Apro
Congresistas federales de Estados Unidos aseguraron que la democracia y seguridad nacional de México están amenazadas por una “narcoinsurgencia criminal” que requiere de medidas extremas para contrarrestarla.
“México enfrenta una insurgencia-criminal”, declaró Connie Mack, representante republicano por el estado de Florida.
“Las organizaciones criminales están capturando la alianza de la población a través de programas económicos y sociales, aunque socavan a las instituciones no tienen la intención de reemplazarlas”, añadió Mack, durante la audiencia conjunta de los subcomités de Investigación, Supervisión y Manejo, y de Seguridad Interior realizada para analizar el apoyo antinarcóticos que ofrece Estados Unidos a México.
Esto, acotó Mack, presidente del Subcomité de Investigaciones, Supervisión y Manejo, “hace mas preocupante a la amenaza insurgente de México contra la democracia gubernamental, que en cualquier otro escenario de insurgencia”.
La audiencia conjunta de los subcomités de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, cuyo titulo fue “Merida Parte II: Insurgencia y Terrorismo en México”, se concentró en analizar la situación de la narcoviolencia que priva en casi todo el territorio mexicano, derivada del trasiego de las drogas.
En la sesión se hizo un recuento de los actos de narcoviolencia más recientes y más sangrientos, como el incendio del casino Royale, en Monterrey, Nuevo León, o del asesinato de 35 presuntos criminales en el estado de Veracruz.
La grave situación de la narcoviolencia en México fue caracterizada por los legisladores como una situación de preocupación extrema para Estados Unidos.
Por ello, el represente republicano del estado de Texas, Michael McCaul, y presidente del Subcomité de Seguridad Interior, dijo que es necesario que el Congreso federal apruebe la ley que promueve y pide al Departamento de Estado, “catalogar como organizaciones terroristas a los cárteles del narcotráfico de México”, tal y como hizo en el caso colombiano con las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC).
En la sesión legislativa William Brownfield, subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos y la Aplicación de la Ley, rechazó de manera rotunda etiquetar de narcoinsurgentes a los cárteles mexicanos del narcotráfico.
El funcionario del Departamento de Estado aclaró que los narcotraficantes mexicanos no tienen objetivos ideológicos o políticos, como es el caso de las FARC, aunque no pudo negar que los recientes actos de violencia en México se han materializado por medio de ataques basados en actos de terrorismo.
Haciendo un balance de la Iniciativa Mérida, los legisladores criticaron a la herramienta bilateral de la lucha contra el narcotráfico creada hace dos años. Mack, por ejemplo, afirmó que por la instrumentación de la Iniciativa, aunque ha tenido algunos éxitos, ahora la frontera sur de Estados Unidos es una zona muy violenta.
Ante el fracaso de la Iniciativa Merida, Mack propuso que Estados Unidos apoye a México con una estrategia contrainsurgente, que se enfoque en tres objetivos. Uno, que todas las agencias federales estadunidenses, incluida la CIA, se concentren en desmantelar y atacar a las redes criminales que los cárteles del narcotráfico han logrado instalar en Estados Unidos y México.
Dos, asegurar aún más la frontera de Estados Unidos con México, por medio de la construcción de cercos dobles de acero, con más y mejor tecnología como aviones espías a control remoto; además de asignar a más personal para vigilar toda la franja limítrofe.
Y tres, asegurarse de que las poblaciones locales (mexicanos) respaldan a sus gobiernos y no a los cárteles, por medio de la instrumentación de programas sobre la cultura de respeto a las leyes.
“La actual política de apoyo de Estados Unidos a México, no aborda con seriedad la amenaza de seguridad nacional que enfrentamos. Es tiempo de reconocer la necesidad de contar con una estrategia contrainsurgente, es una amenaza severa que requiere una respuesta seria”, enfatizó Mack.
Brownfield, por su parte, además de rechazar que se etiquete como insurgencia al narcotráfico de México, rechazó que la Iniciativa Mérida sea un fracaso.
“La Iniciativa Mérida pasa por una transición”, dijo Brownfield, en referencia a que ahora el apoyo de Estados Unidos a México está concentrado en entrenar y proporcionar información de inteligencia a las autoridades federales mexicanas.
En la audiencia también participaron Rodney Benson, jefe de Operaciones de Inteligencia de la DEA, y Mariko Silver, subsecretaria de Seguridad Interior para Asuntos Internacionales.
