Calderón a Cordero que los demás no vemos? me gustaría conocerla.
En la búsqueda de una solución al misterio político que me ha quitado el sueño en las últimas semanas (¿qué le ve Calderón a Ernesto Cordero que los demás no vemos?), me encontré con una respuesta novedosa e ingeniosa que aquí les comparto.
No, Calderón no cree que Cordero vaya a ganar las elecciones, me dijo un profundo conocedor del panismo y del propio Presidente. Tampoco es una candidatura que busque fracasar deliberadamente para que el PAN termine apoyando a Marcelo Ebrard, única manera de vencer al PRI.
El verdadero candidato de Felipe Calderón es Josefina Vázquez Mota, me aseguró este experto y protagonista importante en el PAN. Ernesto Cordero entró a la alineación por las mismas razones que hoy en día lo hace Cuauhtémoc Blanco: no juega, pero jala la marca.
Según esta tesis, después de lo que pasó en 2005 cuando el candidato del presidente Fox, Santiago Creel, fue derrotado por los panistas, Calderón asumió que elegir en 2011 un precandidato equivaldría a otorgar un beso del diablo. De allí la necesidad de un personaje que "jalara la marca", para dejar crecer a otro panista sin el estigma del apoyo presidencial.
Ernesto Cordero cumpliría a la perfección este papel. Es un peso pesado por la cercanía al presidente y por las posiciones ocupadas en el gabinete (suficiente para atraer la atención de todos los reflectores) pero sin el carisma capaz de poner en riesgo el triunfo del elegido. En otras palabras, no tiene con qué meter un gol, pero su nombre jala la marca de los defensores para que otro tenga el terreno libre para anotar.
Si de veras ése hubiera sido el propósito de la candidatura de Cordero (crear las condiciones para hacer crecer la de Josefina), la estrategia ha salido perfecta. La figura de Vázquez Mota ha subido como la espuma y llegará a las elecciones internas del PAN como la gran favorita, y con el mérito aparente de no ser producto de una imposición presidencial (lo cual es importante para los panistas).
Desde luego, surgen varias objeciones a esta tesis. Primero, hay claras evidencias de que Los Pinos presionaron a Josefina para que aceptara la candidatura al gobierno del Estado de México en las elecciones de este año, lo cual negaría que ella fuese la elegida secreta para la candidatura presidencial. Por lo menos no lo habría sido hace nueve meses.
Segundo, la cargada a favor de Cordero en la administración pública federal es enorme. En otras palabras, no sólo Cuauhtémoc Blanco se ha creído que saltó a la cancha para meter goles, sino también buena parte de los jugadores. Eso no va a ayudar mucho al futbolista que recibió la consigna del entrenador de anotar subrepticiamente. Algunos de los muchos que apoyan a Cordero lo hacen con tal enjundia que se les ha pasado la mano en sus críticas a Josefina, lo cual podría ser contraproducente.
Y tercero, los panistas no suelen tener (no solían tener) la disciplina ciega y fiel que les lleve a trasladar su apoyo de un candidato a otro simplemente por un chasquido de dedos del patrón en turno. Muchos de los cuadros que hoy están detrás de Cordero podrían no ver con buenos ojos la señal de cambio luego de varios meses de militar a favor del exsecretario de Hacienda y en contra de sus rivales, la diputada Vázquez Mota y el senador Creel.
Con todo, hay ángulos interesantes en esta tesis. Es más verosímil esta estrategia presidencial laberíntica, más cercana al animal político que es Felipe Calderón, que el argumento bobalicón de su creencia suicida e ingenua en el carisma de Cordero para ganar la elección presidencial contra Peña Nieto.
El apoyo no aparente de Calderón a Vázquez Mota tendría el propósito de quitarle a Santiago Creel la bandera que él, Calderón, enarboló hace seis años: ser el candidato de la base panista en contra de la imposición presidencial. Creel no puede hacerse de esa bandera porque justamente esa es la que utiliza Josefina. Para evitar el arribo de Santiago Creel, verdadera pluma de vomitar del Presidente, Los Pinos habría lanzado dos candidatos, uno abierto y otro velado. Con eso buscaría asegurarse que dos de los tres candidatos le sean afines, de tal forma que en una "segunda vuelta" Cordero renuncie a favor de Josefina y ésta se lleve la candidatura panista.
¿Tesis descabellada la que hace de Cordero un Cuauhtémoc Blanco? Quizá. Pero si alguien tiene una mejor respuesta a la pregunta ¿qué le ve Calderón a Cordero que los demás no vemos? me gustaría conocerla.
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