Cayó el socio de Pemex

Francisco Rodríguez / Índice Político

Justo a las 17:50 horas de Madrid, 10:50 en el horario central mexicano, en la página electrónica del diario hispano El País y marcada como “urgente” apareció una información que debió cimbrar la torre de Petróleos Mexicanos en la capitalina avenida Marina Nacional: su socio Luis del Rivero fue vergonzosamente destituido de la casi quebrada constructora Sacyr Vallehermoso junto con la cual Pemex recién se dio a la tarea de buscar el control de la empresa petrolera española Repsol.

Unas horas antes, el promotor mexicano de esa alianza, Juan José Suárez Coppel compareció ante las comisiones de Energía y Hacienda de la Cámara de Diputados para confirmar lo que muchos ya sospechábamos: su entreguismo malinchista –nunca mejor empleado el término–, pues dijo ahí que “Pemex siempre ha actuado comprometida y lealmente en el desarrollo del sector energético español y en la permanente defensa del interés social de Repsol”.

Obviamente, tal le fue recriminado ahí mismo por el único legislador de oposición presente en la comparecencia del director de Pemex –priístas, perredistas, verdes, et al actuaron cual meras comparsas–, el petista Mario DiConstanzo quien espetó a Suárez Coppel:

“Es lamentable, muy lamentable, que un director general de Pemex ande escribiendo que ha actuado comprometido con el desarrollo del sector energético español”.

¿Y el sector energético mexicano? ¿Ese debe esperar un segundo turno, luego de que el sinaloense Suárez Coppel –sobrino del también oriundo de Sinaloa Francisco Gil Díaz, por cierto propietario de una de las más grandes cadenas de gasolineras en el país– acabe de componer sus problemas a los españoles?

Pues habrá que esperar sentados, porque para poder hacer que la industria energética hispana despegue –Repsol, en realidad es una comercializadora de hidrocarburos–, Suárez Coppel ya perdió a su socio en tan ardua empresa.

De Luis Fernando del Rivero Asensio escribía un perfil Blanca Torquemada el 4 de septiembre inmediato anterior en el rotativo ABC.es y, entre otras cosas, decía:

“Él aún niega las intenciones que por tierra, mar y aire se le atribuyen (el empeño de descabalgar a Antonio Brufau de la presidencia de Repsol), y aduce que solo busca un peso en el consejo de la compañía acorde con su poder accionarial. Y, de paso, dar un empujón a las dos compañías en Bolsa, condición necesaria para hacer caja con los dividendos y para que los acreedores de la todavía onerosa deuda de Sacyr (12.000 millones de euros) no acaben con la empresa.

Y más adelante, la misma nota da cuenta de la clase de personaje que es el socio de Suárez Coppel, quien a finales del 2006 trató de hacerse del control accionario de BBVA, asociado con funcionarios del gobierno de Rodríguez Zapatero. Intentona fallida, cual parece ser asimismo la que ahora echó a andar con funcionarios de la fallida Administración de Felipe Calderón.

O sea, la historia de siempre. Lo mismo allá en España que acá en México: “empresarios” que sólo emprenden cuando van de la mano –¿corrupta?– de los dizque “servidores públicos”.

Cayó Del Rivero, pero Suárez Coppel –que también tiene su historia, no sólo como fallido ex director de Finanzas de la propia empresa petrolera mexicana, también a su paso por la IP, cual el caso de la cervecería Modelo, donde les provocó enorme boquete— está más firme que nunca en su encargo al frente del que, para el país, ya no es negocio petrolero.

Sus lazos familiares con Francisco Gil Díaz, ahora mandamás en México de la empresa española de telefonía –lo que no es casualidad–, pero también las connivencias armadas por Suárez Coppel con Calderón, Mouriño y, entre otros, Nava, al paso de estos por la Secretaría de Energía foxista, lo mantienen casi casi atornillado en su despacho de la torre de Marina Nacional… aunque ésta se tambalee ahora mismo por el golpe propinado al socio hispano Luis del Rivero precisamente por aliarse con Pemex.

Y todo, claro, por la maldita corrupción. La de allá. Y claro, la de aquí.

Índice Flamígero: ¿Mexicanos al grito de guerra? Casi no ha habido día de esta semana en la que, por angas o mangas, el ocupante de Los Pinos no lance cuando menos una diatriba en contra de Estados Unidos. Antes de que también a ellos les lance a los pefepos, soldados y marinos habrá que recordarle al michoacano aquello que se atribuye a don Adolfo Ruiz Cortines: “¿Y si les ganamos?”

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