Fernando Larrazabal se acerca al precipicio como Alcalde de Monterrey, y de ser así, el golpe se sentirá en la ciudad de México. Larrazabal recibió en los últimos años un fuerte apoyo de la entonces poderosa jefa de la Oficina de la Presidencia, Patricia Flores, y de quien era el segundo panista más fuerte en el Congreso, Roberto Gil, hoy secretario particular del presidente Felipe Calderón. Flores estaba en esos tiempos en busca del control del partido, y buscaba panistas de nuevo cuño que pudieran ayudarla en su objetivo. Larrazabal fue una pieza tan importante como efectiva, aunque hoy expuesto por la crisis de casinos en Nuevo León, cuyo impulso definitivo se dio cuando él era alcalde de San Nicolás de los Garza, y comenzó a construirse un imperio de casas de apuestas con personas cercanas a él. Lo que le suceda a él puede tener implicaciones también en la candidatura presidencial del PAN. Larrazabal había estado trabajando con los panistas a favor de Ernesto Cordero, pero con el giro de Flores y Gil hacia Josefina Vázquez Mota, el alcalde regiomontano también modificó sus énfasis electorales. No está claro, sin embargo, si la ola expansiva en Monterrey, alcance a llegar, aún, a la ciudad de México.
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