Medalla de plata para Calderón
De la Madrid conserva la de oro
Carlos Fernández-Vega / México SA
En su primera conferencia de prensa (blindada por la vocera de Los Pinos), el flamante titular de la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade dijo, con una serenidad envidiable, que el gobierno calderonista ve venir la crisis con bastante tranquilidad. Lo anterior, porque persiste el ejercicio responsable de las finanzas públicas, y se cuenta con elevadas reservas internacionales, factores que colocan a México en una situación distinta del resto del mundo en cuanto al efecto de la inestabilidad internacional, según dijo.
Así lo ven en Los Pinos, pero ¿qué lectura le dan en otras áreas un poco más centradas? Como parte de su análisis de la propuesta económica del inquilino de Los Pinos para 2012, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados aborda el tema y advierte que es un hecho la desaceleración económica en México, lo que de ninguna manera contribuye a una valoración positiva, mucho menos tranquila (Meade dixit), de la realidad nacional. De hecho, considerada ya la estimación oficial para 2012, la tasa de crecimiento promedio anual del sexenio calderonista sería de 1.8 por ciento (menor a la del sexenio foxista, que fue de 2.13 por ciento, lo que ya es decir), de tal suerte que se ubicaría como la tasa de crecimiento más baja de los últimos cuatro sexenios (de 3.4 por ciento en el periodo 1995-2000 y de 3.96 por ciento en 1989-1994). Así, en cuanto a peores resultados económicos, medalla de plata para Felipe Calderón; Miguel de la Madrid conserva la de oro.
Durante el primer semestre de 2011, la economía mexicana evolucionó bajo un entorno externo en constante deterioro, que incidió sobre la dinámica nacional a través de una menor demanda de las exportaciones mexicanas y que ha propiciado, en parte, una desaceleración del producto interno bruto. Por otra parte, el comportamiento de la demanda interna no ha podido detener este detrimento debido a que no ha sido tan vigorosa y, como ha señalado el Banco de México, algunos de sus indicadores denotan ya una moderación en su dinamismo.
Por lo anterior, al segundo trimestre de 2011 el PIB tuvo un crecimiento real anual de 3.32 por ciento, su incremento más bajo de los últimos seis periodos. Además, fue poco menos de la mitad del aumento observado en el mismo trimestre del año pasado (7.6 por ciento), mostrando una tendencia descendente de la actividad económica nacional. Esta situación se vio reflejada en la evolución del indicador global de la actividad económica (IGAE) dado que, en junio de 2011 y con cifras ajustadas por estacionalidad, tuvo una caída de 0.21 por ciento con relación al mes anterior y mostró señales de volatilidad dada la alternancia reciente de crecimientos y caídas.
Entre los indicadores de la demanda interna que han influido en el menor crecimiento del PIB destaca, para el periodo enero-mayo de 2011, la inversión, que tuvo un crecimiento de 7.94 por ciento con relación al mismo periodo de 2010. Sin embargo, su nivel en mayo de 2011 no alcanzó su máximo observado de octubre de 2008 respecto al cual presenta una caída acumulada de 9.97 por ciento. Otros de los indicadores que dan cuenta de la debilidad son las ventas y las remuneraciones medias reales en los establecimientos comerciales al mayoreo que, en junio de 2011 y con datos ajustados por estacionalidad, disminuyeron 2.01 y 0.35 por ciento, respectivamente. Las ventas al menudeo se expandieron 0.73 por ciento, pero las remuneraciones disminuyeron 0.09 por ciento, por lo que no se aprecia una demanda interna significativa que le dé sustento a la dinámica económica del país.
Con datos actualizados, la inflación general anual a agosto de 2011 fue de 3.42 por ciento, a pesar de que fue menor a la observada en diciembre de 2010 (4.4 por ciento), la volatilidad que presenta no ha permitido una recuperación significativa del salario mínimo general real. Si bien durante los primeros cinco meses del año recuperó poder de compra, para después tener disminuciones y presentar en agosto una reducción de 0.53 por ciento en su poder adquisitivo, éste no ha tenido una recuperación importante, lo que impacta la demanda interna.
