Jorge Diaz
Encuestas van y vienen, mismas que no sólo reflejan preferencias electorales, sino que también inducen a los indecisos en algunos casos y en otros, invitan a reflexionar conforme se acercan las elecciones en alguna ciudad o Estado del país.
En el caso particular del Distrito Federal, se menciona que el PRI regresa con cierta fuerza, posiblemente en la persona de Beatriz Paredes y amenaza la hegemonía perredista de tantos años.
Lejos de entrar al debate de si esto sería una derrota catastrófica para el PRD, en caso de darse, siendo el DF su más importante bandera y vitrina de gobierno hacia el resto del país, está lo que verdaderamente importa al ciudadano de a pie: que la ciudad siga en el camino que hasta ahora, Marcelo Ebrard ha mantenido.
Es indiscutible que la Ciudad de México es envidia de muchas entidades en el país en materia de seguridad. Cada vez son más frecuentes los mexicanos que pasan sus vacaciones aquí, lo que habla por sí sólo. Sé que habrá quien saque a relucir negritos en el arroz, pero la idea de mi reflexión es simple: Poco a poco se ha ido avanzando.
Los cambios en una ciudad tan grande, que durante muchos años fue vilmente olvidada por sus gobernantes (léase: PRI), no se pueden esperar de la noche a la mañana. Lo importante es no retroceder y los gobiernos perredistas, con todos sus defectos (¿quién no los tiene?), han sabido mantener un administración más cercana a la gente que otros.
Se han recuperado espacios a los que muchos preferíamos no ir por miedo a ser asaltados, se han embellecido gran cantidad de áreas públicas, lo que en el inconsciente colectivo es traducido como el uso de sus impuestos en algo que beneficia a la ciudadanía y no en la frustración histórica de los mexicanos de saber que esos impuestos, van a para a los bolsillos de quién sabe quien.
Cuando se quiere se puede. Es digno mencionar que se nota la presencia de la autoridad en un ejemplo muy sencillo que nos acerca a sociedades más ordenadas como las europeas: En el caso de las bicis en el centro de la ciudad, la gente no las destruye, siendo que están a merced de cuanto transeúnte pasa por ahí. Es un signo del orden que impera cuando a las autoridades les interesa. Este medio de transporte gratuito, ha sido bendecido por los usuarios y, nuevamente se traduce en el sentimiento de que alguien desde el Gobierno, se preocupa por ellos.
Ejemplos hay más; sin embargo, lo importante es decidir sobre el proyecto que dé continuidad a lo que se ha venido consiguiendo y no ser parte de una moda hueca, sólo por seguir lo que muchos han dado por llamar el “efecto Peña Nieto”, eso no es propio de alguien que viene reclamando desde hace mucho, seguridad y buen uso de los recursos públicos y despacio pero seguro, lo está cosechando. Creo que es menester de los capitalinos en las próximas elecciones, decidir en función de lo que le conviene a la ciudadanía y no querer ser parte de una ola que esta de moda.
Es también importante recalcar, que no conviene al interior del PRD comenzar a lastimar esa fractura histórica tan conocida, no se pueden permitir perder el principal bastión que los ha hecho ver bien en ciertos ángulos desde la administración de Cárdenas, sólo por mezquindades y egoísmos, pero eso sólo le corresponde a ellos.
Encuestas van y vienen, mismas que no sólo reflejan preferencias electorales, sino que también inducen a los indecisos en algunos casos y en otros, invitan a reflexionar conforme se acercan las elecciones en alguna ciudad o Estado del país.
En el caso particular del Distrito Federal, se menciona que el PRI regresa con cierta fuerza, posiblemente en la persona de Beatriz Paredes y amenaza la hegemonía perredista de tantos años.
Lejos de entrar al debate de si esto sería una derrota catastrófica para el PRD, en caso de darse, siendo el DF su más importante bandera y vitrina de gobierno hacia el resto del país, está lo que verdaderamente importa al ciudadano de a pie: que la ciudad siga en el camino que hasta ahora, Marcelo Ebrard ha mantenido.
Es indiscutible que la Ciudad de México es envidia de muchas entidades en el país en materia de seguridad. Cada vez son más frecuentes los mexicanos que pasan sus vacaciones aquí, lo que habla por sí sólo. Sé que habrá quien saque a relucir negritos en el arroz, pero la idea de mi reflexión es simple: Poco a poco se ha ido avanzando.
Los cambios en una ciudad tan grande, que durante muchos años fue vilmente olvidada por sus gobernantes (léase: PRI), no se pueden esperar de la noche a la mañana. Lo importante es no retroceder y los gobiernos perredistas, con todos sus defectos (¿quién no los tiene?), han sabido mantener un administración más cercana a la gente que otros.
Se han recuperado espacios a los que muchos preferíamos no ir por miedo a ser asaltados, se han embellecido gran cantidad de áreas públicas, lo que en el inconsciente colectivo es traducido como el uso de sus impuestos en algo que beneficia a la ciudadanía y no en la frustración histórica de los mexicanos de saber que esos impuestos, van a para a los bolsillos de quién sabe quien.
Cuando se quiere se puede. Es digno mencionar que se nota la presencia de la autoridad en un ejemplo muy sencillo que nos acerca a sociedades más ordenadas como las europeas: En el caso de las bicis en el centro de la ciudad, la gente no las destruye, siendo que están a merced de cuanto transeúnte pasa por ahí. Es un signo del orden que impera cuando a las autoridades les interesa. Este medio de transporte gratuito, ha sido bendecido por los usuarios y, nuevamente se traduce en el sentimiento de que alguien desde el Gobierno, se preocupa por ellos.
Ejemplos hay más; sin embargo, lo importante es decidir sobre el proyecto que dé continuidad a lo que se ha venido consiguiendo y no ser parte de una moda hueca, sólo por seguir lo que muchos han dado por llamar el “efecto Peña Nieto”, eso no es propio de alguien que viene reclamando desde hace mucho, seguridad y buen uso de los recursos públicos y despacio pero seguro, lo está cosechando. Creo que es menester de los capitalinos en las próximas elecciones, decidir en función de lo que le conviene a la ciudadanía y no querer ser parte de una ola que esta de moda.
Es también importante recalcar, que no conviene al interior del PRD comenzar a lastimar esa fractura histórica tan conocida, no se pueden permitir perder el principal bastión que los ha hecho ver bien en ciertos ángulos desde la administración de Cárdenas, sólo por mezquindades y egoísmos, pero eso sólo le corresponde a ellos.
Comentarios