El Cisen en Los Pinos

Jorge Fernández Menéndez

La designación de Alejandro Poiré en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el Cisen, obliga a una lectura más sofisticada que la que se ha hecho en algunos escritorios. No cabe duda de que Poiré es un funcionario que se ha ganado la confianza del presidente Calderón, sobre todo por su labor en el gabinete de seguridad nacional y como vocero presidencial en ese ámbito. Muy cercano colaborador de Juan Camilo Mouriño, a la llegada de Francisco Blake Mora a Gobernación, quien copó casi todos los cargos importantes de la Secretaría con sus paisanos de Baja California, Poiré no tuvo demasiado espacio pero el Presidente lo promovió a la nueva vocería de seguridad, donde realizó también una importante labor de coordinación de la información, entre las distintas áreas involucradas en la lucha contra el crimen organizado.

Poiré, obviamente, no es un especialista con años de antigüedad en el sector. No es un fundador de la comunidad de inteligencia ni un hombre con experiencia en las siempre grises áreas de la inteligencia nacional. Llama la atención que habiendo estado en el gobierno federal hombres como Jorge Tello Peón, uno de los expertos indiscutibles en ese ámbito, no se los haya utilizado en las áreas de inteligencia (aunque tengo entendido que en algún momento se le hizo ese ofrecimiento a Tello, mismo que él no aceptó) y ahora se designe allí a Poiré quien, con todo, tiene más experiencia en el tema que el que tenía Guillermo Valdez cuando asumió el mismo cargo en diciembre de 2006.

Capacidades personales de Poiré aparte (que las tiene) el secreto parece estar, lo mismo que en las otras designaciones claves que se dieron el viernes, en la convicción del presidente Calderón de manejar directamente desde Los Pinos los principales resortes del poder. La economía y la seguridad son los capítulos fundamentales de aquí al fin de esta administración y ambas estarán en manos de colaboradores directos y de suma confianza del propio presidente. El Cisen podrá estar adscripto a Gobernación, pero dependerá políticamente de Los Pinos y trabajará directamente con el propio Presidente.

Dos cosas tienen una importancia adicional: primero, si bien Guillermo Valdez, mantenía una buena comunicación personal con el Presidente y con los otros miembros del gabinete de seguridad, desde hace tiempo existía una brecha importante entre el Cisen y la secretaría de Seguridad Pública y también con las áreas de inteligencia del Ejército y de la Marina. Sobre todo, desde la creación del Centro de Inteligencia de la Policía Federal esas diferencias se ahondaron porque la capacidad de recolección y utilización de inteligencia de la Policía Federal pareció ser muy superior a la del Cisen. Alguna vez, luego de visitar el Centro de Inteligencia de la PF comentamos en este espacio que sus posibilidades trascendían en mucho a la seguridad pública y penetraban profundamente en la seguridad nacional. Ese Centro está cada vez más activo, ha crecido en su capacidad de captación y procesamiento de información y cada vez más es quien coordina muchos de los esfuerzos y operativos federales. La confianza presidencial en sus insumos es muy alta. También el Ejército y la Marina han ampliado su capacidad en esos ámbitos.

Ante ello el Cisen, hoy, no puede competir. Lo que se debe hacer es rediseñar sus funciones y convertirlo, como ha hecho Estados Unidos con sus centros de inteligencia, en una suerte de espacio coordinador de la información y la inteligencia, y ser el conducto mediante la cual llega ésta al escritorio presidencial. La experiencia previa de Poiré en temas de coordinación con otras áreas de seguridad y su buena relación con la Secretaria de Seguridad Pública Federal y con las áreas militares, lo hacen para el presidente Calderón un conducto muy útil en ese sentido. Sobre todo para un presidente que en el terreno de la seguridad, como en el de la economía quiere tener la información cotidiana a su disposición en forma permanente.

El otro punto que no es menor, es la experiencia de Poiré en temas electorales. Hay quien ha dicho que por esa razón se utilizará el Cisen para una surte de guerra sucia electoral (como si se necesitara del Cisen para ello). No es así, pero si se va a tratar de mantener un control eficiente de la información sobre el proceso electoral y sobre todo de las posibilidades de involucramiento de la delincuencia organizada, ya sea en el aporte de recursos, en la colocación de candidatos o en la desestabilización de otros, una vez más esa especialidad de Poiré puede ser muy útil.

Hace ya algunas semanas que dijimos que el presidente Calderón querrá tener un control directo desde Los Pinos de los principales hilos del poder. Nunca ha soltado esos hilos del todo en el sexenio, pero ahora, en el último año, confirma que los tendrá más que nunca en sus manos.

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