Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder
La libertad es más un estilo que norma de vida. Ser libre es tener opciones y, como apunta el cristianismo, la posibilidad de manejarse a su arbitrio, lo que no puede hacerse cuando se carece de los recursos mínimos, elementales para vivir con decoro. Si el salario no alcanza, de inmediato se cancelan las elecciones de comer, vestir, educarse, divertirse, estar saludable e incluso la de delinquir, porque cuando se padece hambre no hay sino de dos sopas: mansedumbre o violencia… orgullo o humillación.
El proyecto de los organismos financieros internacionales, de las corredurías bursátiles, de los consorcios bancarios transnacionales es claro: tener Estados esclavos cuyas sociedades están condenadas a pagar una deuda de agio y eterna, con el propósito de que los habitantes de los países del Primer Mundo vivan en libertad; con problemas serios, sí, pero en libertad.
¿Pueden sustraerse a esa condena los mandatarios de las naciones con deuda? ¿Es dicha deuda un corsé cortado a la medida para obligar a los Estados a decidirse por la globalización? ¿Tiene ese modelo económico los días contados? Creo que es momento de dejar atrás los eufemismos y llamar a la globalización por su nombre, por lo que es y por la condena que impone a los Estados que no son del Primer Mundo y tienen deuda eterna: un moderno esquema de colonización. De allí que resultase contradictorio que los países de América Latina festejaran, con bombo y platillo, una independencia que perdieron al poco de obtenerla.
Acá, en medio del fraude consentido a los constructores de la Estela de Luz para celebrar un inexistente bicentenario, el gobierno se dispone a refrendar y alargar la condena a la que están sujetos los mexicanos, pues todo indica que antes de que el calderonismo se oculte en su propio ocaso, se contratará más y pesada deuda, que sólo puede traducirse como una reducción drástica en las libertades de la sociedad, pues no se trata de que todos y de inmediato tengan la opción de elegir entre un Audi y un BMW, sino entre proteínas y carbohidratos, entre pollo y torta de tamal, o entre pescado y tacos de frijoles, o quizá entre una barra de chocolate y comida chatarra -de allí los altos índices de obesidad: no es ausencia de cultura, es falta de dinero-; se trata que puedan comer cuando sientan hambre y satisfacer sus necesidades de conocimiento y cultura para buscar empleo, hoy por hoy inexistente.
La información, destacada en los lineamientos de política económica del próximo año, indica que durante 2012 se propone, el calderonismo, un endeudamiento global de poco más de 39 mil millones de dólares para completar los gastos de operación, pago de deuda e inversión del gobierno federal.
Felipe Calderón Hinojosa solicita un monto de endeudamiento interno neto de 395 mil millones de pesos, que a un tipo de cambio previsto para el próximo año de 12.2 pesos por dólar, equivale a unos 32 mil 377 millones de dólares; además, pide un endeudamiento externo neto del sector público de hasta 7 mil millones de dólares para 2012, recursos que serán utilizados para financiar los programas de inversión de Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la banca de desarrollo.
Se estima que para el réquiem del gobierno de Calderón, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público, entendido como el agregado más amplio que incluye la deuda total, se ubique en 36.4 por ciento del producto interno bruto, nivel 0.2 puntos del producto inferior al previsto para 2011. De esta manera, poco más de una tercera parte del valor total que producirá la economía mexicana en bienes y servicios durante el próximo año es deuda. Para 2012 se estima que el PIB alcance un valor nominal de 15 billones 164 mil 900 millones de pesos, de los cuales 5 billones 520 mil millones de pesos es el monto total de la deuda del sector público.
Y sobre esta amenaza montan el cinismo y la mentira, puesto que una de las promesas de Calderón fue convertirse en el presidente del empleo, cuando sucede precisamente lo contrario: crece el número de desempleados, que alimenta con lo mejor de México a la delincuencia organizada, porque de otra manera nada pueden encontrar para llevarse a la boca.
En este contexto de crecimiento de la deuda y desempleo, el secretario de Trabajo, Javier Lozano Alarcón, durante su participación con la ponencia Los retos del mercado laboral en la reunión de ministros del trabajo del G-20, desarrollada en París, asevera, como si él hubiese impulsado lo que propone, que “se debe tomar la senda del crecimiento económico sostenido y sustentable, pero teniendo siempre en mente que política pública que no sirva para generar empleos, es una mala política pública”. También afirmó la urgencia de emprender en México reformas estructurales, “como la reforma laboral largamente diferida en México”.
En contradicción con todo lo por él realizado durante su desempeño como secretario del Trabajo, sostiene la necesidad de “que aumente la productividad laboral para crear riqueza y mejorar el salario de los trabajadores, la inclusión laboral de grupos vulnerables, agilizar y transparentar la justicia laboral, mejorar los mecanismos para supervisar, y sancionar violaciones a la ley”.
Bueno pues, estos funcionarios mexicanos que al salir de su país se auto elogian, porque creen que al auto elogiarse borran todos los desaguisados cometidos en las políticas públicas a ellos encomendadas. Por ello ni pintó como precandidato, ni merece ser candidato al senado por Puebla, como lo pretende.
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El ISSSTE y el Partido Verde mienten. El periodo preelectoral da para todo, incluso para la hipocresía y la mentira. Es una verdad de a kilo que hay desabasto en el Instituto, y no es cierto que, como anuncian los políticos ecologistas, se den vales de medicinas. En la clínica Familiar Álvaro Obregón, ubicada en avenida Revolución, hay desabasto de medicamento para los hipertensos, únicamente tienen en el cuadro básico el telmisartán, cuando podrían recurrir a los medicamentos genéricos para abaratar costos.
