Encuestas: No Lujambio y Lozano

Carlos Ramírez / Indicador Político

Si Alonso Lujambio declinó a la competencia por la candidatura presidencial del PAN porque las encuestas lo colocaban en posición de desventaja, ¿qué va a ocurrir con Ernesto Cordero que ese mismo día estaba en las encuestas abajo del secretario de Educación y con retroceso en las últimas semanas?

Si las encuestas de tendencias electorales se convirtieron en el argumento de los declinantes --Lozano y Heriberto Félix, antes que Lujambio--, esas mismas encuestas tendrían al secretario de Hacienda en una posición de desventaja mediática.

La última encuesta de Consulta Mitofsky, difundida al día siguiente de la declinación de Lujambio, estableció que el secretario de Educación se retiraba de la competencia cuando tenía el 7.2% de las preferencias de votantes en general y había subido de 7.4% a 9.8% en las simpatías de panistas, aunque tres veces debajo de las simpatías de Josefina Vázquez Mota.

En cambio, los círculos de poder del panismo dan como seguro a Ernesto Cordero cuando tuvo en agosto apenas el 4.8% de las preferencias generales y 7% de las preferencias panistas, contra el 21.7% de Vázquez Mota entre población en general y 35.2% entre los votantes panistas. El otro dato también colocó a Cordero en desventaja: su preferencia entre panistas bajó de 7.2% en mayo a 7% en agosto.

Los panistas tienen ahora qué explicar cómo fue que Lujambio declinó a la lucha por la candidatura cuando su precandidatura iba en ascenso y estaba en tercer lugar de preferencia y arriba de Cordero que iba en cuarto lugar y Cordero sigue en la pelea. Así, más que beneficiar a Cordero, la declinación de Lujambio puso al secretario de Hacienda ante las evidencias de su escaso posicionamiento político, aunque no tanto por su presencia política sino porque su cargo lo hizo mantenerse alejado de la militancia abierta en el panismo y sin exposición mediática como la del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto.

Eso sí, la declinación de Lujambio le dio la oportunidad a Cordero de subir un escalón y pasar de cuarto a tercer lugar, pero con apenas 4.8% votos abiertos contra 21.7% de Vázquez Mota y 7% entre panistas contra 35.2% de Vázquez Mota.

En este escenario, entre los panistas circula la versión de que el siguiente en declinar tendría que ser el senador Santiago Creel Miranda, quien iba hasta ahora en la privilegiada primera posición y que ahora aparece en segundo lugar de preferencias, abajo de Vázquez Mota, aunque bastante arriba de Cordero.

De ahí que el PAN no tiene más camino que sacar de la competencia a Emilio González después de los Panamericanos y bajar a como dé lugar a Creel Miranda --sobre todo ahora que en Los Pinos cayó muy mal su alianza con el Chachalaco Vicente Fox-- para que las cifras se reajusten más parejos y la competencia final sea entre Cordero y Vázquez Mota.

En el PAN preocupa menos, por ahora, su posición general abajo del PRI para julio del 2012. La encuesta de agosto de Consulta hace una comparación de los precandidatos en el 2011 con la situación que prevalecía en las encuestas en el 2005: hace seis años, en agosto, el PRI venía cayendo en picada, el PRD con López Obrador se perfilaba ya como el ganador y el PAN no podía subir de 20%; en el 2011 el PRI se mantiene en 38.9%, el PAN sigue en el 20% y el PRD se hunde de 14%. Las cosas cambiaron en el 2006 y Calderón rebasó a López Obrador y ganó las elecciones de julio.

Las encuestas son apenas una fotografía, no un compromiso electoral inflexible. El comparativo 2005/2011 de Consulta tiene otro cuadro significativo: en el 2005 el 35.5% de los electores decía que el PRI iba a ganar las presidenciales del 2006, contra 26.7% a favor del PRD y apenas el 17.8% para el PAN; en el 2011 el 51.1% de los encuestados supone que el PRI ganará las elecciones, el 18.7% cree que será el PAN y apenas un magro 10.1% tiene fe en que las presidenciales serán para el PRD.

Por lo pronto, los partidos están más preocupados por lidiar con la designación del candidato presidencial que ver cómo estará el 2012, sobre todo porque será clave el candidato. En el PRI acaba de reposicionarse el senador Manlio Fabio Beltrones con una propuesta política y de Estado que enfrentará la figura mediática del gobernador Peña Nieto y en el PRD apareció Cuauhtémoc Cárdenas como la figura intermedia entre un López Obrador que ya es candidato seguro del PT, Movimiento Ciudadano y Morena y un Ebrard que no sabe qué hacer con el esqueleto del PRD.

En el PAN existe la preocupación de fortalecer rápidamente a Ernesto Cordero, sobre todo cuando inopinadamente Josefina Vázquez Mota se colocó en un cómodo primer lugar entre los precandidatos panistas y con mayor horizonte para crecer, contra un Creel Miranda que cada vez tiene que correr más rápido para permanecer en segundo lugar y un Cordero que no sube con la prisa que requieren los tiempos político-electorales.

En el PAN existe la confianza de que Cordero pueda ascender si es el candidato como lo hizo Calderón hace seis años, pero ahora con un escenario distinto: en el 2006 sólo compitieron Calderón y Creel y Calderón era un político con campaña abierta y de pelea y tenía todo el control político del partido; hoy la figura de Vázquez Mota se consolidó por sí misma y a pesar del mensaje político de que Cordero sería el
candidato oficial.

El enigma político en el PAN es indagar si Cordero puede remontar su baja posición para ganarle a Vázquez Mota o si a la diputada la van a desplazar con presiones políticas y si Cordero pudiera ser el candidato competitivo frente al avance carismático de Peña Nieto. Muchos panistas no ven en Cordero 2011 al Calderón de 2005-2006.

Lo que queda en el aire es saber si la decisión en el PAN atenderá las encuestas o se ajustará a una voluntad superior. Y hasta ahora no parece haber una repuesta segura.

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