Cárdenas grande y Cárdenas chico

Francisco Rodríguez / Índice Político

En mi adolescencia veía de vez en vez al joven ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al salir o entrar a la casona de la calle del Sabino, en Santa María la Ribera, que fuera solar de su familia. Platiqué por primera vez con él años más tarde, durante un desayuno en un hotel del Paseo de la Reforma, cuando el hijo de don Lázaro y doña Amalia ya era candidato al gobierno de Michoacán, allá por 1977.

Siendo ya mandatario estatal, le critiqué periodísticamente más de una vez sus medidas moralinas: cerrar las cantinas, por ejemplo. Y ya como ex gobernador fui entusiasta observador de la Corriente Democrática que, al seno del PRI, fundara al lado de Porfirio Muñoz Ledo y varios otros personajes del partido tricolor –Beatriz Paredes, Fernando Gutiérrez Barrios– que, a la hora de la verdad, se echaron para atrás. Me enojó, por supuesto, su expulsión del entonces partido oficial que, torpe, no supo procesar su disidencia interna.

Su primera campaña por la Presidencia de la República, en 1988, fue memorable. Provocó que los millones de mexicanos verdaderamente ofendidos por el manejo de la economía a cargo de Miguel de la Madrid y de su delfín Carlos Salinas de Gortari encontraran en él y en su movimiento la vía de escape y una alternativa que democratizara la toma de decisiones. Pero se impuso el fraude electoral.

Tuve en mis manos, y las publiqué, las cifras preliminares de la aplastante derrota de Salinas de Gortari en prácticamente más de la mitad de las entidades del país. Destacadamente en Baja California, Michoacán y el Estado de México, cuyos gobernadores caerían meses después a manos del vengativo y peculiar personaje.

De esa época conservo el gesto patriótico, humanitario de quien ayer “en una especie de resarcimiento” por haber sido víctima de aquel fraude, recibió la máxima presea cívica del país: la Medalla Belisario Domínguez que anualmente otorga el Senado de la República: su enorme esfuerzo para evitar que los miles de manifestantes en el Zócalo asaltaran el Palacio Nacional, donde los esperaban tanquetas militares para reprimirlos violentamente. Cuauhtémoc Cárdenas evitó entonces una carnicería, pues Salinas de Gortari no se hubiera tentado el corazón para ordenar, ya en calidad de “Presidente” Electo, que la milicia disparara.

Ese es el Cárdenas grande que recuerdo.

Pero hay también otro muy menor. De él acaba de darnos cuenta la colega Anabel Hernández, en un excelente trabajo publicado en Reporte Índigo, donde –utilizando los cables de la embajada de EU en nuestro país enviados a Washington, puestos a disposición del mundo por Wikileaks–, se dan pruebas de la existencia del complot armado en 2006 contra Andrés Manuel López Obrador, para evitar que llegara a la Presidencia de la República.

Anabel Hernández, en efecto, traduce e interpreta “el cable 06MEXICO6867, clasificado como ‘confidencial’ y redactado por la jefa adjunta de Misión Leslie A. Bassett, (y que) fue fechado el 11 de diciembre de 2006, apenas 10 días después de que Calderón tomara posesión pese al reclamo de que se había cometido otro fraude electoral.

“Lo que quedó escrito en el documento de la embajada sobre la visita hecha por Cuauhtémoc Cárdenas el 7 de diciembre de 2006, lo dibuja como nunca antes se le había visto, al menos públicamente.

“Sus señalamientos fueron enviados a la CIA, al Departamento del Tesoro, al Departamento de Justicia, al Departamento del Trabajo y al Departamento de Seguridad Nacional, entre otros.

“En las primeras líneas del cable se señala que funcionarios de la embajada se reunieron con Cárdenas para conocer su perspectiva de los acontecimientos que condujeron a la toma de posesión de Felipe Calderón como presidente.

“El líder moral del PRD criticó las medidas de protesta emprendidas por AMLO y defendió a Felipe Calderón diciendo que le daba el beneficio de la duda y que podía ser mejor presidente que Vicente Fox…” Textualmente:

“’Cárdenas dijo que las tácticas de protesta de AMLO, específicamente el campamento de dos meses largos en el Zócalo y en la principal avenida de la Ciudad de México, así como el esfuerzo de legisladores del PRD para bloquear el informe a la nación de Vicente Fox el 1 de septiembre y su infructuoso intento de bloquear en diciembre la toma de posesión de Calderón, han afectado la imagen del partido’, dice el cable.”

Y ese –tienes razón, Anabel– es el Cárdenas que pocos habíamos visto. Cárdenas chico. Cárdenas celoso ¿por no haber sido candidato presidencial por cuarta ocasión?

Índice Flamígero: Todas las prácticas condenables en una elección están de manifiesto en Michoacán. Ahorcamiento presupuestal de la Administración de Leonel Godoy, para empezar. Campaña sucia en contra del puntero Fausto Vallejo, del PRI. Todos los apoyos oficiales –y oficiosos, como el de la inefable “señora de Wallace”– para la panista Luisa María Calderón, quien pese a todo va en un segundo lugar de acuerdo a las encuestas confiables. Y ante todo ello se desdibuja el candidato perredista Silvano Aureoles, a quien Cuauhtémoc Cárdenas brinda apoyos.

Comentarios