Marco A. Flota / Grillotina
Noche de gala en el Museo Guggenheim de Nueva York.
Una selectísima concurrencia asistía a la presentación- “premiere” le dicen por allá- de un video que revolucionaría el género documentalista. Los invitados especiales no podían apartar los ojos de la pantalla, para no perder detalle de las hazañas del protagonista.
El personaje no se veía tan mal como René Bejarano en el célebre video, aunque- seamos sinceros- ni tan guapo como Leonardo di Caprio en “Titanic”.
Remaba con la habilidad de Andrés García en sus películas de Chanoc, aunque sin la misma apostura, más bien tenía un aire de Popeye El Marino. Nadaba como Johnny Weismuller en sus cintas de Tarzán, pero daba más el tipo de clavadista de La Quebrada.
Buceaba como el oceanógrafo Jacques Costeau, pero con la apariencia del Inspector Closseau, de “La Pantera Rosa”. Como los tarahumaras, escalaba una montaña, aunque los tarahumaras no saben que cuando hacen tal cosa están “rapeleando”.
Decayó un poco el entusiasmo del público, cuando el protagonista apareció en una hacienda tequilera de Jalisco, explicando el proceso de producción de la bebida nacional. Esperaban que como Pedro Infante o Jorge Negrete en sus famosas películas, se diera dos o tres “latigazos”, pero los dejó con las ganas. Y es que los realizadores le pusieron de fondo la música mexicana de don Manuel Esperón, pero el interfecto prefiere la del español Sabina para “inspirarse”.
De todos modos, cuando la pantalla quedó en negro y en la sala- ¡del Museo Guggenheim!- se hizo la luz, los asistentes se pusieron de pie para aplaudir al productor, al realizador, al guionista y hasta a la script girl. Pero la ovación se hizo atronadora al hacer su aparición el héroe de la película. ¡El Presidente Felipe Calderón!
La Alfombra Roja- así dicen los enterados- de la presentación del documental que exalta al país como destino turístico, “México, The Royal Tour”, se repitió al día siguiente y con similar éxito en Los Ángeles. Parece que no hay planes de exhibirlo en los festivales fílmicos de Guadalajara y de Morelia, los más importantes de este país, pero ni falta hace después de ser aclamado en Nueva York y Hollywood.
Hay quienes se han aventurado a decir que el documental podría ganar un Óscar en 2012 pero, aunque se lo merece, no es factible porque es una producción televisiva, no cinematográfica. Podría optar, pues, por un Emmy, el máximo galardón para la TV, pero se duda que tenga chance ante la serie que arrollará en su nueva etapa: “Two and a half men”.
De todos modos, en este renglón del show business, el Presidente se la ha puesto difícil a su sucesor en el 2012.
Si es el Peje tendría que negociar con Ebrard para que filmen una nueva versión de “El Rey del Barrio”, inolvidable cinta de Tin Tan y su carnal Marcelo. Éste, en cambio, podría protagonizar un refrito de aquella telenovela de Angélica María, “Chica italiana viene a casarse”, pero cambiando la nacionalidad-italiana- por costarricense.
Ernesto Cordero tendría que filmar un remake de Pulgarcito. Josefina Vázquez Mota una versión actualizada de “María Candelaria”, éxito de Dolores del Río, aunque el aristocrático Creel no da el tipo del Lorenzo Rafail que hizo Pedro Armendáriz. (Pero Cordero sí el tipo del marranito, digo porque fue sacrificado).
En cuanto a Enrique Peña Nieto, éste no tiene problema. Puede protagonizar una poética versión dramatizada de aquel inolvidable libro: “Juan Salvador Gaviota”.
¡RRIINNGG!
-Bueno..
-¿Hablo a la casa de campaña de Peña Nieto?
-Nido de campaña. La Gaviota a sus órdenes.
EPIGRILLO
Lógica no tiene pierde:
Salió narcomenudista,
candidato Ecologista.
¿Y qué? ¡Vendía de la verde!
