El PAN de abajo y el de arriba

Jorge Fernández Menéndez

En el PAN las estrategias de sus aspirantes para lograr la candidatura presidencial son cada día más transparentes pero eso no hará, necesariamente, más transparente el resultado. La reunión del Consejo Nacional transcurrió sin sobresaltos, aunque se volvió a retomar el tema de la cuenta partidaria del 2009, en la gestión de Germán Martínez y el de los padrones con Jorge Manzanera. Pero se olvida, como han dicho algunos panistas, que después del 2009, ha habido otros años y otros dirigentes y que si se utilizan esos números para afectar candidaturas se terminará lastimando a todos los aspirantes. Fuera de eso, resultó interesante la posición presidencial respecto a la “renovación ética” del panismo, y de la mano con ello el compromiso del “suelo parejo” que explicitó una vez más el propio Presidente.

Si bien no se definió en ese consejo el método de selección, cada día resulta más evidente que difícilmente se irá a una elección abierta: se requiere mucho dinero, mucha infraestructura y la misma puede ser una campaña, consideran, internamente desgastante. Por lo tanto se terminará yendo a la elección entre militantes y adherentes, que resulta mucho más controlada pero que le da a los aspirantes mucha menos exposición pública. Por lo pronto, de aquí a noviembre por lo menos, se quedarán en la búsqueda de la candidatura los tres aspirantes actuales, luego de la declinación, anunciada, de Emilio González Márquez. Lo ideal, para la precampaña, dicen todos en el PAN, es que quedaran dos aspirantes, el problema es que no se ve, por lo menos ahora, quién pudiera declinar: Josefina Vázquez Mota sigue arriba en las preferencias, Santiago Creel sigue trabajando en la estructura que ha creado en los últimos años y Ernesto Cordero sigue recibiendo apoyos de la superestructura del partido. De seguir así, dicen que irán a una elección de tercios, por eso el que termine declinando a favor de otro será el que decidirá el curso final de la elección. El problema es que eso se podría prolongar hasta febrero del año próximo y quién sabe si será conveniente cuando el PRI y el PRD tendrán, desde fin de año a más tardar, resueltas sus candidaturas.

Mientras tanto, en la celebración de los 20 años de gobiernos panistas en Guanajuato (una plaza clave no sólo para la designación del candidato presidencial sino para los propios comicios federales) la nota se la llevaron los aplausos a Josefina combinados con algunos abucheos para Cordero, pese a que el gobernador Juan Manuel Oliva evidentemente apoya al ex secretario de Hacienda. Ernesto tuvo el buen tino, cuando lo invitaron a subir al escenario donde estaban las figuras locales del panismo de estas dos últimas décadas, de declinar la invitación argumentando que era una fiesta de los panistas guanajuatenses. Era verdad, pero también lo es que hubiera sido una muy mala publicidad que los abucheos, aunque localizados, se hubieran repetido en ese momento.

La causa de la división es clara: Ernesto está mostrando una línea de indiscutible continuidad, su discurso es directamente antipriista (su declaración más importante del fin de semana fue que el PRI y el Verde eran lo mismo, en relación al destape de Peña Nieto por el Verde) y su trabajo pasa por consolidar los apoyos en la estructura de mandos del partido para desde allí ir bajando a las bases que en muchos casos no lo conocen suficientemente porque no ha tenido trabajo de partido con anterioridad. El de Josefina es el camino contrario: está cosechando el trabajo de los dos últimos sexenios en Sedesol, en educación y en el congreso. Hay que recordar que Vázquez Mota ha hecho tres campañas electorales en los dos últimos sexenios: la del 2000 donde resultó diputada federal, la del 2006 con Felipe Calderón, en la coordinación junto con Juan Camilo Mouriño, y la que la llevó al congreso en el 2009. Desde esas bases está creciendo hacia la estructura de mandos del partido. Su discurso es de continuidad pero marcando siempre alguna diferencia: la declaración más importante del fin de semana es que continuará la lucha contra el narcotráfico del presidente Calderón pero que también irán a la cárcel los políticos corruptos y los lavadores de dinero que respaldan a los delincuentes.

Mientras tanto, Santiago Creel sigue construyendo la red que no tuvo hace seis años. Creo sin embargo que sus márgenes están mucho más acotados, aunque habrá que ver qué sucede con el desgaste que se pueda dar entre Josefina y Cordero, donde Creel aspira a aparecer como una alternativa. De todas formas no descarte usted la posibilidad de que Santiago pueda, más con Josefina que con Ernesto, aparecer finalmente en el Distrito Federal.

Comentarios