Carlos Ramírez / Indicador Político
En esas vueltas que da la política, el saludo de Marcelo Ebrard a Felipe Calderón no fue un acto de legitimación del jefe de gobierno capitalino al Presidente de la República, sino al revés: El saludo de Calderón legitimó a Ebrard como político institucional.
Y de un plumazo, con el despido de Martí Batres, Ebrard le quitó el DF a Cuauhtémoc Cárdenas, a López Obrador y al PRD, lo que no pudo lograr con el camachista Partido de Centro Democrático; ingenuamente López Obrador creyó en las zalamerías de Ebrard y éste lo traicionó.
No dejó de ser significativo que Calderón --con su saludo público-- haya sido el factor de ruptura de Ebrard con López Obrador, lo que deja, ante todo, el mensaje de una alianza política Ebrard-PAN para el 2012, pero no sólo en las presidenciales, sino sobre todo en la jefatura de gobierno del DF: La liga de Ebrard con el PAN de Calderón para quitarle el poder político a López Obrador en el DF y sacarlo de la sucesión capitalina.
Eso sí, Martí Batres tuvo razón: Ebrard volvió a traicionar la política, las convicciones y los ideales y se exhibió como un político trapecista de los oportunismos. Ebrard traicionó a Carlos Salinas cuando el candidato presidencial de 1994 fue Luis Donaldo Colosio, luego traicionó al Partido Verde para saltar al carro del lopezobradorismo para poder llegar a jefe de gobierno y ahora traiciona a López Obrador para apoderarse del cascaron sin ideología del PRD.
La jugada final de Ebrard no es la presidencia de la república porque sin López Obrador carece de posibilidades reales, sino que el despido autoritario de Batres --igual al que utilizó Fox en contra de Ebrard-- tuvo que ver con el control de los hilos del gobierno capitalino para que el dedazo al estilo priísta del sucesor de Ebrard en el PRD sea justamente de Ebrard y no de López Obrador.
La decisión de Ebrard tiene secuelas fuera de control:
1.- Ebrard atrapó a López Obrador fuera de base; y como el tabasqueño no es funcionario de gobierno ni es militante del PRD, entonces nada tuvo que decir.
2.- Ebrard buscó provocar una reacción subida de tono de López Obrador para exhibirlo como intolerante, sólo que el tabasqueño tiene más experiencia en las intrigas palaciegas que Ebrard y no cayó en el garlito.
3.- La decisión de Ebrard aclaró ya el panorama: López Obrador será el candidato presidencial del PT, Convergencia-Movimiento Nacional y Morena y Ebrard será el abanderado del PRD. La división del voto en la coalición neopopulista dejará la competencia presidencial entre PRI y PAN.
4.- Al sacar a la mala a una de las cartas fuertes de López Obrador para el 2012 capitalino, Ebrard asume la condición --al estilo priísta-- de gran elector e impondrá a su candidato. Sólo que Ebrard parece ignorar el modelo Juanito cuando López Obrador derrotó al PRD en Iztapalapa: López Obrador va a tratar de aplastar al candidato de Ebrard al DF.
5.- Para competir por el 2012 presidencial, Ebrard necesitaba legitimarse como político maduro. Durante cinco años le regateó a Calderón su legitimidad electoral, infantilmente se escondió de él en reuniones públicas, a pesar de que los dos fueron votados en las mismas elecciones y en las mismas casillas. Pero entonces Ebrard necesita verse sumiso a López Obrador para esperar el momento de la traición. De ahí que con el saludo para la foto, paradójicamente Calderón legitimó a Ebrard; y políticamente Ebrard quedó en deuda con Calderón, aunque ya con indicios de que Ebrard no paga sus deudas sino que las rompe con la traición.
6.- Ebrard adelantó la ruptura en el PRD donde el presidente Jesús Zambrano ya es un subordinado de Ebrard y la secretaria general Dolores Padierna es posición de López Obrador. La apuesta de Ebrard ya no pasa por el PRD --no toda-- sino que el ahora jefe de gobierno del DF quiere ser un candidato ciudadano sin el lastre de las siglas del PRD. El despido de Batres, sin embargo, profundizó la crisis en el partido del sol azteca.
