Ocupación informal al tope
México, sólo atrás de India
Carlos Fernández-Vega / México SA
Qué bueno que a México le prometieron un presidente del empleo (exitoso y modesto como ningún otro, según la machacona versión oficial), porque de otra forma difícilmente hubiera obtenido el nada prestigioso galardón que un par de semanas atrás le concedió la Organización Internacional del Trabajo, es decir, medalla de plata (la de oro correspondió a India) al inquilino de Los Pinos por el sostenido cuan acelerado incremento en el número de mexicanos que de plano no han tenido de otra que intentar sobrevivir en el mercado informal de la economía. Todo ello, desde luego, aderezado con millones en el subempleo, la desocupación abierta y el creciente desempleo juvenil, sin olvidar a los ninis, justo en un país mayoritariamente, aún, de jóvenes.
Entre los logros de ese quimérico presidente del empleo se cuentan los siguientes: a lo largo de su estancia en Los Pinos, la tasa oficial de desocupación abierta en el país creció 62 por ciento, mientras la tasa de ocupación en el sector informal de la economía lo hizo cerca de 72 por ciento. Lo anterior equivale a que cotidianamente, a lo largo de esa presidencia, alrededor de 645 mexicanos engrosaron las filas de la desocupación abierta y unos mil 400 las del sector informal de la economía, de tal suerte que el susodicho se ganó a pulso el galardón concedido por la OIT.
Todo lo anterior se documenta en medio del triunfal discurso del calderonato, que en nada contribuye a encontrar salidas concretas a una realidad concreta. Como apunta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, preocupa lo reportado por la Organización Internacional del Trabajo, en torno a que en México la tasa de desempleo aún no recupera los niveles previos a la crisis, que el empleo informal es muy alto y se encuentra sólo por debajo de lo que ocurre en India, y que la desigualdad en la distribución del ingreso en el país es de las más altas en el mundo. Todo ello es señal de alarma, pues no se advierten indicios de la implementación de políticas encaminadas a la generación de empleos de calidad y capacitación para los desempleados.
Resulta que para la reciente reunión del Grupo de los 20 (G-20, del que México forma parte), que tuvo lugar en París el 26 y 27 de septiembre, la OIT elaboró una serie de documentos sobre las perspectivas del empleo mundial. En ellos se destaca que el freno económico mundial hará inviable recuperar los 20 millones de empleos perdidos durante la crisis, de tal suerte que no sólo los riesgos de un mayor desempleo y subempleo han aumentado, sino que se han exacerbado los desafíos estructurales en los mercados laborales, como el alto desempleo juvenil y el incremento en la duración del desempleo.
Para el caso mexicano, anota el CEFP, se destaca que el empleo aún se encuentra en un nivel inferior al mostrado durante el primer trimestre de 2008, cuando en Los Pinos sostenían la tesis del catarrito. En este contexto, la OIT advierte que si bien en México la tasa de desocupación se encuentra por debajo de la mayoría de las naciones del G-20, su nivel de empleo informal es el segundo más alto (sólo por debajo de India), y su desigualdad en el ingreso sólo está por arriba de Brasil y Sudáfrica. Tomando en consideración los riesgos sociales que conlleva la crisis, es importante ampliar los sistemas de protección, pues el país sólo destina poco más de 5 por ciento del producto interno bruto en su sistema de protección social, mientras Brasil y Argentina, por ejemplo, canalizan más de 15 por ciento.
En su análisis sobre el empleo juvenil, la OIT destaca que en México la proporción de jóvenes que no trabajan, estudian ni se capacitan, se encuentra por encima del promedio de los miembros del G-20, con más de 20 por ciento; sólo por debajo de Indonesia, Sudáfrica y Turquía. Por ello, la recomendación del citado organismo a los países del G-20 se orienta a realizar mayores esfuerzos en la generación de más empleos de calidad, y expandir los sistemas de protección social. Esto se logrará por medio de una política coherente que tome en consideración la cohesión social, es decir, algo que no están en los planes del gobierno calderonista.
