Andy Novell
Las esperanzas de los regios en ocasiones se pierde entre el miedo, ese miedo que genera el crimen organizado; ahora escribiendo estás líneas viendo el Cerro de la Silla me percato que las personas a pesar del miedo, aún salen en familia a las calles a caminar para sacudirse esos 40 grados de calor.
Han sido días difíciles que se han vivido en lo que los regiomontanos conocen como el ombligo del país, han sido días de dolor para 52 familias que perdieron a sus seres queridos en el incendio del casino “Royale”, familias que quedaron devastadas por el fuego y el narcotráfico.
Han pasado tres años y el grupo de Los Zetas se enquistó entre la población, ahora están tratado de dominar una región del país, una región donde la industria se fortalece a cada día, pero a su vez debilita la ciudadanía al ser secuestrada por la inseguridad, esa inseguridad que es generada por el olvido de las autoridades municipales y estatales.
El tema de los casinos en Monterrey es un tema tan añejo como la construcción de estas casas de juego; para nadie es un secreto que en esta ciudad norteña las personas de 40 años hacia arriba o las personas jubiladas acudan diariamente a jugar un poco de dinero, a pasar el tiempo e incluso los trabajadores de los casinos aseguran que estos lugares son una extensión de los asilos de ancianos.
Lo que sí se sabe es que jóvenes y personas de la tercera edad acuden diariamente a apostar mucho o poco dinero, acuden a distraerse y tal vez en un día de esos la suerte les sonría un poco con un predio que va de los 50 a 5 mil pesos.
Ya han pasado dos días de los operativos instrumentados por la policía federal y los resultados aún han sido pocos, detención de narcomenudistas, incautación de dos toneladas de marihuana y una persona liberada de secuestro en dos días. Tal vez si lo analizamos de una manera fría esto no signifique nada; sin embargo, el hecho de una confiscación de dos toneladas de droga es un golpe para el narco local, debido a que estaban acostumbrados de traspasar droga de un estado a otro sin impedimento.
Hasta el momento es un hecho que el narcotráfico se infiltró como siempre en las corporaciones policiacas, esas que siempre se ponen al servicio del crimen organizado. Aquí en Monterrey ya se escucha entre las calles que el negocio se les acabará a los policías, muchos de ellos únicamente se estacionan frente a los retenes federales, esto lo hacen para vigilarlos y enviar la información a sus jefes, si a esos que trafican, matan y secuestran.
Las esperanzas de los regios en ocasiones se pierde entre el miedo, ese miedo que genera el crimen organizado; ahora escribiendo estás líneas viendo el Cerro de la Silla me percato que las personas a pesar del miedo, aún salen en familia a las calles a caminar para sacudirse esos 40 grados de calor.
Han sido días difíciles que se han vivido en lo que los regiomontanos conocen como el ombligo del país, han sido días de dolor para 52 familias que perdieron a sus seres queridos en el incendio del casino “Royale”, familias que quedaron devastadas por el fuego y el narcotráfico.
Han pasado tres años y el grupo de Los Zetas se enquistó entre la población, ahora están tratado de dominar una región del país, una región donde la industria se fortalece a cada día, pero a su vez debilita la ciudadanía al ser secuestrada por la inseguridad, esa inseguridad que es generada por el olvido de las autoridades municipales y estatales.
El tema de los casinos en Monterrey es un tema tan añejo como la construcción de estas casas de juego; para nadie es un secreto que en esta ciudad norteña las personas de 40 años hacia arriba o las personas jubiladas acudan diariamente a jugar un poco de dinero, a pasar el tiempo e incluso los trabajadores de los casinos aseguran que estos lugares son una extensión de los asilos de ancianos.
Lo que sí se sabe es que jóvenes y personas de la tercera edad acuden diariamente a apostar mucho o poco dinero, acuden a distraerse y tal vez en un día de esos la suerte les sonría un poco con un predio que va de los 50 a 5 mil pesos.
Ya han pasado dos días de los operativos instrumentados por la policía federal y los resultados aún han sido pocos, detención de narcomenudistas, incautación de dos toneladas de marihuana y una persona liberada de secuestro en dos días. Tal vez si lo analizamos de una manera fría esto no signifique nada; sin embargo, el hecho de una confiscación de dos toneladas de droga es un golpe para el narco local, debido a que estaban acostumbrados de traspasar droga de un estado a otro sin impedimento.
Hasta el momento es un hecho que el narcotráfico se infiltró como siempre en las corporaciones policiacas, esas que siempre se ponen al servicio del crimen organizado. Aquí en Monterrey ya se escucha entre las calles que el negocio se les acabará a los policías, muchos de ellos únicamente se estacionan frente a los retenes federales, esto lo hacen para vigilarlos y enviar la información a sus jefes, si a esos que trafican, matan y secuestran.
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