7.- Y la alianza de Ebrard con Calderón tuvo que pasar por la presidencia de Ebrard de la Conferencia Nacional de Gobernadores, donde el jefe de gobierno del DF ha sido un pivote muy activo a favor de la estrategia del presidente de la república. En este contexto debe leerse aquella tarjeta que le pasó Ebrard al gobernador de Guanajuato: “No podemos dejar solo al presidente”. Por tanto, Ebrard ya quedó como un activo político del grupo calderonista que buscará la presidencia de la república; para los planes de Ebrard su dependencia de López Obrador e inclusive el PRD eran un lastre.
8.- De un plumazo, Ebrard derrotó por segunda vez al PRD: Primero lo hizo como priísta en 1991 cuando aplastó al PRD para darle al PRI salinista el carro completo y ahora una vertiente del neosalinismo no perredista se quedó con el poder en la ciudad de México. La profecía de Cárdenas se cumplió: en el 2006 el PRD entregó a los salinistas, vía Ebrard, el control político de la ciudad de México que el PRD cardenista le quitó al PRI en 1997. De un plumazo, Ebrard desplazó a Cárdenas y a López Obrador del DF y se quedó con todo el poder.
9.- La acusación de Batres fue certera. Cuando Vicente Fox despidió vergonzosamente a Ebrard como secretario de Seguridad Pública capitalino del gobierno de López Obrador por el conflicto del asesinato de policías en Tláhuac, el tabasqueño lo rescató, lo hizo nada menos que secretario de Desarrollo Social para usar programas en la precampaña 2006 y luego lo impuso por dedazo como candidato del PRD a la jefatura de gobierno. Hoy Ebrard rescata la Sedeso capitalina para su propia campaña y trunca la carrera de Batres para el 2012 del DF. Ebrard quiere imponer sucesor por dedazo de él y no de López Obrador. Sólo que Fox corrió a Ebrard por incompetente y Ebrard despidió a Batres por no someterse a la disciplina estilo priísta en el GDF.
10.- Lo malo para Ebrard es que perdió fuerza y alianzas para su ambición de ser candidato presidencial en el 2012 y luego flamante presidente de la república y dividió políticamente al PRD en el DF, ambos hechos con consecuencias favorables para el PAN y para el PRI.
En esas vueltas que da la política, el saludo de Marcelo Ebrard a Felipe Calderón no fue un acto de legitimación del jefe de gobierno capitalino al Presidente de la República, sino al revés: El saludo de Calderón legitimó a Ebrard como político institucional.
Y de un plumazo, con el despido de Martí Batres, Ebrard le quitó el DF a Cuauhtémoc Cárdenas, a López Obrador y al PRD, lo que no pudo lograr con el camachista Partido de Centro Democrático; ingenuamente López Obrador creyó en las zalamerías de Ebrard y éste lo traicionó.
No dejó de ser significativo que Calderón --con su saludo público-- haya sido el factor de ruptura de Ebrard con López Obrador, lo que deja, ante todo, el mensaje de una alianza política Ebrard-PAN para el 2012, pero no sólo en las presidenciales, sino sobre todo en la jefatura de gobierno del DF: La liga de Ebrard con el PAN de Calderón para quitarle el poder político a López Obrador en el DF y sacarlo de la sucesión capitalina.
Eso sí, Martí Batres tuvo razón: Ebrard volvió a traicionar la política, las convicciones y los ideales y se exhibió como un político trapecista de los oportunismos. Ebrard traicionó a Carlos Salinas cuando el candidato presidencial de 1994 fue Luis Donaldo Colosio, luego traicionó al Partido Verde para saltar al carro del lopezobradorismo para poder llegar a jefe de gobierno y ahora traiciona a López Obrador para apoderarse del cascaron sin ideología del PRD.
La jugada final de Ebrard no es la presidencia de la república porque sin López Obrador carece de posibilidades reales, sino que el despido autoritario de Batres --igual al que utilizó Fox en contra de Ebrard-- tuvo que ver con el control de los hilos del gobierno capitalino para que el dedazo al estilo priísta del sucesor de Ebrard en el PRD sea justamente de Ebrard y no de López Obrador.
La decisión de Ebrard tiene secuelas fuera de control:
1.- Ebrard atrapó a López Obrador fuera de base; y como el tabasqueño no es funcionario de gobierno ni es militante del PRD, entonces nada tuvo que decir.
