Bitácora priista

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

El proceso priista para elegir candidato presidencial inició con el pie izquierdo; se ensanchan así las posibilidades de la permanencia panista en el poder, pero sobre todo abre opciones para que la sociedad, en el hartazgo a que la condujeron los partidos y sus dirigentes, se incline por reconocer la necesidad de un cambio, en la figura de Andrés Manuel López Obrador.

Inició con el pie izquierdo antes del 8 de octubre último, cuando se instaló el Consejo Político Nacional, en el disenso más que en el consenso, porque su presidente carece de la autoridad ética, moral y política para unir voluntades y evitar escisiones, puesto que cuando desde el poder se decida proceder judicialmente contra Humberto Moreira, la figura del priista convertido bajo su égida en candidato, quedará marcada, puesta en duda. ¿Será igual al que lo ungió?

Inició con el pie izquierdo, porque el presidente del PRI, partido que perdió el poder en julio del año 2000, debió haberse hecho a un lado cuando la Secretaría de Hacienda detectó falsificación de documentos para que Coahuila tuviese mayor presupuesto. No lo acusan de robo, no, sino de falsificación de documentos oficiales, pero puedo estar equivocado, es posible que Moreira merezca permanecer donde las circunstancias y las ambiciones lo colocaron, para que todo continuara igual, y el futuro de México se adormezca en la alternancia sin necesidad de llegar a la transición.

Inició con el pie izquierdo, porque sobre la marcha decidieron prescindir de Manuel Aguilera, le prometieron a Carlos Jiménez Macías el cargo, y a éste llegó Enrique Jackson, pero además Humberto Moreira decidió nombrar a sus pares como delegados regionales, y así, ex gobernadores idénticos a él por ser señalados en contra de su honorabilidad y probidad, se aprestan a manejar unas elecciones cruciales no para el PRI, sino para México, en medio de los desatinos de la globalización, el descontento creciente de los indignados, el terrorismo como amenaza real, la crisis económica que amenaza con desplazar a Estados Unidos de su pedestal, la disputa por el control de la economía que produce la delincuencia.

Humberto Moreira ha cumplido con la agenda, es puntual en la forma, pero él y quienes allí lo sostienen, porque es condición de priistas cubrirse las espaldas, no aceptan, no quieren darse cuenta que la actitud que deben asumir es otra, que buscan hacerse con el poder, ya no lo tienen, porque también hicieron todo para perderlo. Cuando el PRI cambie de presidente, la sociedad podrá atestiguar que los priistas quieren, necesitan ser distintos.

Por el momento, el gesto de humana solidaridad hecho por el senador Manlio Fabio Beltrones, que supo descender para propiciar el grito de ¡unidad! en torno al abrazo con Peña Nieto, puede llenar las urnas a favor de un priismo necesitado del rostro y la actitud que harán la diferencia para ellos.

Comentarios