Que Emilio Chuayfett sea el nuevo presidente de la Cámara de Diputados, es un gancho al hígado de Manlio Fabio Beltrones. Los dos políticos tienen un viejo diferendo, muy serio, muy profundo, que nunca se pudo zanjar. Chuayfett lo exteriorizó de distintas maneras, directamente contra él, o contra sus cercanos, como contra Marco Bernal, quien cuando el primero era secretario de Gobernación y el segundo negociador en jefe para la paz en Chiapas con el EZLN, le saboteó los acuerdos de San Andrés Larráinzar. La lectura sobre su llegada tiene, además, una segunda lectura inclusive más profunda. Chuayfett es mexiquense, uno de los arietes parlamentarios del gobernador Enrique Peña Nieto, y el mensaje cada vez más extendido de que el PRI de Toluca es excluyente, y que no acepta fisuras en su control político. Para Beltrones, quien ha dicho en privado a los dirigentes priístas que lejos de antagonizar con él tendrían que cuidarlo, es una bofetada el que llegue Chuayfett como presidente del Congreso. Luego se extrañan y lamentan todos del porqué se pelean los priístas en temporada de elección presidencial.
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