Cámara de ¡hip… hip… utados!

Marco A. Flota / Grillotina

Comentábamos hace unos días que un ex gobernador, Fidel Herrera, fue criticado por supuestamente emplear el refrán que señala que: “Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”, aplicándolo a uno de los más importantes políticos de este país. Aunque Herrera desmintió la versión de inmediato, la duda quedó flotando.

Pero lo que sí podemos afirmar hoy es que los diputados federales del PRI han sido calumniados. En la sesión del martes pasado en San Lázaro, pidió la palabra el legislador del PRD, Jaime Cárdenas y espetó:
“Una moción de orden, porque parece que en la de atrás se está bebiendo alcohol, presidente. (No se refería a que estuvieran consumiendo brandy Presidente, sino que informaba al presidente de la asamblea, diputado Emilio Chuayffet.
Aclaración pertinente, porque el licor de Domecq se sube a la cabeza y Chuayffet es incapaz de subírsele al copete a su paisano, reciente ex gobernador).

Pero un diputado del PAN, Óscar Castillo, fue más explícito:
“Gravísimo que en lo que parece ser la fracción del PRI del Edomex, de Peña Nieto, metan alcohol, no es posible que ahora estemos pensando que votaron alcoholizados, no es posible que estén borrachos”.

Y ésa es una acusación gravísima, infundada y falsa de toda la falsedad. Porque, volviendo al refrán aquel, los niños y los borrachos dicen siempre la verdad.
Pero los diputados del PRI nunca han dicho la verdad y, por lo tanto, no son borrachos.

Podrán oler a alcohol, porque en el PRI frecuentemente practican la “operación cicatriz”. O porque se frotan las manos con ese líquido después de saludar a los ciudadanos de su distrito. O porque algunos padecen reumas y se dan friegas de alcohol, en el que previamente remojan la famosa yerba.

(Es que, para ser concretos, se sabe que la mariguana es buena para las friegas.
Sobre todo si te la descubre la Policía).

Pero si, como se asentó antes, fueran borrachos, dirían la verdad. Lo cual nunca ha ocurrido ni por casualidad.

Sin embargo, no sólo los priístas, también un diputado del Partido del Trabajo fue calumniado durante aquella folclórica sesión de la Cámara Baja -más rebajada que nunca-. Julio Nazar, legislador priísta, tomó la palabra para ladrar:
“Si a Porfirio (Muñoz Ledo)le hacen un análisis de sangre, sale 90 por cierto de alcohol y 10 por ciento de botana”.

¡Calumnia infame! Porque todos sabemos que la botana se va al sistema digestivo, no al torrente sanguíneo. A menos que don Porfirio como botana, en vez de cacahuates o papitas, consuma puro caldo de camarón. Afortunadamente el diputado Nazar recapacitó y expresó.

“Te pido disculpas, Porfirio, porque te agarré de ejemplo”.

Pero se volvió a equivocar: Es absurdo agarrarlo de ejemplo, porque si fue presidente del PRI y del PRD y ahora milita en el PT, Porfirio no es ejemplar.

En fin, lo que queríamos aclarar aquí es que los diputados del PRI no son borrachos. Ni siquiera aquellos que ven dos candidatos, cuando sólo existe uno: Enrique Peña Nieto.

Y a propósito, si al saludar al futuro residente de Los Pinos percibe usted un penetrante olor, que incluso le marea, no es de alcohol, sino la loción de Peña Nieto: Huele a lavanda. Y a la Banda.

¡RRIINNGG!
-Bueno, fracción parlamentaria del PAN...
-¡Felicidades por defender vigorosamente al diputado Corral!
-Tenemos derecho a defender a nuestro Corral y si el PRD defiende su cochinero, ¿o no?

EPIGRILLO
Va el gasolinazo: “¡Sale!”,
dicen diputados y senadores.

Y es que les vale, señores,
pues de gas tienen su vale.

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