En el V informe de gobierno de Marcelo Ebrard, Mario Delgado, su secretario de Educación, quiso estar en la foto y se quemó. Lo primero que hizo fue arribar a la Asamblea Legislativa minutos antes que el jefe de gobierno capitalino, mucho después de que había arribado el resto del gabinete al recinto. Nadie de la prensa le hizo caso, por lo que se pasó varios minutos en la calle, en medio de los periodistas, para ver si a alguien se le ocurría preguntarle algo, lo que no sucedió. Cuando sus intentos por alcanzar los micrófonos se extinguían, el revuelo a sus espaldas, con la llegada de Ebrard y su novia, Rosalinda Bueso, lo hizo caminar hacia la entrada de la ALDF, pero volvió a pararse en la entrada, en espera del jefe de gobierno, y se le paró en la espalda para alcanzar la fotografía. Pero ni así lo logró. Ni foto, ni entrevistas. Algo está podrido en el Distrito Federal, Mario.
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