Desde luego que no son nuevas las citadas advertencias y recomendaciones al gobierno mexicano. Desde mediados de 2008, cuando menos, la OCDE ya alertaba que seis de cada 10 mexicanos en edad y condiciones de trabajar lo hacen en el sector informal de la economía, con toda la precariedad que ello implica. El empleo informal tiene niveles muy altos en México. El empleo informal es más frecuente entre los trabajadores con más desventaja en el mercado laboral: las mujeres, las personas poco calificadas, los jóvenes y los trabajadores mayores. La mayoría de los trabajadores del sector informal obtiene un salario inferior a lo que ganarían en el sector formal, lo cual denota que el empleo informal es una estrategia de supervivencia, especialmente dada la ausencia de seguro de desempleo. Por otro lado, el trabajo no declarado puede considerarse una decisión propia para el escalón superior de los trabajadores por cuenta propia. Una estrategia multifacética es necesaria para reducir los costes y aumentar los beneficios del trabajo en el sector formal.
Por si fuera poco, resaltaba que en México casi la mitad de las mujeres entre 25 y 54 años no trabaja, representando el peor resultado del área OCDE, después de Turquía. La inversión en capital humano es crucial en México, puesto que contribuiría no sólo a la prosperidad económica sino también a la igualdad de género. La titulación representa sólo parte de la historia, puesto que a todos los niveles de educación, las disparidades de género son mayores que en la media de la organización; la diferencia entre las tasas de empleo masculina y femenina para personas con educación primaria es dos veces mayor que la media, pero para la población con educación terciaria sigue siendo 1.7 veces mayor. Pero no hace caso: ya obtuvo la de plata, y va por la de oro, en demérito de los mexicanos, lamentablemente.
Las rebanadas del pastel
Muy contento está el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, porque concluyeron las negociaciones con los enviados de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para la entrega de un tramo de ayuda financiera vital para evitar la quiebra del país. Qué iluso: el arreglo es para que Grecia no deje de pagar la deuda; lo demás, incluida la muerte por hambre, a la UE y al FMI les vale una pura y dos con sal.
México, sólo atrás de India
Carlos Fernández-Vega / México SA
Qué bueno que a México le prometieron un presidente del empleo (exitoso y modesto como ningún otro, según la machacona versión oficial), porque de otra forma difícilmente hubiera obtenido el nada prestigioso galardón que un par de semanas atrás le concedió la Organización Internacional del Trabajo, es decir, medalla de plata (la de oro correspondió a India) al inquilino de Los Pinos por el sostenido cuan acelerado incremento en el número de mexicanos que de plano no han tenido de otra que intentar sobrevivir en el mercado informal de la economía. Todo ello, desde luego, aderezado con millones en el subempleo, la desocupación abierta y el creciente desempleo juvenil, sin olvidar a los ninis, justo en un país mayoritariamente, aún, de jóvenes.
Entre los logros de ese quimérico presidente del empleo se cuentan los siguientes: a lo largo de su estancia en Los Pinos, la tasa oficial de desocupación abierta en el país creció 62 por ciento, mientras la tasa de ocupación en el sector informal de la economía lo hizo cerca de 72 por ciento. Lo anterior equivale a que cotidianamente, a lo largo de esa presidencia, alrededor de 645 mexicanos engrosaron las filas de la desocupación abierta y unos mil 400 las del sector informal de la economía, de tal suerte que el susodicho se ganó a pulso el galardón concedido por la OIT.
Todo lo anterior se documenta en medio del triunfal discurso del calderonato, que en nada contribuye a encontrar salidas concretas a una realidad concreta. Como apunta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, preocupa lo reportado por la Organización Internacional del Trabajo, en torno a que en México la tasa de desempleo aún no recupera los niveles previos a la crisis, que el empleo informal es muy alto y se encuentra sólo por debajo de lo que ocurre en India, y que la desigualdad en la distribución del ingreso en el país es de las más altas en el mundo. Todo ello es señal de alarma, pues no se advierten indicios de la implementación de políticas encaminadas a la generación de empleos de calidad y capacitación para los desempleados.
