Apro
El gobierno de Barack Obama aclaró ante el Capitolio que no cuenta con “datos duros” para demostrar que grupos terroristas tengan contacto o busquen relacionarse con los cárteles del narcotráfico en México.
“Desconozco cualquier evidencia dura, he visto reportes, escuchado rumores en el mismo sentido que usted, pero no puedo hablar de un caso específico del cual pueda garantizar su certeza”, declaró William Brownfield, subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Internacionales sobre Narcóticos y Aplicación de la Ley.
El funcionario del Departamento de Estado hizo esta aclaración luego de que el republicano por Texas, Michael McCaul, cuestionara sobre si el gobierno de Obama tenía información que evidenciara contactos entre grupos terroristas y los cárteles del narcotráfico en México.
Brownfield, quien testificó en la audiencia del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, acotó incluso que no se puede etiquetar al narcotráfico mexicano como “narcoterrorismo”.
Los cuestionamientos a Brownfield se concentraron en el encausamiento judicial que develó este martes 11 el gobierno de Obama, por el que se acusa a dos iraníes de planear el crimen del embajador de Arabia Saudita en Washington, usando como asesino a un presunto sicario de “Los Zetas”.
En la audiencia, titulada Seguridad de Estados Unidos y amenazas emergentes en el Hemisferio Occidental, varios legisladores republicanos trajeron a colación el supuesto complot para matar el embajador saudita y aprovecharon para exigir al Departamento de Estado aplicar “mano dura” en la estrategia antidrogas en México.
Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Florida y presidenta del comité, dijo que para disminuir las amenazas a la seguridad nacional “es necesario designar como grupos terroristas a los cárteles del narcotráfico mexicano”.
Por su parte, Howard Berman, representante demócrata por California y el legislador de más alto rango por parte de su partido en el comité, señaló que es un error considerar a los países de América Latina como las fuentes de mayor preocupación para la seguridad nacional estadunidense.
Luego criticó a sus colegas republicanos que aseguran que México enfrenta “una insurgencia a gran escala”, y de manera directa, aunque sin mencionar su nombre, minimizó las recientes declaraciones del gobernador republicano de Texas y precandidato presidencial, Rick Perry, quien sugirió enviar tropas estadunidenses para resolver la situación en el vecino país del sur.
“Esto es claramente una bofetada para nuestros vecinos mexicanos y particularmente para nuestro aliado, el presidente Felipe Calderón”, subrayó Berman.
Y en términos de la supuesta alianza entre terroristas y narcos mexicanos, Berman advirtió que “es crítico que la política hacia la región se sustente en hechos sólidos, ya que algunas veces damos la impresión de que estamos correteando fantasmas o creando caricaturas de amenazas a la seguridad nacional”.
En términos generales, los legisladores republicanos que participaron en la audiencia coincidieron en la necesidad de fortalecer la integridad y seguridad de la frontera con México, luego de conocerse el caso del fallido complot para asesinar en Washington al embajador de Arabia Saudita.
El gobierno de Barack Obama aclaró ante el Capitolio que no cuenta con “datos duros” para demostrar que grupos terroristas tengan contacto o busquen relacionarse con los cárteles del narcotráfico en México.
“Desconozco cualquier evidencia dura, he visto reportes, escuchado rumores en el mismo sentido que usted, pero no puedo hablar de un caso específico del cual pueda garantizar su certeza”, declaró William Brownfield, subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Internacionales sobre Narcóticos y Aplicación de la Ley.
El funcionario del Departamento de Estado hizo esta aclaración luego de que el republicano por Texas, Michael McCaul, cuestionara sobre si el gobierno de Obama tenía información que evidenciara contactos entre grupos terroristas y los cárteles del narcotráfico en México.
Brownfield, quien testificó en la audiencia del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, acotó incluso que no se puede etiquetar al narcotráfico mexicano como “narcoterrorismo”.
Los cuestionamientos a Brownfield se concentraron en el encausamiento judicial que develó este martes 11 el gobierno de Obama, por el que se acusa a dos iraníes de planear el crimen del embajador de Arabia Saudita en Washington, usando como asesino a un presunto sicario de “Los Zetas”.
En la audiencia, titulada Seguridad de Estados Unidos y amenazas emergentes en el Hemisferio Occidental, varios legisladores republicanos trajeron a colación el supuesto complot para matar el embajador saudita y aprovecharon para exigir al Departamento de Estado aplicar “mano dura” en la estrategia antidrogas en México.
Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Florida y presidenta del comité, dijo que para disminuir las amenazas a la seguridad nacional “es necesario designar como grupos terroristas a los cárteles del narcotráfico mexicano”.
Por su parte, Howard Berman, representante demócrata por California y el legislador de más alto rango por parte de su partido en el comité, señaló que es un error considerar a los países de América Latina como las fuentes de mayor preocupación para la seguridad nacional estadunidense.
Luego criticó a sus colegas republicanos que aseguran que México enfrenta “una insurgencia a gran escala”, y de manera directa, aunque sin mencionar su nombre, minimizó las recientes declaraciones del gobernador republicano de Texas y precandidato presidencial, Rick Perry, quien sugirió enviar tropas estadunidenses para resolver la situación en el vecino país del sur.
“Esto es claramente una bofetada para nuestros vecinos mexicanos y particularmente para nuestro aliado, el presidente Felipe Calderón”, subrayó Berman.
Y en términos de la supuesta alianza entre terroristas y narcos mexicanos, Berman advirtió que “es crítico que la política hacia la región se sustente en hechos sólidos, ya que algunas veces damos la impresión de que estamos correteando fantasmas o creando caricaturas de amenazas a la seguridad nacional”.
En términos generales, los legisladores republicanos que participaron en la audiencia coincidieron en la necesidad de fortalecer la integridad y seguridad de la frontera con México, luego de conocerse el caso del fallido complot para asesinar en Washington al embajador de Arabia Saudita.
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