Itinerario Político / Ricardo Alemán
Podrán decir misa, pero lo cierto es que para un sector importante de la llamada izquierda mexicana, no está descartada la posibilidad de que en julio de 2012, en las boletas presidenciales aparezca un candidato apoyado por las siglas del PRD y el PAN.
Y en efecto, parece una posibilidad remota, sin embargo, no es una eventualidad descabellada. Y tan no lo es, que grupos de esa izquierda mantienen vivo el proceso de exploración y evaluación de la realidad política, frente a la elección presidencial.
En la casa de enfrente, entre los militantes de la derecha del partido en el poder, tampoco descartan que, llegado el momento, deban avanzar en dirección a la posibilidad de evaluar una eventual candidatura común entre la derecha y la izquierda. Y es que conforme se aproxima la contienda presidencial, tanto entre amarillos como azules parecen convencidos de la idea de que el priísta Enrique Peña Nieto es invencible.
Pero el asunto tiene mucho más de fondo. ¿Por qué, en los hechos, se mantiene viva la posibilidad de una alianza entre azules y amarillos, a 10 meses de la elección presidencial del 1 de julio de 2012? La respuesta está en la profunda crisis de identidad que viven tanto la derecha como la izquierda partidistas.
En otras palabras, que el PRD y el PAN no han descartado una alianza en las elecciones presidenciales, porque esa sería la única manera de contener y, eventualmente revertir, lo que parece una fatalidad; que el regreso del PRI al poder presidencial sería un fracaso cultural de la derecha y la izquierda mexicanas. Y en esa lógica de continuar creciendo la tendencia ganadora del PRI, nadie será capaz de detener, por sí solo, al candidato Enrique Peña Nieto.
Pero vale la pregunta ¿Por qué hemos insistido aquí, desde hace muchos meses, que el regreso del PRI al poder presidencial sería un escandaloso fracaso cultural para el PRD y el PAN? La respuesta es elemental, de sentido común y –por si existen dudas– está a la vista de todos. Porque si recordamos que el PRD y el PAN nacieron –hace 21 años y 72 años, respectivamente– para sacar al PRI del poder presidencial, es una derrota y un fracaso que regrese a Los Pinos, a una década que fue echado.
Pero hay más. El fracaso no está sólo en el hecho de que el PRI regrese al poder presidencial, sino que el PAN y el PRD no fueron capaces de ser alternativa de poder, frente a un PRI que, en su momento, fue rechazado por corrupto, antidemocrático, clientelar, ineficaz, derrochador. O si se quiere ver desde otro extremo, que hoy el PRI podría regresar al poder, porque el PRD y el PAN son tanto o más corruptos, antidemocráticos, clientelares, ineficaces y derrochadores, que el propio PRI.
En realidad el PAN y el PRD fallaron como alternativas de poder. Y es tal su falta, que una porción importante del electorado prefiere “malo por conocer, que bueno por conocido”. Y eso es un fracaso de la cultura política, la doctrina y el apostolado que pregonaron por décadas la derecha y la izquierda.
Ahora bien, el siguiente paso es la selección del potencial candidato aliancista. ¿Quién pudiera ser el candidato de una alianza presidencial PAN-PRD? Hasta hoy, las encuestas dejan ver a un PAN con aspirantes presidenciales limitados. Más aún, si los azules tuvieran a un candidato fuerte y competitivo, nunca se estaría analizando la posibilidad una alianza con el PRD.
En el partido amarillo existe un grave inconveniente. Que uno de los presidenciables más aventajados, el señor López Obrador, nunca dejará para otro la candidatura presidencial de un sector de la izquierda y que, al mismo tiempo, nunca acepará una alianza con el PAN. Pero en el PRD –partido que no es controlado aún por AMLO– existe una alianza de sus jefes con Marcelo Ebrard ¿Y eso qué quiere decir?
Pues todo, que no pocos militantes del PRD y otros tantos del PAN, ven en Marcelo Ebrard el potencial candidato aliancista. Y lo que hoy pudiera parecer descabellado, no parece tanto a la luz de los hechos ¿Por qué razón Marcelo Ebrard se ha distanciado de AMLO, hasta el otro extremo, el de establecer una relación civilizada con Felipe Calderón? ¿Por qué Marcelo se muestra, ante la opinión pública, como un aspirante presidencial que propone que la de 2012 ya no sea la elección de la venganza y la revancha, sino de la reconciliación y la eficacia?
Hoy veremos el arranque de la precampaña presidencial de Marcelo Ebrard durante el mensaje de su Quinto Informe –y las señales serán claras.