Resulta que para la reciente reunión del Grupo de los 20 (G-20, del que México forma parte), que tuvo lugar en París el 26 y 27 de septiembre, la OIT elaboró una serie de documentos sobre las perspectivas del empleo mundial. En ellos se destaca que el freno económico mundial hará inviable recuperar los 20 millones de empleos perdidos durante la crisis, de tal suerte que no sólo los riesgos de un mayor desempleo y subempleo han aumentado, sino que se han exacerbado los desafíos estructurales en los mercados laborales, como el alto desempleo juvenil y el incremento en la duración del desempleo.
Para el caso mexicano, anota el CEFP, se destaca que el empleo aún se encuentra en un nivel inferior al mostrado durante el primer trimestre de 2008, cuando en Los Pinos sostenían la tesis del catarrito. En este contexto, la OIT advierte que si bien en México la tasa de desocupación se encuentra por debajo de la mayoría de las naciones del G-20, su nivel de empleo informal es el segundo más alto (sólo por debajo de India), y su desigualdad en el ingreso sólo está por arriba de Brasil y Sudáfrica. Tomando en consideración los riesgos sociales que conlleva la crisis, es importante ampliar los sistemas de protección, pues el país sólo destina poco más de 5 por ciento del producto interno bruto en su sistema de protección social, mientras Brasil y Argentina, por ejemplo, canalizan más de 15 por ciento.
En su análisis sobre el empleo juvenil, la OIT destaca que en México la proporción de jóvenes que no trabajan, estudian ni se capacitan, se encuentra por encima del promedio de los miembros del G-20, con más de 20 por ciento; sólo por debajo de Indonesia, Sudáfrica y Turquía. Por ello, la recomendación del citado organismo a los países del G-20 se orienta a realizar mayores esfuerzos en la generación de más empleos de calidad, y expandir los sistemas de protección social. Esto se logrará por medio de una política coherente que tome en consideración la cohesión social, es decir, algo que no están en los planes del gobierno calderonista.
Desde luego que no son nuevas las citadas advertencias y recomendaciones al gobierno mexicano. Desde mediados de 2008, cuando menos, la OCDE ya alertaba que seis de cada 10 mexicanos en edad y condiciones de trabajar lo hacen en el sector informal de la economía, con toda la precariedad que ello implica. El empleo informal tiene niveles muy altos en México. El empleo informal es más frecuente entre los trabajadores con más desventaja en el mercado laboral: las mujeres, las personas poco calificadas, los jóvenes y los trabajadores mayores. La mayoría de los trabajadores del sector informal obtiene un salario inferior a lo que ganarían en el sector formal, lo cual denota que el empleo informal es una estrategia de supervivencia, especialmente dada la ausencia de seguro de desempleo. Por otro lado, el trabajo no declarado puede considerarse una decisión propia para el escalón superior de los trabajadores por cuenta propia. Una estrategia multifacética es necesaria para reducir los costes y aumentar los beneficios del trabajo en el sector formal.
Por si fuera poco, resaltaba que en México casi la mitad de las mujeres entre 25 y 54 años no trabaja, representando el peor resultado del área OCDE, después de Turquía. La inversión en capital humano es crucial en México, puesto que contribuiría no sólo a la prosperidad económica sino también a la igualdad de género. La titulación representa sólo parte de la historia, puesto que a todos los niveles de educación, las disparidades de género son mayores que en la media de la organización; la diferencia entre las tasas de empleo masculina y femenina para personas con educación primaria es dos veces mayor que la media, pero para la población con educación terciaria sigue siendo 1.7 veces mayor. Pero no hace caso: ya obtuvo la de plata, y va por la de oro, en demérito de los mexicanos, lamentablemente.
Las rebanadas del pastel
Muy contento está el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, porque concluyeron las negociaciones con los enviados de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para la entrega de un tramo de ayuda financiera vital para evitar la quiebra del país. Qué iluso: el arreglo es para que Grecia no deje de pagar la deuda; lo demás, incluida la muerte por hambre, a la UE y al FMI les vale una pura y dos con sal.
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