Congresistas federales de Estados Unidos aseguraron que la democracia y seguridad nacional de México están amenazadas por una “narcoinsurgencia criminal” que requiere de medidas extremas para contrarrestarla.
“México enfrenta una insurgencia-criminal”, declaró Connie Mack, representante republicano por el estado de Florida.
“Las organizaciones criminales están capturando la alianza de la población a través de programas económicos y sociales, aunque socavan a las instituciones no tienen la intención de reemplazarlas”, añadió Mack, durante la audiencia conjunta de los subcomités de Investigación, Supervisión y Manejo, y de Seguridad Interior realizada para analizar el apoyo antinarcóticos que ofrece Estados Unidos a México.
Esto, acotó Mack, presidente del Subcomité de Investigaciones, Supervisión y Manejo, “hace mas preocupante a la amenaza insurgente de México contra la democracia gubernamental, que en cualquier otro escenario de insurgencia”.
La audiencia conjunta de los subcomités de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, cuyo titulo fue “Merida Parte II: Insurgencia y Terrorismo en México”, se concentró en analizar la situación de la narcoviolencia que priva en casi todo el territorio mexicano, derivada del trasiego de las drogas.
En la sesión se hizo un recuento de los actos de narcoviolencia más recientes y más sangrientos, como el incendio del casino Royale, en Monterrey, Nuevo León, o del asesinato de 35 presuntos criminales en el estado de Veracruz.
La grave situación de la narcoviolencia en México fue caracterizada por los legisladores como una situación de preocupación extrema para Estados Unidos.
Por ello, el represente republicano del estado de Texas, Michael McCaul, y presidente del Subcomité de Seguridad Interior, dijo que es necesario que el Congreso federal apruebe la ley que promueve y pide al Departamento de Estado, “catalogar como organizaciones terroristas a los cárteles del narcotráfico de México”, tal y como hizo en el caso colombiano con las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC).
En la sesión legislativa William Brownfield, subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos y la Aplicación de la Ley, rechazó de manera rotunda etiquetar de narcoinsurgentes a los cárteles mexicanos del narcotráfico.
El funcionario del Departamento de Estado aclaró que los narcotraficantes mexicanos no tienen objetivos ideológicos o políticos, como es el caso de las FARC, aunque no pudo negar que los recientes actos de violencia en México se han materializado por medio de ataques basados en actos de terrorismo.
Haciendo un balance de la Iniciativa Mérida, los legisladores criticaron a la herramienta bilateral de la lucha contra el narcotráfico creada hace dos años. Mack, por ejemplo, afirmó que por la instrumentación de la Iniciativa, aunque ha tenido algunos éxitos, ahora la frontera sur de Estados Unidos es una zona muy violenta.
Ante el fracaso de la Iniciativa Merida, Mack propuso que Estados Unidos apoye a México con una estrategia contrainsurgente, que se enfoque en tres objetivos. Uno, que todas las agencias federales estadunidenses, incluida la CIA, se concentren en desmantelar y atacar a las redes criminales que los cárteles del narcotráfico han logrado instalar en Estados Unidos y México.
Dos, asegurar aún más la frontera de Estados Unidos con México, por medio de la construcción de cercos dobles de acero, con más y mejor tecnología como aviones espías a control remoto; además de asignar a más personal para vigilar toda la franja limítrofe.
Y tres, asegurarse de que las poblaciones locales (mexicanos) respaldan a sus gobiernos y no a los cárteles, por medio de la instrumentación de programas sobre la cultura de respeto a las leyes.
“La actual política de apoyo de Estados Unidos a México, no aborda con seriedad la amenaza de seguridad nacional que enfrentamos. Es tiempo de reconocer la necesidad de contar con una estrategia contrainsurgente, es una amenaza severa que requiere una respuesta seria”, enfatizó Mack.
Brownfield, por su parte, además de rechazar que se etiquete como insurgencia al narcotráfico de México, rechazó que la Iniciativa Mérida sea un fracaso.
“La Iniciativa Mérida pasa por una transición”, dijo Brownfield, en referencia a que ahora el apoyo de Estados Unidos a México está concentrado en entrenar y proporcionar información de inteligencia a las autoridades federales mexicanas.
En la audiencia también participaron Rodney Benson, jefe de Operaciones de Inteligencia de la DEA, y Mariko Silver, subsecretaria de Seguridad Interior para Asuntos Internacionales.
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