Sicilia: su paz, y la guerra

Joel Hernández Santiago

El escritor, filósofo y luego poeta, Javier Sicilia, confunde a muchos con los movimientos más insospechados en su recorrido por el sureste mexicano. Ya ocurría antes, desde su primera salida de Cuernavaca el 4 de abril cuando dijo que en México había muerto la poesía a raíz de la desafortunada muerte de su hijo en Morelos…

…Luego en el Zócalo de México el domingo 8 de mayo exigió la renuncia del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna con quien luego, se sentó a dialogar en el Castillo de Chapultepec sin conseguir nada y en donde también enardecido criticó al gobierno federal, a los estatales y a legisladores para concluir repartiendo besos inolvidables: ecumenismo puro.

Dice que su movimiento no es político, pero de forma irremediable, a lo largo de los meses, se ha convertido en un movimiento político: sí de tono independiente, sí de forma autónoma, sí con convicciones por recuperar la dignidad de los mexicanos y el respeto a las víctimas de la guerra del señor Felipe Calderón en contra del crimen organizado, el narcotráfico y la delincuencia: todo sí: pero a fin de cuentas el Movimiento por la Paz con justicia y Dignidad ya se ha politizado. Y no tiene por qué no ser…

… Lo es por su propia naturaleza y por la conexión que utiliza para exigir al gobierno federal y a los estatales, así como a las autoridades de seguridad de todo el país para que cumplan con el respeto irrenunciable a los derechos humanos, por la desmilitarización de la guerra de hoy y por el rescate de la dignidad de muchos de los 50 mil muertos desde que comenzó el gobierno fallido del señor Felipe Calderón. ‘La forma es fondo’ dijo un teórico de la política utilitaria.

Ecumenista, el señor Sicilia regaña a todos y quiere estar bien con todos. Luego, mal aconsejado en materia de política da bandazos, ya con opiniones descontextualizadas o con falta de información y hasta de intolerancia personal.

En Tabasco hace unos días se enojó con algunos reporteros por sus preguntas ‘impertinentes’. Si. Los periodistas somos impertinentes. Es parte de nuestra forma de ser. Nuestras impertinencias buscan la verdad, con paz y dignidad, también. Eso no debería molestar al representante de la paz y que busca la paz entre todos y le corresponde informarnos a todos por que nos involucra a todos aquí.

Luego, ahí mismo, en Villahermosa hizo un nuevo ‘dribling’ al afirmar que su movimiento era el último en el que la sociedad de México se expresaría por la vía de la paz “porque –dijo- es el último reclamo pacífico que habrá (…) En el transcurso de esta Caravana se han visto nuevas formas de lucha social, como la de los pueblos indígenas que ante la omisión del gobierno adoptaron nuevos modelos de paz, por lo que vislumbra procesos de balcanización para México”. Y que lo diga quien propugna por la paz…:

… porque la rebelión no pacífica comenzó hace cuatro años y en gran medida tiene su origen en las desigualdades sociales, en la injusticia, en la falta de oportunidades, en la malísima educación mexicana y en la pobreza; la violencia tiene su origen en la patología criminal de muchos desequilibrados -pero no todos los que participan ahí lo son-. Muchos se han rebelado en contra de su situación y enfrentan a las instituciones a costa de todo.

No se debe justificar esta actitud. Lo sabemos. El Estado de derecho debe prevalecer en una democracia, pero tampoco podemos evitar encontrar las razones de esa rebeldía y, sobre todo, que a diferencia del señor Sicilia que la ve a futuro, podríamos decir que ese futuro ya está aquí hace tiempo y que precisamente en contra de esa situación es que se entiende su participación en todo esto.

A Javier Sicilia se le quiere. Sin ser un movimiento de clases, he sido testigo del arrobo con el que es recibido por los lugares a los que llega. Sobre todo entre gente pobre; se le acercan los desvalidos de este país. Aun recuerdo la ternura y el dolor de aquel niño de escasos siete años de edad, en Chihuahua, quien había visto morir a su padre y sin poder articular palabras por el llanto se abrazó a Sicilia en petición de protección, de ayuda y consuelo, como muchos hombres y mujeres de México que han vivido la tragedia de esta guerra que no es su guerra.

Por eso tiene una mayor responsabilidad con todos. Por ello Sicilia debe recapitular y no perder la fuerza social que había adquirido hace meses y que parece ir perdiendo. Hace falta Sicilia en este país como conciencia crítica estructurada y con metas y como brazo operador de lo que todos queremos aquí: la paz, la justicia y la dignidad.

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