Con Ebrard el PRI no se ha ido

Carlos Ramírez / Indicador Político

Tuvo la razón Marcelo Ebrard cuando afirmó, en el escenario de su quinto informe como jefe de gobierno del DF, que el PRI “no va a regresar al DF”, sólo que ocultó las razones: El PRI no regresará al gobierno del DF porque… aún no se ha ido.

Y por si hubiera alguna duda de que el PRI no sólo sobrevive en el gobierno perredista del DF sino en las prácticas del poder, el propio Ebrard aportó loe elementos necesarios; acarreos de gente, porras pagadas, entusiasmo falso y los millares de papelitos de confeti que recordaron las fiestas cívicas de Luis Echeverría y José López Portillo.

Surgido desde el fondo del PRI de Carlos Salinas, forjado en el PRI, jefe del PRI en el DF en 1991 cuando Salinas usó todo el poder del estado para aplastar electoralmente al PRD en la capital y consolidar el carro completo después de 1988, Ebrard ha utilizado las formas y los fondos priístas para mantener el control del DF y convertir la jefatura de gobierno en una estructura de poder priramidal.

Ebrard fue designado candidato del PRD a la jefatura de gobierno en el 2006 por la vía del dedazo tipo PRI de López Obrador, aunque luego, como priísta que se respete, Ebrard traicionó a su benefactor. Y hoy Ebrard se apresta a designar por dedazo tipo PRI al candidato del PRD al gobierno capitalino, además de manejar a la bancada perredista en la Asamblea Legislativa como una manada de borregos.

La crónica del columnista Adrián Rueda, en “www.contactodf.com”, sobre el informe de Ebrard fue un texto que detonó los recuerdos de los acarreos priístas:
La fiesta de Marcelo al
estilo PRI
Al más puro estilo del viejo PRI, con acarreados, matracas, tortas y baño de pueblo incluido, Marcelo Ebrard presentó su quinto y probablemente último Informe de Gobierno ante la Asamblea Legislativa del DF, donde todo iba bien para él hasta que subió a tribuna el panista Juan Carlos Zárraga.

El día había comenzado muy bien para Ebrard, que a las 10:30 llegó por la calle de Donceles en un carro azul marino, seguidos por tres camionetas de escoltas y cinco motociclistas levantando polvo, en un impresionante operativo de seguridad personal.

Marcelo se bajó una calle antes de Allende y decidió saludar de mano a los acarreados que desde una noche antes fueron colocados en las vallas para evitar el arribo de los incómodos; desde ahí lo vitorearon a su paso, llamándolo incluso “presidente”.

El jefe de Gobierno se engolosinó y se dedicó a repartir apretones de mano por toda la calle, dejando atrás a su novia Rosalinda Bueso, que intentó imitarlo pero casi nadie mostró interés en saludarla; era ella la que les tocaba el hombro para que voltearan y le dieran la mano.

Rosi, como le gusta a Marcelo que la llamen, pensó quizá que la gente se moriría de ganas por estrechar su mano y se bajó como si fuera una estrella de cine, sólo que pocos la reconocían; a pesar de ello nunca perdió la sonrisa, sobre todo cuando había cámaras cerca.

Después de unos minutos alguien le recordó a Ebrard que estaba olvidando algo y le acercaron a su novia, quien lo acompañó a la oficina de la Comisión de Gobierno, donde el titular del GDF tuvo una reunión previa con diputados locales.

Por cierto, qué necedad de cargar con la novia a todos lados como si algo aportara a los ciudadanos. Muchos se preguntan qué pasaría si un trabajador llevara a la novia a su oficina y la incluye en las juntas de la compañía; el asunto luce realmente ridículo.

Y tanto que criticaban a Vicente Fox por meloso y mandilón.

Arrancó la sesión plenaria y todo iba bien hasta que el panista Zárraga subió al estrado y lo primero que hizo fue restregarle en la cara a Marcelo, delante de todos sus invitados, que había dado su brazo a torcer reconociendo como presidente de la república a Felipe Calderón durante su pasado Informe de Gobierno, donde le estrechó la mano y le dijo: “buenos días, señor presidente”.

Y luego vino el repasón, cuando le recordó que había dejado que el SME
secuestrara el Zócalo durante meses, y que después de algunas negociaciones logro que lo liberaran un día antes de la ceremonia del Grito de Independencia, por intervención del propio Ebrard.

Zárraga le dijo que ese tipo de soluciones milagrosas para quitar al SME le recordaban el modus operandi que aplicaba Manuel Camacho Solís cuando fue regente del DF. Inventaba problemas, los hacía crecer y cuando la gente ya estaba harta, los solucionaba para quedar como héroe.

Y de ahí siguieron una serie de ironías como la que un “alcalde de vanguardia no podía quedarse a la retaguardia” en el endeudamiento de la ciudad. O de que es un hombre liberal, pues se libera fácilmente de los compromisos que hace, haciendo referencia al incumplimiento de más de la mitad de los 50 compromisos de gobierno que anunció.

Ya encarrerado, el panista hizo alusión al estudio de la UNAM que cuestiona la operación de la Red Ángel y prácticamente pone a la mayoría de sus programas como acciones fantasma, pues no le destina dinero para operarlas; el comentario hizo que el rector José Narro, quien había llegado bastante tarde, se removiera de su silla de invitado especial. Para cerrar con broche de oro, Zárraga acusó al Gobierno del DF de haber realizado un fraude genérico en el asunto del retiro de espectaculares en la ciudad, y dijo tener en su poder 630 facturas que Seduvi pagó a dos empresas sin haber realizado el trabajo.

Y una vez más la ironía: “En nuestra ciudad las cosas buenas pasan”… “y las malas se quedan”, dijo el diputado en tono de burla a los promocionales del informe de Ebrard, a quien no le hicieron gracia las palabras del diputado, que seguramente ya sacó boleto; es de sobra conocido el espíritu vengativo del jefe de Gobierno.

… Un evento del PRD al más puro estilo del PRI.

Comentarios