Por otra parte, las ventas de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, que han sido utilizadas por la Secretaría de Hacienda para hablar de la fortaleza de la demanda interna, durante enero-julio, sólo crecieron 0.78 por ciento, mientras en ese periodo las ventas de los supermercados presentaron una caída de 0.58 por ciento, lo que se ha traducido en escaso fortalecimiento de la demanda interna del país. La industria de la construcción aún presenta cierta debilidad, la cual se ha reflejado en la caída de 1.64 por ciento del personal ocupado durante junio respecto a mayo. Ello incide como un freno en el impulso del mercado interno, toda vez que un menor número de empleos reduce la capacidad de consumo.
Otro indicador que da cuenta de la poco robusta (Cordero dixit) tendencia de la demanda interna es el índice de confianza del consumidor: en agosto de 2011, y con cifras ajustadas por estacionalidad, disminuyó 1.28 por ciento con relación al mes anterior. Además, si bien los consumidores aprecian que la situación económica del país está mejor a la observada hace un año, no esperan que mejore en el futuro, por lo que no contemplan adquirir bienes de consumo duraderos; este escenario contribuye a la debilidad de la demanda interna en México.
En los Criterios Generales de Política Económica 2012, la Secretaría de Hacienda prevé que la demanda interna continúe creciendo, por lo que se concentró más en el análisis del entorno externo que del interno. Sin embargo, el Banco de México ha señalado que algunos de sus indicadores denotan ya una moderación en su dinamismo. Se mostró que la evolución de los diferentes indicadores de la demanda interna no es tan robusta, lo que no compensará la debilidad de la demanda externa, situación que se ve reflejada en el ajuste a la baja en las expectativas de crecimiento económico nacional.
Este contexto preocupa al CEFP, pues no se vislumbra una recuperación de la economía mundial a corto plazo, por lo que la economía nacional entrará en un proceso de desaceleración económica, como se ha hecho evidente en las expectativas de crecimiento que muestran una tasa cada vez más baja.
Las rebanadas del pastel
En fin, todo apunta a que el ánimo bastante tranquilo sólo impera en Los Pinos, porque fuera de sus murallas la gente ya no siente lo duro, sino lo tupido.
De la Madrid conserva la de oro
Carlos Fernández-Vega / México SA
En su primera conferencia de prensa (blindada por la vocera de Los Pinos), el flamante titular de la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade dijo, con una serenidad envidiable, que el gobierno calderonista ve venir la crisis con bastante tranquilidad. Lo anterior, porque persiste el ejercicio responsable de las finanzas públicas, y se cuenta con elevadas reservas internacionales, factores que colocan a México en una situación distinta del resto del mundo en cuanto al efecto de la inestabilidad internacional, según dijo.
Así lo ven en Los Pinos, pero ¿qué lectura le dan en otras áreas un poco más centradas? Como parte de su análisis de la propuesta económica del inquilino de Los Pinos para 2012, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados aborda el tema y advierte que es un hecho la desaceleración económica en México, lo que de ninguna manera contribuye a una valoración positiva, mucho menos tranquila (Meade dixit), de la realidad nacional. De hecho, considerada ya la estimación oficial para 2012, la tasa de crecimiento promedio anual del sexenio calderonista sería de 1.8 por ciento (menor a la del sexenio foxista, que fue de 2.13 por ciento, lo que ya es decir), de tal suerte que se ubicaría como la tasa de crecimiento más baja de los últimos cuatro sexenios (de 3.4 por ciento en el periodo 1995-2000 y de 3.96 por ciento en 1989-1994). Así, en cuanto a peores resultados económicos, medalla de plata para Felipe Calderón; Miguel de la Madrid conserva la de oro.
Durante el primer semestre de 2011, la economía mexicana evolucionó bajo un entorno externo en constante deterioro, que incidió sobre la dinámica nacional a través de una menor demanda de las exportaciones mexicanas y que ha propiciado, en parte, una desaceleración del producto interno bruto. Por otra parte, el comportamiento de la demanda interna no ha podido detener este detrimento debido a que no ha sido tan vigorosa y, como ha señalado el Banco de México, algunos de sus indicadores denotan ya una moderación en su dinamismo.