Al tiempo...
Podrán decir misa, pero lo cierto es que para un sector importante de la llamada izquierda mexicana, no está descartada la posibilidad de que en julio de 2012, en las boletas presidenciales aparezca un candidato apoyado por las siglas del PRD y el PAN.
Y en efecto, parece una posibilidad remota, sin embargo, no es una eventualidad descabellada. Y tan no lo es, que grupos de esa izquierda mantienen vivo el proceso de exploración y evaluación de la realidad política, frente a la elección presidencial.
En la casa de enfrente, entre los militantes de la derecha del partido en el poder, tampoco descartan que, llegado el momento, deban avanzar en dirección a la posibilidad de evaluar una eventual candidatura común entre la derecha y la izquierda. Y es que conforme se aproxima la contienda presidencial, tanto entre amarillos como azules parecen convencidos de la idea de que el priísta Enrique Peña Nieto es invencible.
Pero el asunto tiene mucho más de fondo. ¿Por qué, en los hechos, se mantiene viva la posibilidad de una alianza entre azules y amarillos, a 10 meses de la elección presidencial del 1 de julio de 2012? La respuesta está en la profunda crisis de identidad que viven tanto la derecha como la izquierda partidistas.
En otras palabras, que el PRD y el PAN no han descartado una alianza en las elecciones presidenciales, porque esa sería la única manera de contener y, eventualmente revertir, lo que parece una fatalidad; que el regreso del PRI al poder presidencial sería un fracaso cultural de la derecha y la izquierda mexicanas. Y en esa lógica de continuar creciendo la tendencia ganadora del PRI, nadie será capaz de detener, por sí solo, al candidato Enrique Peña Nieto.
Pero vale la pregunta ¿Por qué hemos insistido aquí, desde hace muchos meses, que el regreso del PRI al poder presidencial sería un escandaloso fracaso cultural para el PRD y el PAN? La respuesta es elemental, de sentido común y –por si existen dudas– está a la vista de todos. Porque si recordamos que el PRD y el PAN nacieron –hace 21 años y 72 años, respectivamente– para sacar al PRI del poder presidencial, es una derrota y un fracaso que regrese a Los Pinos, a una década que fue echado.
Pero hay más. El fracaso no está sólo en el hecho de que el PRI regrese al poder presidencial, sino que el PAN y el PRD no fueron capaces de ser alternativa de poder, frente a un PRI que, en su momento, fue rechazado por corrupto, antidemocrático, clientelar, ineficaz, derrochador. O si se quiere ver desde otro extremo, que hoy el PRI podría regresar al poder, porque el PRD y el PAN son tanto o más corruptos, antidemocráticos, clientelares, ineficaces y derrochadores, que el propio PRI.
En realidad el PAN y el PRD fallaron como alternativas de poder. Y es tal su falta, que una porción importante del electorado prefiere “malo por conocer, que bueno por conocido”. Y eso es un fracaso de la cultura política, la doctrina y el apostolado que pregonaron por décadas la derecha y la izquierda.
Ahora bien, el siguiente paso es la selección del potencial candidato aliancista. ¿Quién pudiera ser el candidato de una alianza presidencial PAN-PRD? Hasta hoy, las encuestas dejan ver a un PAN con aspirantes presidenciales limitados. Más aún, si los azules tuvieran a un candidato fuerte y competitivo, nunca se estaría analizando la posibilidad una alianza con el PRD.
En el partido amarillo existe un grave inconveniente. Que uno de los presidenciables más aventajados, el señor López Obrador, nunca dejará para otro la candidatura presidencial de un sector de la izquierda y que, al mismo tiempo, nunca acepará una alianza con el PAN. Pero en el PRD –partido que no es controlado aún por AMLO– existe una alianza de sus jefes con Marcelo Ebrard ¿Y eso qué quiere decir?
Pues todo, que no pocos militantes del PRD y otros tantos del PAN, ven en Marcelo Ebrard el potencial candidato aliancista. Y lo que hoy pudiera parecer descabellado, no parece tanto a la luz de los hechos ¿Por qué razón Marcelo Ebrard se ha distanciado de AMLO, hasta el otro extremo, el de establecer una relación civilizada con Felipe Calderón? ¿Por qué Marcelo se muestra, ante la opinión pública, como un aspirante presidencial que propone que la de 2012 ya no sea la elección de la venganza y la revancha, sino de la reconciliación y la eficacia?
Hoy veremos el arranque de la precampaña presidencial de Marcelo Ebrard durante el mensaje de su Quinto Informe –y las señales serán claras.
Al tiempo...
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