Ciberataques

Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal

A las 11 de la mañana del jueves, el grupo internacional de activistas Anonymus, cumplió su promesa: atacar las páginas del gobierno federal en su llamada Operación Independencia 15 de Septiembre. En el primer ataque tumbó la página en internet de la Secretaría de la Defensa, y portales menos robustos como el de los congresos de Oaxaca, Nayarit, y del municipio de San Luis Potosí. La batalla contra los sitios de la Presidencia de la República y el PAN resistieron la agresión eléctrica y salieron ilesos, mientras se organizaba la defensa nacional.

La Secretaría de Seguridad Pública Federal emprendió la defensa de las instituciones virtuales, en el día de la Independencia Nacional, y comenzó a blindar las páginas del gobierno federal. Anonymus pedía refuerzos en la red. “La página de la Presidencia es muy dura”, pidió en su portal hispano. “Necesitamos toda la fuerza posible. Cañones en máxima potencia”. El lenguaje es bélico y muchos pueden considerarlo como una gracejada, pero no es un tema frívolo ni intrascendente, y marca una tendencia global de resistencia activa cada vez más creciente.

Anonymus es una comunidad virtual activista e internacional, que se organiza en las redes para realizar operaciones de protesta contra gobiernos, empresas e instituciones. Es la expresión más beligerante y eficaz en la nueva organización del mundo a través de las redes sociales, que están cambiando las formas de expresión y resistencia de las sociedades. Denuncian y actúan. Toman represalias y movilizan grupos sociales a nivel internacional por una causa. Su cara está cubierta por la máscara blanca con rasgos finos que utilizó Guy Fawkes en la película “V de vendetta” en 2008.

Anonymus, son todos y no es nadie. No hay líderes, sino que son un grupo de usuarios que no se identifican, pero que están organizados a través de la red, desde donde lanzan ataques contra políticas irregulares en materia política, económica, ambiental y para enfrentar la corrupción. Manejan los conceptos de justicia y libertad, que muchas veces chocan contra esos mismos preceptos al violentar la libertad de los otros con un ánimo justiciero. Las contradicciones principistas las resuelven políticamente: no se puede respetar a quienes irrespetan, con intolerancia, la vida pública. La forma como definen qué es tolerante y justo y qué no lo es, es arbitraria. No hay un marco teórico, sino percepciones a partir de parámetros de referencia tan anónimos como ellos.

Por ejemplo, atacaron en el espacio virtual a Visa, Mastercard, Amazon y PayPal cuando se supo que no habían querido financiar a Julian Assange y WikiLeaks, sin aceptar los criterios de política empresarial que los motivaron a no invertir en los proyectos del australiano. En México lanzaron la Operación Tequila, en apoyo de Carmen Aristegui cuando fue despedida -efímeramente- de MVS, adjudicando su salida a una acción de censura del gobierno federal, que desmintió desde el principio la versión. El ciberataque #OPTequila contra MVS se convirtió en una tendencia en twitter (topic trend), y provocó que su sitio de internet estuviera inhabilitado durante dos horas.

La forma como sabotean sitios es a través de los llamados “ataques de denegación de servicio” (Ddos), mediante los cuales se lanzan peticiones masivas de servicio a una página a fin de que la plataforma sea incapaz de administrarlas, con lo cual provocan un colapso y la tumban. El Ddos es un programa que permite que desde la dirección de internet de un usuario, llamada IP, se pueda entrar miles de veces a la página que es el objetivo del ataque. Estos se llaman “usuarios simulados”, porque no representan una cifra real de ciberatacantes, a quienes se bloquea para neutralizarlos.

Eso sucedió este jueves con los portales de la Secretaría de la Defensa, el de los congresos de Oaxaca, Nayarit, y el del municipio de San Luis Potosí. Prevenida, la Presidencia de la República los venció, pese a que las solicitudes de negación de servicio volaban a una velocidad de mil por segundo, como se pudo comprobar a través del sitio de Anonymus donde se podía seguir el ciberataque en tiempo real.

El blindaje en las redes y servidores del gobierno lo ejecutó la Secretaría de Segurdad Pública Federal, que tiene a su cargo a la policía cibernética, y cuya intervención propició que Anonymus dejara de atacar a la Presidencia y se enfocara a esa dependencia, cuyos sistemas tiene un software de protección permanente (Firewall) por diseño, y una unidad de seguridad lógica las 24 horas.

Los aparatos de seguridad del Estado Mexicano, como el de otras naciones, están siempre alertas ante este tipo de ciberataques. Anonymus tiene una causa que, se puede alegar objetivamente, es justa. Sus métodos y procedimientos son heterodoxos, pero también se puede argumentar que los conceptos y las definiciones con las que se mueve el mundo de hoy, son obsoletas y anacrónicas.

Anonymus no ha realizado -que se sepa-, ninguna acción con fin de lucro, o fraudes cibernéticos. Pero por una causa, logró movilizar a miles de personas en 93 ciudades del mundo para protestar contra la Iglesia de la Cienciología, a la que acusaron de haber censurado un video -que era de esa organización-, que Anonymus colocó en YouTube.

Este tipo de agitación social ha tenido otro tipo de expresiones altamente positivas, como fue la utilización de las redes durante las revoluciones árabes, gracias a lo cual los manifestantes se comunicaron y organizaron hasta que final derrocaron a sus anquilosadas dictaduras.

Anonymus no es una comunidad revolucionaria, sino libertaria e institucional, aunque su propio lema a muchos parece amenazante: “Somos Anonymus. Somos Legión. No perdonamos. No olvidamos. Espérenos”. Como otras comunidades de su tipo, Anonymus es una nueva expresión de libertad y activismo político por fuera de lo establecido, que no se sabe cómo evolucionará y hacia dónde irá. Sólo se sabe que existe, que se mueve, que evoluciona, y que nació nueva forma de expresarse para entenderla y aprender a cohabitar con ella.

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