Cárdenas, el mezquino

Álvaro Delgado

La contribución de Cuauhtémoc Cárdenas a la democracia en México es inobjetable hasta para quienes ahora avalan entregarle la medalla Belisario Domínguez, pero no deben omitirse episodios en los que ha sido también un político mezquino y hasta desleal.

La exhibición plena del egoísmo de Cárdenas se presentó en el proceso electoral de 2006, no tanto por desdeñar los actos de campaña de Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial del partido de ambos, sino por una decisión insólita: Aceptar, a 15 días de las elecciones, ser empleado de Vicente Fox.

El 19 de junio de ese año, Cárdenas aceptó coordinar la Comisión Organizadora de la Conmemoración del Bicentenario del inicio del Movimiento de Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana que le ofreció Fox, quien lo definió –hipócritamente— como “un ejemplo de congruencia con sus ideales y un gran luchador por la democracia”.

Ese cargo Cárdenas lo recibió del mismo individuo que actuó peor que los presidentes priistas al inmiscuirse en todo el proceso electoral y, aun antes, desde que impulsó el desafuero contra López Obrador, todo lo cual convalidó hasta que, pasadas las elecciones –el 8 de noviembre– renunció.

Reconoció lo obvio: La “controversia en el interior del partido político en el que milito y en algunas expresiones políticas con importante presencia nacional”, pero también que sus tareas requerían “un ambiente de respeto, ajeno a crispaciones políticas”.

Lo cierto es que Cárdenas –que no es ingenuo– fue funcional a los intereses antagónicos del PRD y de quienes siempre lo han despreciado, como Fox, quien consideró que al darle la Belisario Domínguez esa medalla se degradaba “del oro al cobre”, porque lo considera un personaje “ordinario”.

Pero desde el inicio mismo de la campaña de 2006, Cárdenas envió un mensaje claro de apoyo a Felipe Calderón, justo en la primera gira de éste a Michoacán: Su incondicional Enrique Bautista, secretario de Gobierno, apareció en un acto del candidato del PAN, a quien luego invitó a cenar el gobernador Lázaro Cárdenas.

Pero, ya antes, durante el embate del gobierno de Fox que derivó en el desafuero de López Obrador, que se consumó el 7 de abril de 2005, Cárdenas se mantuvo al margen, según él para no participar en “actividades electorales” que no fueran a su favor.

Enrique Calderón Alzati, un asesor de Cárdenas, exhibió justamente la mezquindad de éste al decir que “sería muy injusto que, después de tantos años de trabajo y de lucha, se le pida que esté al frente de la campaña política de López Obrador”.

La realidad es que, en efecto, Cárdenas fue desplazado por López Obrador en el liderazgo de la izquierda, sobre todo por la gestión que cada uno tuvo al frente del PRD primero y luego del gobierno del Distrito Federal, con resultados contrastantes: El primero, en una gestión de tres años, opaco y su sucesor, en ese mismo lapso, espectacular.

Es sabido que López Obrador le planteó a Cárdenas instrumentar programas sociales fundamentales para la izquierda, como él lo hizo desde el inicio de su sexenio, pero Cárdenas los desechó, y ahí se abrió el abismo.

López Obrador, tras la derrota de Cárdenas en 2000, tomó su propio camino y la distancia entre los dos ya no se acortó, pero jamás lo descalificó: “No me voy a pelear con la historia”, decía.

Inclusive, en una charla con este reportero, en el proceso de desafuero y ante la mezquindad de Cárdenas, López Obrador decía comprenderlo:

“Me le atravesé al ingeniero, a quien respeto por su estatura moral. Lo entiendo. Si yo hubiera estado en su lugar, y alguien se me atraviesa, hubiera preferido irme a dar clases a una preparatoria de Macuspana. El ingeniero ha actuado con mucha responsabilidad.”

Pero, en el 2006, Cárdenas no se fue a Morelia ni a Jiquilpan, la tierra de su padre, porque él nació en la capital de la República, sino se hizo empleado de Fox y luego, en una contradicción con su historia y la del país, avaló a Calderón, apellido emblemático del partido de la derecha que combatió a su padre y a su proyecto nacional…

En ese sentido, Cuauhtémoc Cárdenas no sólo fue mezquino, con razón o sin ella, con López Obrador, sino desleal con un proyecto de nación que será derrotado otra vez si, en Michoacán, Luisa María Calderón vence al candidato de la izquierda, un individuo apellidado Aureoles, y se suma, como en 2006, al proyecto que atacó al de su padre…

Apuntes

Lo que inició la guerra fue un acto de corrupción: Cuauhtémoc Cárdenas tuvo como secretario particular a Alfonso Vaca Morales, que luego fue director de Servicios Metropolitanos (Servimet) del gobierno del Distrito Federal, que la Contraloría con López Obrador inhabilitó, en 2003, por un quebranto por 50 millones de pesos del patrimonio capitalino por la venta de un terreno en Santa Fe. Cárdenas montó en cólera… Es la misma razón por la que calla ante la infame intervención del gobierno de Felipe Calderón a favor de su hermana en Michoacán, que Jesús Ortega, Carlos Navarrete y los corruptos del PRD avalan…

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