Noche de gala en el Museo Guggenheim de Nueva York.
Una selectísima concurrencia asistía a la presentación- “premiere” le dicen por allá- de un video que revolucionaría el género documentalista. Los invitados especiales no podían apartar los ojos de la pantalla, para no perder detalle de las hazañas del protagonista.
El personaje no se veía tan mal como René Bejarano en el célebre video, aunque- seamos sinceros- ni tan guapo como Leonardo di Caprio en “Titanic”.
Remaba con la habilidad de Andrés García en sus películas de Chanoc, aunque sin la misma apostura, más bien tenía un aire de Popeye El Marino. Nadaba como Johnny Weismuller en sus cintas de Tarzán, pero daba más el tipo de clavadista de La Quebrada.
Buceaba como el oceanógrafo Jacques Costeau, pero con la apariencia del Inspector Closseau, de “La Pantera Rosa”. Como los tarahumaras, escalaba una montaña, aunque los tarahumaras no saben que cuando hacen tal cosa están “rapeleando”.
Decayó un poco el entusiasmo del público, cuando el protagonista apareció en una hacienda tequilera de Jalisco, explicando el proceso de producción de la bebida nacional. Esperaban que como Pedro Infante o Jorge Negrete en sus famosas películas, se diera dos o tres “latigazos”, pero los dejó con las ganas. Y es que los realizadores le pusieron de fondo la música mexicana de don Manuel Esperón, pero el interfecto prefiere la del español Sabina para “inspirarse”.
De todos modos, cuando la pantalla quedó en negro y en la sala- ¡del Museo Guggenheim!- se hizo la luz, los asistentes se pusieron de pie para aplaudir al productor, al realizador, al guionista y hasta a la script girl. Pero la ovación se hizo atronadora al hacer su aparición el héroe de la película. ¡El Presidente Felipe Calderón!
La Alfombra Roja- así dicen los enterados- de la presentación del documental que exalta al país como destino turístico, “México, The Royal Tour”, se repitió al día siguiente y con similar éxito en Los Ángeles. Parece que no hay planes de exhibirlo en los festivales fílmicos de Guadalajara y de Morelia, los más importantes de este país, pero ni falta hace después de ser aclamado en Nueva York y Hollywood.
Hay quienes se han aventurado a decir que el documental podría ganar un Óscar en 2012 pero, aunque se lo merece, no es factible porque es una producción televisiva, no cinematográfica. Podría optar, pues, por un Emmy, el máximo galardón para la TV, pero se duda que tenga chance ante la serie que arrollará en su nueva etapa: “Two and a half men”.
De todos modos, en este renglón del show business, el Presidente se la ha puesto difícil a su sucesor en el 2012.
Si es el Peje tendría que negociar con Ebrard para que filmen una nueva versión de “El Rey del Barrio”, inolvidable cinta de Tin Tan y su carnal Marcelo. Éste, en cambio, podría protagonizar un refrito de aquella telenovela de Angélica María, “Chica italiana viene a casarse”, pero cambiando la nacionalidad-italiana- por costarricense.
Ernesto Cordero tendría que filmar un remake de Pulgarcito. Josefina Vázquez Mota una versión actualizada de “María Candelaria”, éxito de Dolores del Río, aunque el aristocrático Creel no da el tipo del Lorenzo Rafail que hizo Pedro Armendáriz. (Pero Cordero sí el tipo del marranito, digo porque fue sacrificado).
En cuanto a Enrique Peña Nieto, éste no tiene problema. Puede protagonizar una poética versión dramatizada de aquel inolvidable libro: “Juan Salvador Gaviota”.
¡RRIINNGG!
-Bueno..
-¿Hablo a la casa de campaña de Peña Nieto?
-Nido de campaña. La Gaviota a sus órdenes.
EPIGRILLO
Lógica no tiene pierde:
Salió narcomenudista,
candidato Ecologista.
¿Y qué? ¡Vendía de la verde!
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