Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder
El hecho de que los indignados no pasen lista de presentes en México, no significa que grupos diversos -descontentos porque el salario quiebra la paz en el hogar, mella la dignidad de los asalariados y fomenta la contratación de los muertos de hambre por la delincuencia organizada- carezcan de entusiasmo y razones para impulsar un movimiento que ponga patas arriba al gobierno, al modelo político: saben que hay exceso de armas, que las escuchas políticas se manejan por la libre y que, a diferencia de otras naciones, acá aparentemente sí hay líder, pues ha recorrido el país durante los últimos seis años.
De pronto, como sin venir a cuento, Andrés Manuel López Obrador es escuchado hasta por los más feroces de sus detractores. En Monterrey, Nuevo León, los empresarios y líderes sociales que acudieron a constatar su nueva imagen, quedaron con buen sabor de boca y, además, considerando la posibilidad de que la alternancia se transforme en un Movimiento de Regeneración Nacional para poner orden e iniciar la tan pospuesta transición.
Los sectores que lo convirtieron en su propio demonio, empiezan a considerar que, efectivamente, Andrés Manuel López Obrador dejó de ser un peligro para México, que éste se ubicaba en otro partido, se cobijaba en otras siglas que le cuestan a este país más de 50 mil muertes y muchos secretos, pues insisten en no dar puntualmente la cifra global; dejan que las redes sociales sustituyan la transparencia con la que el gobierno debiera conducirse, para no llevar al país al “chavismo” de sotana y golpe de pecho.
Si persisten en desinformar o mal informar a la sociedad, las consecuencias serán impredecibles y devastadoras, porque si 1988 y el error de diciembre cimbraron los fundamentos del modelo político y económico, lo que suceda, de insistir en la globalización a rajatabla, de posponer sin fecha de vencimiento la transición, puede causar a los poderes fácticos y al gobierno de Estados Unidos más quebraderos de cabeza de los que se imaginan, más violencia y muerte, como la favorecida por el tráfico de armas encubierto en operativos de tintes políticos, ordenados desde el corazón del poder estadounidense.
12 años de panismo no serán alternancia, sino una prolongación del PRI sustentado en el autoritarismo, del que añora la cláusula de gobernabilidad para imponerse y no para convencer, el presidencialismo fuerte; ese priismo que no desea ver opciones y cuyos representantes, de persistir en ese proyecto de restauración, lo único que harán será avalar el apoyo al MORENA.
Claro que opciones para que Acción Nacional permanezca en el poder hay muchas, pero ninguna recomendable. Esto empieza a escribirse, quien triunfe carecerá de un Congreso a modo.
El hecho de que los indignados no pasen lista de presentes en México, no significa que grupos diversos -descontentos porque el salario quiebra la paz en el hogar, mella la dignidad de los asalariados y fomenta la contratación de los muertos de hambre por la delincuencia organizada- carezcan de entusiasmo y razones para impulsar un movimiento que ponga patas arriba al gobierno, al modelo político: saben que hay exceso de armas, que las escuchas políticas se manejan por la libre y que, a diferencia de otras naciones, acá aparentemente sí hay líder, pues ha recorrido el país durante los últimos seis años.
De pronto, como sin venir a cuento, Andrés Manuel López Obrador es escuchado hasta por los más feroces de sus detractores. En Monterrey, Nuevo León, los empresarios y líderes sociales que acudieron a constatar su nueva imagen, quedaron con buen sabor de boca y, además, considerando la posibilidad de que la alternancia se transforme en un Movimiento de Regeneración Nacional para poner orden e iniciar la tan pospuesta transición.
Los sectores que lo convirtieron en su propio demonio, empiezan a considerar que, efectivamente, Andrés Manuel López Obrador dejó de ser un peligro para México, que éste se ubicaba en otro partido, se cobijaba en otras siglas que le cuestan a este país más de 50 mil muertes y muchos secretos, pues insisten en no dar puntualmente la cifra global; dejan que las redes sociales sustituyan la transparencia con la que el gobierno debiera conducirse, para no llevar al país al “chavismo” de sotana y golpe de pecho.
Si persisten en desinformar o mal informar a la sociedad, las consecuencias serán impredecibles y devastadoras, porque si 1988 y el error de diciembre cimbraron los fundamentos del modelo político y económico, lo que suceda, de insistir en la globalización a rajatabla, de posponer sin fecha de vencimiento la transición, puede causar a los poderes fácticos y al gobierno de Estados Unidos más quebraderos de cabeza de los que se imaginan, más violencia y muerte, como la favorecida por el tráfico de armas encubierto en operativos de tintes políticos, ordenados desde el corazón del poder estadounidense.
12 años de panismo no serán alternancia, sino una prolongación del PRI sustentado en el autoritarismo, del que añora la cláusula de gobernabilidad para imponerse y no para convencer, el presidencialismo fuerte; ese priismo que no desea ver opciones y cuyos representantes, de persistir en ese proyecto de restauración, lo único que harán será avalar el apoyo al MORENA.
Claro que opciones para que Acción Nacional permanezca en el poder hay muchas, pero ninguna recomendable. Esto empieza a escribirse, quien triunfe carecerá de un Congreso a modo.
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