Jesusa Cervantes
Hace ocho años, Felipe Calderón Hinojosa provocó un quebranto patrimonial a Petróleos Mexicanos e inició una maniobra con los asientos que la paraestatal tiene en Repsol, la empresa petrolera española. Ese movimiento de cartas concluyó el pasado mes de agosto con un costo final para Pemex de 2 mil 600 millones de dólares.
A final de cuentas, 9.9% de acciones que hoy tiene Pemex en Repsol tuvieron, por lo menos, el costo arriba anotado y de paso generaron un fuerte enfrentamiento entre la dirección de Repsol y el socio mayoritario, la también española Sacyr, dedicada al ramo de la construcción de vivienda, entre otros rubros.
La pregunta generada, como sucede con todos los movimientos que realiza el gobierno de Calderón, es quién o quiénes fueron los beneficiados con este manejo “discrecional” de venta, recompra y vuelta a comprar de las acciones de Pemex en Repsol.
¿Quiénes se llevaron los jugosos beneficios de estos movimientos accionarios? Es difícil saberlo, pues las transacciones de venta, recompra y compra se realizaron en ‘paraísos fiscales’ y en donde es imposible tener acceso.
Hasta el momento, Juan José Suárez Coppel, director de Pemex, quien en 2003 inició con Felipe Calderón las extrañas y controvertidas operaciones, ya que era el entonces secretario de Energía–, no ha dado respuesta a estas preguntas, pero de que alguien salió ganando, y no precisamente Pemex, eso parece ser cierto, por lo menos en lo inmediato.
Entender el caso Repsol-Pemex podría resultar un poco complicado para el lector común, pero es fácil de entender.
La historia es la siguiente. En 1979, Pemex compró 4.5% acciones de Repsol, éstas se mantuvieron inamovibles durante dos décadas, hasta que llegó el panismo al gobierno federal.
Por ejemplo, en agosto de 2003, con Vicente Fox al frente de la Presidencia de la República, se autorizó que Pemex colocara en la Bolsa de Valores de Luxemburgo 5.5% de las acciones que se tenían de Repsol.
Calderón Hinojosa arribó a la Secretaría de Energía en septiembre de 2003 y a él correspondió autorizar, como cabeza de sector de Pemex, toda la operación bursátil que se requería para que nadie supiera quién compraría dichas acciones y quién sería el intermediario que, por lo menos, se llevaría 10% del movimiento bancario.
Y es que Calderón aprobó que se creara en el ducado de Luxemburgo la sociedad anónima Pemex Lux SA, que a su vez formó un vehículo financiero llamado RepCon Lux SA, para emitir a través de éste un bono intercambiable por acciones de Repsol por un monto de mil 373 millones de dólares.
Esta venta, sobre la cual nadie supo quiénes fueron los compradores y quiénes los intermediarios financieros, generó a Pemex una pérdida de 655 millones de dólares.
Pero por qué Pemex perdió en lugar de ganar con la venta; en primer lugar, porque la paraestatal estaba en riesgo de perder un asiento en el consejo de administración de Repsol al ya no tener sus acciones, y la otra fue porque vendió justamente en el momento en que las acciones estaban en su precio más bajo.
Así, la acción que alguien compró por 23.4 dólares, a diciembre de 2006, repuntó luego 34.58 dólares, generándole una pérdida a Pemex por 655 millones de pesos.
La venta de acciones de Repsol autorizada en 2003 la pudo recuperar Pemex en 2008, y así fue, de lo contrario la paraestatal mexicana no tendría hoy 9.9% de acciones.
Sin embargo, esa recompra de acciones tuvo un “costo de oportunidad para la paraestatal de 412 millones de dólares. Así, para el 2008, la venta y recompra de acciones de Repsol ya le habían generado a Pemex una pérdida de mil 67 millones de dólares.
En agosto de este 2011, a ocho años de haberse iniciado esta maniobra que respaldó Calderón como secretario de Energía, hoy la avala como presidente de la República, que a final de cuentas se reduce a que Pemex compró 5.1% de acciones a un costo de mil 600 millones de dólares. Y, ante la falta de recursos, tuvo que pedir créditos de 70% y por supuesto con sus respectivos intereses.
Así, al final del día, 9.9% de acciones de Pemex en Repsol le costaron al país 2 mil 667 millones de dólares.
La pregunta sigue siendo quién se beneficia con esta maniobra.
De parte de Pemex, se ha pretendido argumentar que con esto se logró un acuerdo con la accionista mayoritaria, Sacyr, que hasta este domingo tenía 20%, para que votaran juntos y tener en conjunto 29.9% de acciones.
El acuerdo generó un pleito entre Sacyr y Repsol, y el primer caído de ello ha sido Luis de Rivera, a quien sus socios destituyeron como presidente de Sacyr y por lo tanto lo sacaron del asiento que tienen en el consejo de Repsol. De Rivera fue el principal promotor del acuerdo Sacyr-Pemex.
Ahora que ya quedó fuera, seguirá la alianza estratégica de Sacyr-Pemex, y entonces se esclarecerá si habrá valido la pena tanto gasto, o era mejor invertir todos esos recursos en México.
La respuesta a una parte de las interrogantes la tendremos sin duda la próxima semana, fecha en que el Consejo de Administración de Repsol se reúna, pero ya sin Luis de Rivero como aliado estratégico de Pemex.
