Martha Anaya / Crónica de Política
Enrique Peña Nieto lo dijo ahora sí con todas sus letras:
-Que el gobierno federal (léase Felipe Calderón) no se lamente ahora de que no salgan adelante las reformas que desea, pues fue éste el que claudicó a la colaboración que tenía con el PRI.
El ex gobernador del Estado de México recordó a quienes lo habían olvidado que, hasta el 2009 –es decir, durante los primeros tres años de gobierno de Calderón—el gobierno federal llevaba una “relación constructiva” con el PRI y que, tras la debacle panista en las elecciones intermedias, el Presidente de la República decidió “dejarla de lado” con tal de ganar elecciones.
Por ello –respondiendo a un cuestionamiento de Ciro Gómez Leyva–, sostuvo: “Hoy no se puede lamentar el gobierno (federal) de lo que no se puede hacer, porque fue él, el que claudicó a ello (a la colaboración con el PRI) por ganar elecciones”.
Se refería el aspirante presidencial priista a las alianzas que estableció el Partido Acción Nacional con el PRD a partir del 2009 y que le costaron al PRI nada menos que perder tres de sus principales graneros de votos en el país: Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
La claridad y el tono que utilizó Peña Nieto para exponer lo anterior –a raíz meramente de una pregunta relacionada sobre la evaluación que hacía del gobierno Felipe Calderón–, dejó claro que aquella “traición” (según la calificaron algunos priistas en su momento) al PRI no sólo no la han olvidado los del tricolor, sino que seguirá teniendo consecuencias hasta el término del sexenio.
El PRI y el PAN, efectivamente, marcharon juntos desde la misma noche de la elección presidencial del 2006, cuando estaba aún en duda (y a la fecha lo sigue estando) el resultado de la votación. Llamadas de distintos gobernadores priistas intentaron desde aquellas aciagas horas obligar a Roberto Madrazo a reconocer el triunfo de Calderón, aún y cuando las actas en manos del PRI mostraban una leve delantera de Andrés Manuel López Obrador sobre el panista.
Fue el PRI, como reiteradamente lo ha sacado a colación Manlio Fabio Beltrones durante este último año y medio, quien permitió que Felipe Calderón asumiera la Presidencia de la República el 1 de diciembre del 2006.
Y sí, marcharon juntos PRI-PAN-Gobierno Federal durante los primeros años del sexenio, hasta firmar en lo oscurito, a finales de 2009 (ante la presencia del entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont) que el PAN no establecería alianzas con el PRD en las elecciones por venir, particularmente en el Estado de México y en Oaxaca.
Pero como sabemos, no ocurrió así. El “acuerdo” firmado tras bambalinas para evitar las alianzas PAN-PRD, lo rompió el PAN-gobierno federal, el “pacto” se hizo público, y aauella historia terminó con la renuncia de Gómez Mont a la titularidad de la secretaría de Gobernación en febrero del 2010, más las derrotas que se le vinieron al PRI en distintas gubernaturas.
Así que, vuelto a poner el tema sobre la mesa –ayer, por Enrique Peña Nieto—en los términos que lo hizo, queda claro que el PRI seguirá “cobrándole” a Calderón la afrenta y no le ayudarán a salir adelante.
“Fue él (Calderón) quien claudicó” a mantener una relación constructiva con el PRI, subrayó el mexiquense. Por eso “hoy no se puede lamentar de lo que no se puede hacer…”
Con tal planteamiento-revancha-advertencia, se lanza Enrique Peña Nieto en pos de la Presidencia de la República.
Enrique Peña Nieto lo dijo ahora sí con todas sus letras:
-Que el gobierno federal (léase Felipe Calderón) no se lamente ahora de que no salgan adelante las reformas que desea, pues fue éste el que claudicó a la colaboración que tenía con el PRI.
El ex gobernador del Estado de México recordó a quienes lo habían olvidado que, hasta el 2009 –es decir, durante los primeros tres años de gobierno de Calderón—el gobierno federal llevaba una “relación constructiva” con el PRI y que, tras la debacle panista en las elecciones intermedias, el Presidente de la República decidió “dejarla de lado” con tal de ganar elecciones.
Por ello –respondiendo a un cuestionamiento de Ciro Gómez Leyva–, sostuvo: “Hoy no se puede lamentar el gobierno (federal) de lo que no se puede hacer, porque fue él, el que claudicó a ello (a la colaboración con el PRI) por ganar elecciones”.
Se refería el aspirante presidencial priista a las alianzas que estableció el Partido Acción Nacional con el PRD a partir del 2009 y que le costaron al PRI nada menos que perder tres de sus principales graneros de votos en el país: Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
La claridad y el tono que utilizó Peña Nieto para exponer lo anterior –a raíz meramente de una pregunta relacionada sobre la evaluación que hacía del gobierno Felipe Calderón–, dejó claro que aquella “traición” (según la calificaron algunos priistas en su momento) al PRI no sólo no la han olvidado los del tricolor, sino que seguirá teniendo consecuencias hasta el término del sexenio.
El PRI y el PAN, efectivamente, marcharon juntos desde la misma noche de la elección presidencial del 2006, cuando estaba aún en duda (y a la fecha lo sigue estando) el resultado de la votación. Llamadas de distintos gobernadores priistas intentaron desde aquellas aciagas horas obligar a Roberto Madrazo a reconocer el triunfo de Calderón, aún y cuando las actas en manos del PRI mostraban una leve delantera de Andrés Manuel López Obrador sobre el panista.
Fue el PRI, como reiteradamente lo ha sacado a colación Manlio Fabio Beltrones durante este último año y medio, quien permitió que Felipe Calderón asumiera la Presidencia de la República el 1 de diciembre del 2006.
Y sí, marcharon juntos PRI-PAN-Gobierno Federal durante los primeros años del sexenio, hasta firmar en lo oscurito, a finales de 2009 (ante la presencia del entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont) que el PAN no establecería alianzas con el PRD en las elecciones por venir, particularmente en el Estado de México y en Oaxaca.
Pero como sabemos, no ocurrió así. El “acuerdo” firmado tras bambalinas para evitar las alianzas PAN-PRD, lo rompió el PAN-gobierno federal, el “pacto” se hizo público, y aauella historia terminó con la renuncia de Gómez Mont a la titularidad de la secretaría de Gobernación en febrero del 2010, más las derrotas que se le vinieron al PRI en distintas gubernaturas.
Así que, vuelto a poner el tema sobre la mesa –ayer, por Enrique Peña Nieto—en los términos que lo hizo, queda claro que el PRI seguirá “cobrándole” a Calderón la afrenta y no le ayudarán a salir adelante.
“Fue él (Calderón) quien claudicó” a mantener una relación constructiva con el PRI, subrayó el mexiquense. Por eso “hoy no se puede lamentar de lo que no se puede hacer…”
Con tal planteamiento-revancha-advertencia, se lanza Enrique Peña Nieto en pos de la Presidencia de la República.
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