2.- Ebrard buscó provocar una reacción subida de tono de López Obrador para exhibirlo como intolerante, sólo que el tabasqueño tiene más experiencia en las intrigas palaciegas que Ebrard y no cayó en el garlito.
3.- La decisión de Ebrard aclaró ya el panorama: López Obrador será el candidato presidencial del PT, Convergencia-Movimiento Nacional y Morena y Ebrard será el abanderado del PRD. La división del voto en la coalición neopopulista dejará la competencia presidencial entre PRI y PAN.
4.- Al sacar a la mala a una de las cartas fuertes de López Obrador para el 2012 capitalino, Ebrard asume la condición --al estilo priísta-- de gran elector e impondrá a su candidato. Sólo que Ebrard parece ignorar el modelo Juanito cuando López Obrador derrotó al PRD en Iztapalapa: López Obrador va a tratar de aplastar al candidato de Ebrard al DF.
5.- Para competir por el 2012 presidencial, Ebrard necesitaba legitimarse como político maduro. Durante cinco años le regateó a Calderón su legitimidad electoral, infantilmente se escondió de él en reuniones públicas, a pesar de que los dos fueron votados en las mismas elecciones y en las mismas casillas. Pero entonces Ebrard necesita verse sumiso a López Obrador para esperar el momento de la traición. De ahí que con el saludo para la foto, paradójicamente Calderón legitimó a Ebrard; y políticamente Ebrard quedó en deuda con Calderón, aunque ya con indicios de que Ebrard no paga sus deudas sino que las rompe con la traición.
6.- Ebrard adelantó la ruptura en el PRD donde el presidente Jesús Zambrano ya es un subordinado de Ebrard y la secretaria general Dolores Padierna es posición de López Obrador. La apuesta de Ebrard ya no pasa por el PRD --no toda-- sino que el ahora jefe de gobierno del DF quiere ser un candidato ciudadano sin el lastre de las siglas del PRD. El despido de Batres, sin embargo, profundizó la crisis en el partido del sol azteca.
7.- Y la alianza de Ebrard con Calderón tuvo que pasar por la presidencia de Ebrard de la Conferencia Nacional de Gobernadores, donde el jefe de gobierno del DF ha sido un pivote muy activo a favor de la estrategia del presidente de la república. En este contexto debe leerse aquella tarjeta que le pasó Ebrard al gobernador de Guanajuato: “No podemos dejar solo al presidente”. Por tanto, Ebrard ya quedó como un activo político del grupo calderonista que buscará la presidencia de la república; para los planes de Ebrard su dependencia de López Obrador e inclusive el PRD eran un lastre.
8.- De un plumazo, Ebrard derrotó por segunda vez al PRD: Primero lo hizo como priísta en 1991 cuando aplastó al PRD para darle al PRI salinista el carro completo y ahora una vertiente del neosalinismo no perredista se quedó con el poder en la ciudad de México. La profecía de Cárdenas se cumplió: en el 2006 el PRD entregó a los salinistas, vía Ebrard, el control político de la ciudad de México que el PRD cardenista le quitó al PRI en 1997. De un plumazo, Ebrard desplazó a Cárdenas y a López Obrador del DF y se quedó con todo el poder.
9.- La acusación de Batres fue certera. Cuando Vicente Fox despidió vergonzosamente a Ebrard como secretario de Seguridad Pública capitalino del gobierno de López Obrador por el conflicto del asesinato de policías en Tláhuac, el tabasqueño lo rescató, lo hizo nada menos que secretario de Desarrollo Social para usar programas en la precampaña 2006 y luego lo impuso por dedazo como candidato del PRD a la jefatura de gobierno. Hoy Ebrard rescata la Sedeso capitalina para su propia campaña y trunca la carrera de Batres para el 2012 del DF. Ebrard quiere imponer sucesor por dedazo de él y no de López Obrador. Sólo que Fox corrió a Ebrard por incompetente y Ebrard despidió a Batres por no someterse a la disciplina estilo priísta en el GDF.
10.- Lo malo para Ebrard es que perdió fuerza y alianzas para su ambición de ser candidato presidencial en el 2012 y luego flamante presidente de la república y dividió políticamente al PRD en el DF, ambos hechos con consecuencias favorables para el PAN y para el PRI.
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