La libertad es más un estilo que norma de vida. Ser libre es tener opciones y, como apunta el cristianismo, la posibilidad de manejarse a su arbitrio, lo que no puede hacerse cuando se carece de los recursos mínimos, elementales para vivir con decoro. Si el salario no alcanza, de inmediato se cancelan las elecciones de comer, vestir, educarse, divertirse, estar saludable e incluso la de delinquir, porque cuando se padece hambre no hay sino de dos sopas: mansedumbre o violencia… orgullo o humillación.
El proyecto de los organismos financieros internacionales, de las corredurías bursátiles, de los consorcios bancarios transnacionales es claro: tener Estados esclavos cuyas sociedades están condenadas a pagar una deuda de agio y eterna, con el propósito de que los habitantes de los países del Primer Mundo vivan en libertad; con problemas serios, sí, pero en libertad.
¿Pueden sustraerse a esa condena los mandatarios de las naciones con deuda? ¿Es dicha deuda un corsé cortado a la medida para obligar a los Estados a decidirse por la globalización? ¿Tiene ese modelo económico los días contados? Creo que es momento de dejar atrás los eufemismos y llamar a la globalización por su nombre, por lo que es y por la condena que impone a los Estados que no son del Primer Mundo y tienen deuda eterna: un moderno esquema de colonización. De allí que resultase contradictorio que los países de América Latina festejaran, con bombo y platillo, una independencia que perdieron al poco de obtenerla.
Acá, en medio del fraude consentido a los constructores de la Estela de Luz para celebrar un inexistente bicentenario, el gobierno se dispone a refrendar y alargar la condena a la que están sujetos los mexicanos, pues todo indica que antes de que el calderonismo se oculte en su propio ocaso, se contratará más y pesada deuda, que sólo puede traducirse como una reducción drástica en las libertades de la sociedad, pues no se trata de que todos y de inmediato tengan la opción de elegir entre un Audi y un BMW, sino entre proteínas y carbohidratos, entre pollo y torta de tamal, o entre pescado y tacos de frijoles, o quizá entre una barra de chocolate y comida chatarra -de allí los altos índices de obesidad: no es ausencia de cultura, es falta de dinero-; se trata que puedan comer cuando sientan hambre y satisfacer sus necesidades de conocimiento y cultura para buscar empleo, hoy por hoy inexistente.
La información, destacada en los lineamientos de política económica del próximo año, indica que durante 2012 se propone, el calderonismo, un endeudamiento global de poco más de 39 mil millones de dólares para completar los gastos de operación, pago de deuda e inversión del gobierno federal.
Felipe Calderón Hinojosa solicita un monto de endeudamiento interno neto de 395 mil millones de pesos, que a un tipo de cambio previsto para el próximo año de 12.2 pesos por dólar, equivale a unos 32 mil 377 millones de dólares; además, pide un endeudamiento externo neto del sector público de hasta 7 mil millones de dólares para 2012, recursos que serán utilizados para financiar los programas de inversión de Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la banca de desarrollo.
Se estima que para el réquiem del gobierno de Calderón, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público, entendido como el agregado más amplio que incluye la deuda total, se ubique en 36.4 por ciento del producto interno bruto, nivel 0.2 puntos del producto inferior al previsto para 2011. De esta manera, poco más de una tercera parte del valor total que producirá la economía mexicana en bienes y servicios durante el próximo año es deuda. Para 2012 se estima que el PIB alcance un valor nominal de 15 billones 164 mil 900 millones de pesos, de los cuales 5 billones 520 mil millones de pesos es el monto total de la deuda del sector público.
Y sobre esta amenaza montan el cinismo y la mentira, puesto que una de las promesas de Calderón fue convertirse en el presidente del empleo, cuando sucede precisamente lo contrario: crece el número de desempleados, que alimenta con lo mejor de México a la delincuencia organizada, porque de otra manera nada pueden encontrar para llevarse a la boca.
En este contexto de crecimiento de la deuda y desempleo, el secretario de Trabajo, Javier Lozano Alarcón, durante su participación con la ponencia Los retos del mercado laboral en la reunión de ministros del trabajo del G-20, desarrollada en París, asevera, como si él hubiese impulsado lo que propone, que “se debe tomar la senda del crecimiento económico sostenido y sustentable, pero teniendo siempre en mente que política pública que no sirva para generar empleos, es una mala política pública”. También afirmó la urgencia de emprender en México reformas estructurales, “como la reforma laboral largamente diferida en México”.
En contradicción con todo lo por él realizado durante su desempeño como secretario del Trabajo, sostiene la necesidad de “que aumente la productividad laboral para crear riqueza y mejorar el salario de los trabajadores, la inclusión laboral de grupos vulnerables, agilizar y transparentar la justicia laboral, mejorar los mecanismos para supervisar, y sancionar violaciones a la ley”.
Bueno pues, estos funcionarios mexicanos que al salir de su país se auto elogian, porque creen que al auto elogiarse borran todos los desaguisados cometidos en las políticas públicas a ellos encomendadas. Por ello ni pintó como precandidato, ni merece ser candidato al senado por Puebla, como lo pretende.
==00==
El ISSSTE y el Partido Verde mienten. El periodo preelectoral da para todo, incluso para la hipocresía y la mentira. Es una verdad de a kilo que hay desabasto en el Instituto, y no es cierto que, como anuncian los políticos ecologistas, se den vales de medicinas. En la clínica Familiar Álvaro Obregón, ubicada en avenida Revolución, hay desabasto de medicamento para los hipertensos, únicamente tienen en el cuadro básico el telmisartán, cuando podrían recurrir a los medicamentos genéricos para abaratar costos.
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