Por lo anterior, al segundo trimestre de 2011 el PIB tuvo un crecimiento real anual de 3.32 por ciento, su incremento más bajo de los últimos seis periodos. Además, fue poco menos de la mitad del aumento observado en el mismo trimestre del año pasado (7.6 por ciento), mostrando una tendencia descendente de la actividad económica nacional. Esta situación se vio reflejada en la evolución del indicador global de la actividad económica (IGAE) dado que, en junio de 2011 y con cifras ajustadas por estacionalidad, tuvo una caída de 0.21 por ciento con relación al mes anterior y mostró señales de volatilidad dada la alternancia reciente de crecimientos y caídas.
Entre los indicadores de la demanda interna que han influido en el menor crecimiento del PIB destaca, para el periodo enero-mayo de 2011, la inversión, que tuvo un crecimiento de 7.94 por ciento con relación al mismo periodo de 2010. Sin embargo, su nivel en mayo de 2011 no alcanzó su máximo observado de octubre de 2008 respecto al cual presenta una caída acumulada de 9.97 por ciento. Otros de los indicadores que dan cuenta de la debilidad son las ventas y las remuneraciones medias reales en los establecimientos comerciales al mayoreo que, en junio de 2011 y con datos ajustados por estacionalidad, disminuyeron 2.01 y 0.35 por ciento, respectivamente. Las ventas al menudeo se expandieron 0.73 por ciento, pero las remuneraciones disminuyeron 0.09 por ciento, por lo que no se aprecia una demanda interna significativa que le dé sustento a la dinámica económica del país.
Con datos actualizados, la inflación general anual a agosto de 2011 fue de 3.42 por ciento, a pesar de que fue menor a la observada en diciembre de 2010 (4.4 por ciento), la volatilidad que presenta no ha permitido una recuperación significativa del salario mínimo general real. Si bien durante los primeros cinco meses del año recuperó poder de compra, para después tener disminuciones y presentar en agosto una reducción de 0.53 por ciento en su poder adquisitivo, éste no ha tenido una recuperación importante, lo que impacta la demanda interna.
Por otra parte, las ventas de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, que han sido utilizadas por la Secretaría de Hacienda para hablar de la fortaleza de la demanda interna, durante enero-julio, sólo crecieron 0.78 por ciento, mientras en ese periodo las ventas de los supermercados presentaron una caída de 0.58 por ciento, lo que se ha traducido en escaso fortalecimiento de la demanda interna del país. La industria de la construcción aún presenta cierta debilidad, la cual se ha reflejado en la caída de 1.64 por ciento del personal ocupado durante junio respecto a mayo. Ello incide como un freno en el impulso del mercado interno, toda vez que un menor número de empleos reduce la capacidad de consumo.
Otro indicador que da cuenta de la poco robusta (Cordero dixit) tendencia de la demanda interna es el índice de confianza del consumidor: en agosto de 2011, y con cifras ajustadas por estacionalidad, disminuyó 1.28 por ciento con relación al mes anterior. Además, si bien los consumidores aprecian que la situación económica del país está mejor a la observada hace un año, no esperan que mejore en el futuro, por lo que no contemplan adquirir bienes de consumo duraderos; este escenario contribuye a la debilidad de la demanda interna en México.
En los Criterios Generales de Política Económica 2012, la Secretaría de Hacienda prevé que la demanda interna continúe creciendo, por lo que se concentró más en el análisis del entorno externo que del interno. Sin embargo, el Banco de México ha señalado que algunos de sus indicadores denotan ya una moderación en su dinamismo. Se mostró que la evolución de los diferentes indicadores de la demanda interna no es tan robusta, lo que no compensará la debilidad de la demanda externa, situación que se ve reflejada en el ajuste a la baja en las expectativas de crecimiento económico nacional.
Este contexto preocupa al CEFP, pues no se vislumbra una recuperación de la economía mundial a corto plazo, por lo que la economía nacional entrará en un proceso de desaceleración económica, como se ha hecho evidente en las expectativas de crecimiento que muestran una tasa cada vez más baja.
Las rebanadas del pastel
En fin, todo apunta a que el ánimo bastante tranquilo sólo impera en Los Pinos, porque fuera de sus murallas la gente ya no siente lo duro, sino lo tupido.
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