Hace ocho años, Felipe Calderón Hinojosa provocó un quebranto patrimonial a Petróleos Mexicanos e inició una maniobra con los asientos que la paraestatal tiene en Repsol, la empresa petrolera española. Ese movimiento de cartas concluyó el pasado mes de agosto con un costo final para Pemex de 2 mil 600 millones de dólares.
A final de cuentas, 9.9% de acciones que hoy tiene Pemex en Repsol tuvieron, por lo menos, el costo arriba anotado y de paso generaron un fuerte enfrentamiento entre la dirección de Repsol y el socio mayoritario, la también española Sacyr, dedicada al ramo de la construcción de vivienda, entre otros rubros.
La pregunta generada, como sucede con todos los movimientos que realiza el gobierno de Calderón, es quién o quiénes fueron los beneficiados con este manejo “discrecional” de venta, recompra y vuelta a comprar de las acciones de Pemex en Repsol.
¿Quiénes se llevaron los jugosos beneficios de estos movimientos accionarios? Es difícil saberlo, pues las transacciones de venta, recompra y compra se realizaron en ‘paraísos fiscales’ y en donde es imposible tener acceso.
Hasta el momento, Juan José Suárez Coppel, director de Pemex, quien en 2003 inició con Felipe Calderón las extrañas y controvertidas operaciones, ya que era el entonces secretario de Energía–, no ha dado respuesta a estas preguntas, pero de que alguien salió ganando, y no precisamente Pemex, eso parece ser cierto, por lo menos en lo inmediato.
Entender el caso Repsol-Pemex podría resultar un poco complicado para el lector común, pero es fácil de entender.
La historia es la siguiente. En 1979, Pemex compró 4.5% acciones de Repsol, éstas se mantuvieron inamovibles durante dos décadas, hasta que llegó el panismo al gobierno federal.
Por ejemplo, en agosto de 2003, con Vicente Fox al frente de la Presidencia de la República, se autorizó que Pemex colocara en la Bolsa de Valores de Luxemburgo 5.5% de las acciones que se tenían de Repsol.
Calderón Hinojosa arribó a la Secretaría de Energía en septiembre de 2003 y a él correspondió autorizar, como cabeza de sector de Pemex, toda la operación bursátil que se requería para que nadie supiera quién compraría dichas acciones y quién sería el intermediario que, por lo menos, se llevaría 10% del movimiento bancario.
Y es que Calderón aprobó que se creara en el ducado de Luxemburgo la sociedad anónima Pemex Lux SA, que a su vez formó un vehículo financiero llamado RepCon Lux SA, para emitir a través de éste un bono intercambiable por acciones de Repsol por un monto de mil 373 millones de dólares.
Esta venta, sobre la cual nadie supo quiénes fueron los compradores y quiénes los intermediarios financieros, generó a Pemex una pérdida de 655 millones de dólares.
Pero por qué Pemex perdió en lugar de ganar con la venta; en primer lugar, porque la paraestatal estaba en riesgo de perder un asiento en el consejo de administración de Repsol al ya no tener sus acciones, y la otra fue porque vendió justamente en el momento en que las acciones estaban en su precio más bajo.
Así, la acción que alguien compró por 23.4 dólares, a diciembre de 2006, repuntó luego 34.58 dólares, generándole una pérdida a Pemex por 655 millones de pesos.
La venta de acciones de Repsol autorizada en 2003 la pudo recuperar Pemex en 2008, y así fue, de lo contrario la paraestatal mexicana no tendría hoy 9.9% de acciones.
Sin embargo, esa recompra de acciones tuvo un “costo de oportunidad para la paraestatal de 412 millones de dólares. Así, para el 2008, la venta y recompra de acciones de Repsol ya le habían generado a Pemex una pérdida de mil 67 millones de dólares.
En agosto de este 2011, a ocho años de haberse iniciado esta maniobra que respaldó Calderón como secretario de Energía, hoy la avala como presidente de la República, que a final de cuentas se reduce a que Pemex compró 5.1% de acciones a un costo de mil 600 millones de dólares. Y, ante la falta de recursos, tuvo que pedir créditos de 70% y por supuesto con sus respectivos intereses.
Así, al final del día, 9.9% de acciones de Pemex en Repsol le costaron al país 2 mil 667 millones de dólares.
La pregunta sigue siendo quién se beneficia con esta maniobra.
De parte de Pemex, se ha pretendido argumentar que con esto se logró un acuerdo con la accionista mayoritaria, Sacyr, que hasta este domingo tenía 20%, para que votaran juntos y tener en conjunto 29.9% de acciones.
El acuerdo generó un pleito entre Sacyr y Repsol, y el primer caído de ello ha sido Luis de Rivera, a quien sus socios destituyeron como presidente de Sacyr y por lo tanto lo sacaron del asiento que tienen en el consejo de Repsol. De Rivera fue el principal promotor del acuerdo Sacyr-Pemex.
Ahora que ya quedó fuera, seguirá la alianza estratégica de Sacyr-Pemex, y entonces se esclarecerá si habrá valido la pena tanto gasto, o era mejor invertir todos esos recursos en México.
La respuesta a una parte de las interrogantes la tendremos sin duda la próxima semana, fecha en que el Consejo de Administración de Repsol se reúna, pero ya sin Luis de Rivero como aliado estratégico de Pemex.
Comentarios